Educación
13/10/2020
La reapertura de escuelas sin recursos, en el peor momento de la pandemia
El gobierno es responsable. Paro de Ademys en CABA el 13 y 14 de octubre, con caravana el 14.
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Maestro de programa maestro, miembro Consejo Directivo Ademys.
Por un plan de lucha en defensa de la salud y la vida de las comunidades educativas y por recursos para Educación
Con más de 850.000 casos confirmados y 22.700 muertes, la Argentina está en séptimo lugar del ranking de países más afectados del mundo. El mismo día en que se anunciaron oficialmente 15.454 nuevos contagios y 485 muertos en las últimas 24 horas, el Ministerio de Educación nacional, luego de una serie de reuniones del Consejo Federal de Educación, anunciaron la reapertura de escuelas con un vidrioso “semáforo” de riesgo sanitario, dando vía libre a cada jurisdicción para tomar las decisiones que crea conveniente.
Un giro irresponsable por parte del Ministro Trotta, que da “luz verde” (o “amarilla”) al gobierno porteño de Larreta y la Ministra Acuña, en la reapertura de escuelas para estudiantes “desconectados”, de séptimo grado de primaria y último año de la secundaria, para actividades “no escolares” (sic) al aire libre.
Antecedentes de reaperturas provinciales
De ocho provincias que decidieron reabrir escuelas, seis tuvieron que retroceder. Particularmente grave fue la aventura del gobernador radical Morales de Jujuy, quien reabrió parcialmente las aulas en el mes de junio y pocas semanas después la población sufrió un brote de contagios imparable llegando al colapso del sistema sanitario. Lo propio sucedió en San Juan, donde el gobernador peronista Uñac avanzó en la reapertura de algunas escuelas y luego tuvo que retroceder a fase 1 de la cuarentena por la explosión de contagios.
En la actualidad, sólo tienen escuelas con actividad escolar presencial las provincias de La Pampa y Formosa (ambas gobernadas por el peronismo).
Es destacable que en La Pampa el sindicato base de CTERA (UTELPA) apoyó pública y activamente la reapertura de escuelas y contaron en todos los casos con el aval del Ministerio de Educación nacional.
Está claro que la reapertura de escuelas no obedece a una preocupación del “Estado educador” por el bien de las infancias, niñeces y adolescencias, sino a la profundización de una orientación “bolsonarista” de todo el arco político gobernante. Tampoco responde a criterios epidemiológicos objetivos. Para todo el mundo está claro que este es el peor momento de la pandemia en nuestro país. En varios países de Europa se está sufriendo la segunda ola de contagios y en Argentina todavía no superamos la primera.
El “sálvese quien pueda” del gobierno y las burocracias sindicales
Lo cierto es que Argentina tuvo una de las cuarentenas estrictas más cortas del mundo, ya que a partir del mes de mayo hubo una serie de reaperturas que llevó a que en pocos meses la movilidad de los trabajadores fuera casi total. En la última conferencia de prensa conjunta entre Alberto Fernández, Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, el gobernador bonaerense arrojó un dato revelador: según el índice de movilidad de Google medido a través del software de los celulares, comparado con la movilidad previa a la cuarentena, la Argentina estaba un 25% abajo. O sea, el 14 de agosto había una movilidad de los hogares a los lugares de trabajo del 75%.
Durante la cuarentena, sin recursos educativos ni un verdadero salario de emergencia que cubra las necesidades de todas las familias trabajadoras, se estableció un “sálvese quien pueda” con “todos en casa”. Luego, con las reaperturas prematuras y sin controles ni protocolos por parte de las patronales se impuso una vuelta a la “normalidad” que disparó el número de contagios diarios, la gran mayoría trabajadores que se enferman cumpliendo tareas laborales o en el transporte.
La CGT y las CTA colaboran activamente en desarmar a los trabajadores en la defensa de sus condiciones laborales, salariales y sanitarias.
Actúan como agentes de las patronales y el Estado, contra los trabajadores. Ante la situación actual, la CTERA en lugar de avalar debería convocar a un paro nacional y plan de lucha contra la reapertura de escuelas, ya que está en juego la salud y la vida de las comunidades educativas. Es evidente que esta reapertura provocará una expansión de la movilidad y los contactos estrechos entre estudiantes y docentes, expandiendo los contagios entre éstos y sus familias.
En un informe reciente, la Secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, detalló que hasta los primeros días de octubre se contabilizó más de 56.000 casos confirmados de Covid-19 en menores de 18 años y 52 chicos murieron. Entre los síntomas más frecuentes que sufrieron se encuentra fiebre, tos, dolor de garganta, dolor muscular y de cabeza, falta de gusto y olfato y diarrea. Queda claro que la subestimación de los efectos preocupantes de circulación del virus en niños y jóvenes es eso: subestimación.
La reapertura de escuelas es una política del Estado que pone en riesgo a los niños y jóvenes y sus familias, y se impone por presión de las patronales para avanzar en una normalización económica y de circulación del capital, que permita “liberar” a las y los trabajadores de las tareas de cuidado para convertir a las escuelas en guarderías a cielo abierto, terminar con las licencias, bajar los índices de ausentismo laboral y elevar la productividad.
En seis meses se invirtió cero peso en infraestructura escolar y medidas sanitarias
Además de los niveles de circulación viral que hace inviable pensar en un regreso a las aulas, las propias escuelas requieren un plan de refacciones, mejoras y acondicionamiento para que puedan volver a ser habitables y no pongan en riesgo a la comunidad educativa.
Es necesario, asimismo, la constitución en cada escuela de comités de bioseguridad formado por docentes y familias, en articulación con las áreas programáticas de los hospitales públicos y con el asesoramiento de especialistas, que permita tener un relevamiento preciso de las condiciones en que está cada escuela y tenga la potestad de interrumpir cualquier tipo de actividad presencial y elevar informes a las autoridades educativas.
Esto, partiendo del rechazo al retorno de actividades escolares presenciales mientras subsista la circulación comunitaria del virus o se logre avanzar en la vacunación de la población.
Por un plan de lucha en defensa de la salud, la vida y la educación
Esta situación de extrema crisis a nivel sanitario, social, laboral y salarial requiere los máximos esfuerzos organizativos y de lucha de la docencia y las
comunidades educativas. Las asambleas abiertas de Ademys resolvieron acciones y medidas de fuerza si el gobierno confirmaba la reapertura prematura de escuelas. Es preciso impulsar estas acciones para la semana que viene, comenzando con paro y caravana educativa hacia Pizzurno. Y sumarnos -con delegaciones, respetando el distanciamiento social y todas las medidas de cuidado como tapabocas, alcohol en gel, etc., a la caravana educativa hacia el Ministerio de Educación nacional para frenar esta avanzada irresponsable del Ministro Trotta, Acuña y del resto de las provincias.
Impulsamos reuniones y asambleas por escuelas y distritos, que permita fortalecer la organización de todo el gremio y darle continuidad a las medidas de lucha
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