El paro del 4 de abril fue muy amplio en la mayoría de las provincias, aunque con acatamiento dispar en otras, en una fecha emblemática para la docencia (17 años del asesinato de Carlos Fuentealba), y en medio de una ofensiva histórica contra la educación pública de parte del gobierno de Milei, ajuste que es replicado en las provincias por todos y cada uno de los gobernadores.

El éxito de la medida fue mérito absoluto de la docencia y del activismo que lo tomó en sus manos y superó la “desorganización organizada” de la dirección Celeste de CTERA: un paro anunciado al final de un fin de semana extra largo, en una semana corta, sin tiempo de organización, debate y preparación, además de tardío , y sin continuidad. Repitiendo viejas y malas prácticas, la burocracia Celeste anunció el paro por los medios de comunicación.

Fue por lo tanto un paro impuesto por la realidad de un ataque que es mucho más que la derogación definitiva de Fondo de Incentivo Docente (Fonid), que la propia convocatoria oficial no puede soslayar: “restitución del Fonid, la urgente convocatoria a la Paritaria Nacional Docente, la restitución de un piso salarial nacional, el envío de fondos para comedores escolares, los Programas Educativos Nacionales, infraestructura; asimismo un urgente aumento para los haberes de nuestras jubiladas y jubilados y el envío de los fondos nacionales para las Cajas Previsionales Provinciales” (CTERA). Se trata de un plan de guerra que tiene muchos otros ataques más, y a lo que se suman los ajustes y paritarias a la baja de todos los gobernadores.

El paro fue convocado como parte de una fantasmal jornada de lucha nacional de la CTA de las/os Trabajadores, cuyo secretario general es Hugo Yasky, sin paro y con una movilización ultra restringida al Congreso, en donde varias dirigentes celestes hicieron breves discursos y dieron por cancelada rápidamente la medida.

También fueron ultra limitados sus objetivos. La dirección baradelista se movilizó al Congreso para que los diputados y senadores resolvieran parlamentariamente la restitución del Fonid, algo que no ocurrirá sin una lucha tenaz en las escuelas, en las calles y con un plan de paros progresivos hasta la huelga general que derrote a Milei.

La docencia

El paro fue total en Neuquén, Misiones, Córdoba, muy alto en Buenos Aires, lugares en los cuales las seccionales y sectores combativos y multicolores le dieron carácter activo a la jornada. También total en Entre Ríos, Santa Cruz, muy fuerte en Río Negro, Salta y Jujuy, y con menor acatamiento en lugares como CABA, Chubut o Mendoza.

En las movilizaciones, el cántico de las/os trabajadores de la educación fue “Con esto no va a alcanzar, paro activo nacional”.

En el Congreso, la oposición Multicolor marchó en una columna independiente junto al combativo sindicato Ademys, reclamando la continuidad de las medidas, la convocatoria a la huelga de las centrales sindicales, la CGT y las CTAs. Luego de la rápida salida del lugar de la burocracia, los sindicatos combativos y agrupaciones multicolor, entre las que se destacó Tribuna Docente, realizó un numeroso acto en la Plaza de los dos Congresos, en el cual se planteó profundizar la lucha y organizar la respuesta escuela por escuela para enfrentar a Milei y exigir a CTERA asambleas para discutir y estructurar un plan de acción en serio.

El gobierno ratificó que hay que enfrentarlo con un verdadero plan de acción, gaseando y golpeando a los manifestantes con la acción injustificada de las policías de la Ciudad de Buenos Aires y la Federal, que no impidió que se concretara la movilización y el acto.

Como señaló Romina Del Plá, dirigente de la Multicolor del Suteba Matanza, por más que hayan reprimido, ni uno solo de las/os docentes que estaban en Congreso se movieron de su lugar de lucha, porque existe la firma voluntad de enfrentar este plan de guerra contra la educación.

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