La docencia de Educación Especial tiene este sábado 3 de junio una cita por lo demás importante en el Encuentro Educativo de Tribuna Docente y el Partido Obrero. Veamos por qué.

Las reformas antieducativas y el ajuste en curso golpean la calidad educativa y las condiciones de trabajo docente en un contexto socioeconómico que se caracteriza por el aumento de la pobreza y con ello un proceso de desescolarización o abandono escolar muy creciente. La profundización sin escalas de las barreras de acceso al aprendizaje y la participación en este cuadro son evidentes, así como también las repercusiones en el desarrollo cognitivo y psíquico de las infancias y juventudes.

Las y los docentes de la modalidad de Educación Especial vemos como cada día el derecho a la educación de las personas con discapacidades u otras condiciones en su desarrollo retrocede a pasos siderales.

Los recortes brutales que se viven en las escuelas casi cotidianamente se imponen a cuenta y orden de la Ley de Educación Nacional y las resoluciones del Consejo Federal de Educación de los K y de Macri.

El desfinanciamiento que sacude a todo el sistema educativo apunta en Educación Especial contra la cantidad de docentes por estudiante y específicamente contra el trabajo multi e interdisciplinario. Justamente el reclamo que hace tiempo recorre las escuelas de todos los niveles: la creación de equipos interdisciplinarios por escuela para garantizar la mirada multidimensional que atraviesa a lxs estudiantes y sus trayectorias.

Pero achicar el presupuesto amontonando infancias pobres es un requisito elemental para todos los gobiernos “pagadores seriales” de la deuda, como se autodefinió Cristina Kirchner. Y en esa bolsa entran todos los gobiernos de los últimos 40 años. Aunque claro que para llevarlo adelante nos hablan de inclusión y se desviven por responsabilizar a las “prácticas docentes” como promotoras de la debacle educativa y de la exclusión.

Sin embargo la realidad es que en las escuelas de Educación Especial prima el vaciamiento. En las escuelas de educación integral interdisciplinarias vienen recortando sistemáticamente el trabajo histórico que las caracteriza en parejas pedagógicas y retiran sistemáticamente a los equipos interdisciplinarios de las escuelas para asignarlos al trabajo en “territorio”, al tiempo que se profundizan las problemáticas que afectan al desarrollo y la subjetividad de la población ingresante.

En las escuelas de formación integral, luego de expulsar estudiantes mayores de 22 años sin ofrecer opciones pedagógicas acorde a posibilidades y necesidades, se impone un recorte de los tiempos y recursos para la formación en oficios o tareas de la vida diaria, tan necesarias en nuestra población cuando de inclusión social se habla. Pero claro, de la formación laboral se deduce la inclusión laboral. Y no hay cupo laboral para personas con discapacidad que valga para los gobiernos del ajuste en un país con la mitad de la población pobre.

Mientras tanto las personas con discapacidades son condenadas a la dependencia total de sus familias. Como táctica hacia el cierre de estas escuelas, entonces, descargan en las manos y los magros bolsillos de la docencia la puesta en pie y sostenimiento de los talleres de formación propiamente dichos, al punto que prohíben la opción de que los estudiantes puedan comercializar sus producciones, ni hablar de que el Estado se haga cargo de la compra, y dejan sucumbir los mismos volviéndolos obsoletos.

Por supuesto, todo esto va chocando con las resistencias de las que se arma la docencia en cada escuela. Pero allí donde se bajó la guardia ya avanzaron. Desde ese lugar se posiciona el combativo sindicato Ademys en CABA llamando a organizarse en cada escuela y cada escalafón contra el ajuste en curso, toda vez que la burocracia sindical de la UTE, convertida en una oficina del gobierno de los Massa y Cristina Kirchner, deja pasar todo el ajuste educativo.

Las transformaciones vigentes y las que están por venir requieren sin más, de la intervención de la comunidad educativa en la crisis puesto que no serán los gobiernos capitalistas quienes puedan siquiera imaginar una superación potente en términos históricos de la Escuela Especial que hoy tenemos. Para eso, es necesario aunar fuerzas, resistiendo en cada escuela y de manera colectiva junto a la izquierda que se planta para que la educación esté puesta al servicio de las necesidades populares.

Sobran los motivos. Nos vemos el sábado.

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