Estudiantiles
27/4/2000|664
Basta de persecuciones en el Mariano Acosta
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Si algo faltaba para cerrar el círculo de impunidad en el que se desenvuelven los directivos del Colegio Mariano
Acosta y sus superiores en la Dirección de Educación Superior y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ahora el secretario de Educación, Mario Gianonni, no acata una orden judicial.
En dicha resolución se ordena al Secretario que inscriba en el colegio a una alumna de 4° año, turno mañana, "separada del establecimiento durante... el último receso escolar."
Esta medida represiva fue tomada a instancias del rector Raúl Bassa y la vice Raquel Papalardo, quienes habían sido denunciados, por la alumna y sus compañeros dé agrupación (revista “El Estallido”), ante la Defensoría del Pueblo, debido a sus actos autoritarios, discriminatorios y persecutorios. Las autoridades contaron con el aval de un grupo de profesores condescendientes que, nucleados en un “Consejo de Convivencia", convalidaron ‘cargos' vertidos contra alumna sin pedir pruebas, testigos o realizar investigación alguna. Todo realizado con falsos testimonios y aprietes.
Como la alumna concurre (a pesar de no habérsele permitido la inscripción) diariamente al colegio, y viendo que las presiones de las autoridades sobre la compañera no surten efecto, Gianonni envió al Colegio a un miembro de una empresa de seguridad privada con la misión de ‘apretarla'; impedir que los jóvenes entren con volantes o en contraturno, y revisar sus bolsos.
Como eso resulto insuficiente, Gianonni dio intervención a la Procuración General de la Ciudad de Buenos Aires, que se expidió recomendando: “El director debe impedir el ingreso imponiendo la sanción aplicada a la alumna, asistido por personal de seguridad y en su caso por la fuerza pública”. Estos actos de barbarie represiva y de discriminación político-ideológica de los 'educadores’ y funcionarios ‘de educación' son resistidos por la alumna y sus compañeros junto a un grupo de padres autoconvocados, haciendo petitorios, concentrándose en la puerta del colegio, etc.
Toda la comunidad educativa y la ciudadanía democrática debe pronunciarse. Que se cumpla con la resolución judicial: que se inscriba a la compañera, que cesen los arbitrarios Consejos de Convivencia represivos.