¡Victoria en Artes Visuales!

R.C.

Cuando el Centro de Estudiantes fue llamado con urgencia por la Cooperadora, nada hacía prever que el desastre (literalmente) podía alcanzar tamaña proporción. La Escuela de Artes Visuales “Martín A. Malharro” estaba destruida. La empresa Intedil S.A. había firmado un contrato en diciembre para refaccionar y ampliar el edificio, con el compromiso de entregarlo el 28/2. A mediados de marzo, lo único ‘edificado’ eran  montañas de escombros y los exámenes tenían que empezar el 18/3.

 

Rápidamente, el Centro consiguió un edificio para rendir los exámenes, a través de la solidaridad del Sindicato de Luz y Fuerza,  y llama a una conferencia de prensa. La repercusión es enorme, y se desata el conflicto: acusaciones de Villagra (funcionario de Infraestructura del Consejo Escolar) contra la empresa, y de la empresa contra la gobernación. Alrededor de 200 estudiantes participan de una Asamblea con la presencia de Villagra y de la inspectora de la rama artística, que vuelcan toda una serie de argumentos y promesas, que son cuestionados  abiertamente por los estudiantes. El Centro llamó a votar un plan de lucha con la consigna: “¡Que empiecen las clases ya!”.

 

El viernes 4 de abril, bajo la lluvia, alrededor de 80 estudiantes se  concentran en la puerta del Consejo Escolar y hacen entrega de un petitorio con más de 1.000 firmas. Allí se enteran de la nueva propuesta: “Estamos pensando en alquilar un edificio para comenzar las clases”. En una asamblea (realizada en la puerta del Consejo), se resuelve: ¡¡El lunes comenzar las clases como sea!! Adentro del edificio o en la calle, si es necesario (fundamentalmente los preparatorios, única garantía de que la escuela no desaparezca).

 

El lunes, ante el asombro general, las obras habían avanzado y, en medio de un desorden organizativo importante, comienzan las clases. Este triunfo parcial tiene un mérito muy importante: una vez lanzados a la lucha, los estudiantes de Artes Visuales, con el Centro a la cabeza, nunca bajaron los brazos, desoyendo las promesas de los funcionarios de turno y haciéndoles frente a las presiones para que “dejaran de reclamar”. Los estudiantes comprendieron rápidamente que (más allá de la truchada de Intedil S.A.) una demora exagerada en el comienzo de clases iba a provocar una deserción importante en la matrícula de los preparatorios, colocando a la Escuela en el camino trazado por la provincia, de ataque a la rama artística.

 

Adelante, compañeros.