Educación

21/3/2024

Vouchers educativos: más subsidios a las escuelas de la iglesia

Mientras ajusta a la educación pública y a los salarios docentes.

Milei aumenta los subsidios a la educación privada.

El gobierno finalmente lanzó el voucher educativo para subvencionar a las familias que envíen a sus hijos a colegios privados y no puedan hacer frente al aumento de las cuotas. Se trata de un subsidio indirecto a la educación privada (sobre todo confesional) mientras se desfinancia la educación pública, y, al mismo tiempo, un intento desesperado de atenuar el colapso educativo que el propio oficialismo está generando con sus políticas de ajuste.

El voucher tendrá un tope de $27.198 por hijo y los requisitos para recibirlo es que el ingreso familiar no supere la suma de siete salarios mínimos ($1.419.600 a valores actuales), que el establecimiento educativo posea el 75% de subvención estatal o más y una cuota que no supere los $54.396.

La asistencia alcanzaría a 2.409.006 de chicos de nivel inicial, primario y secundario, insumiendo para el Estado un gasto mensual superior a $65 mil millones. Esa cifra supera los $54 mil millones destinados durante febrero al pago de la Beca Progresar que reciben los estudiantes de la educación pública con menores niveles de ingreso para poder costear sus estudios, cuyo monto se mantiene congelado en apenas $20 mil desde agosto 2023.

Como vemos, el gobierno de la motosierra decide largar fondos para subsidiar indirectamente a las empresas de la educación privada. Sobre todo a aquellas que están bajo la órbita de la iglesia católica, teniendo en cuenta el porcentaje de subvención estatal y el valor de las cuotas requeridos para otorgar el voucher. Un nuevo guiño de Milei al clero, para que siga educando a la juventud en preceptos retrógrados, bloqueando la enseñanza de la ESI en las aulas.

En contraste, se profundiza el desfinanciamiento a la educación pública. El oficialismo suspendió el pago de los fondos educativos nacionales (destinados a cubrir ítems salariales para los docentes, realizar obras de infraestructura en las escuelas y sostener los comedores escolares), recortó las transferencias a las provincias, afectando el presupuesto educativo de de cada jurisdicción (del cual dependen las escuelas e institutos de formación docente), y paralizó virtualmente la obra pública, agravando los problemas edilicios de los lugares de estudio. Además de congelar el presupuesto universitario y eliminar los subsidios energéticos que recibían los establecimientos públicos, como las universidades y las escuelas.

Ahora bien, la iniciativa de los vouchers educativos constituye una improvisación por parte del gobierno. Sucede que desde que asumió ha golpeado tanto el ingreso de las familias trabajadoras, que se ve obligado contener de alguna manera la migración de estudiantes desde los colegios privados hacia la escuela pública, llevando al colapso a esta última debido, justamente, a la asfixia presupuestaria en la que se encuentra.

Sin embargo, la magnitud de la crisis lleva a que esta asistencia se vuelva insuficiente para sostener la matrícula de las escuelas privadas. Según un informe de la UCA, 3 de cada 10 alumnos que asisten a dichas instituciones son pobres y un subsidio de $27 mil no alcanza para revertir esta realidad. Sí es necesario remarcar que el gobierno no mueve un dedo para evitar la deserción en las escuelas públicas, donde 7 de cada 10 alumnos son pobres; por el contrario, se ocupa de hundirlos cada día más en la miseria.

En lugar de parches, necesitamos medidas de fondo para sacar adelante la educación en nuestro país. Eso significa nacionalizar el sistema educativo, estatizar las escuelas privadas, triplicar el presupuesto destinado a educación y recomponer el salario docente.

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