Vivan las mujeres,abajo la ‘reforma’

En una decisión calificada como ‘histórica’, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba dispuso aprobar el ingreso de mujeres al Colegio Nacional de Montserrat.


La decisión ha sido enfrentada por la llamada comunidad montserratense, un bloque de padres, alumnos y graduados fuertemente controlados por el clero. Este sector comprende muy bien que el ingreso de mujeres es un golpe al oscurantismo educativo, independientemente que la enseñanza mixta forma parte de la ‘reforma educativa’. Los ‘montserratenses’ no cuestionan la ‘reforma’ menemista, aunque pretendan ocultarlo. Han tratado de enmascarar su posición como una defensa del contenido ‘humanista’ de su plan de estudios, pero la reforma tiene las puertas abiertas en el Montserrat. Según su propio testimonio, “bregamos por el derecho de nuestra comunidad educativa para definir conforme con nuestra propia opción el proyecto educativo… conforme con lo que marca la Constitución Nacional y la Ley Federal de Educación” (Crónica, 8/5).


El ‘claustro’ profesoral, uno de los protagonistas de la rebelión del Montserrat es, según la denuncia de la gremial docente universitaria, un coto cerrado en el que no se concursaron docentes desde la dictadura militar y en el que las autoridades son designadas rigurosamente a dedo por la trenza dominante (La Voz, 13/5).


La resolución del Consejo Superior dispone, además de la inscripción sin distinción de sexos, la formación de una comisión asesora que deberá elaborar “un plan que facilite el proceso de transición”, precisamente para llegar a un acuerdo con las trenzas clericales, pero esto fue por ahora abiertamente rechazado por la ‘comunidad’. No es una novedad la disputa por la supremacía y el control de la educación, que tiene como grandes protagonistas a la iglesia y al Banco Mundial, y que entraña el dominio de los centros de formación docente, de las trenzas profesorales y de los subsidios volcados a la ‘reconversión’ educativa. La resolución del Consejo Superior plantea la injerencia de la camarilla que gobierna la UNC en los ‘sacrosantos’ muros del Montserrat, hasta ahora reservados al dominio de la trenza profesoral ligada a la jerarquía eclesiástica.


El ‘silencio’ del clero


El clero, que se pronuncia sobre cada hecho del quehacer educativo, no fijó posición pública sobre el conflicto, porque prefirió actuar a través de los ‘montserratenses’.


En el mismo momento en que la Decibe y toda la jauría de la ‘reforma’ se cubría con las banderas del progreso por el acceso de la mujer a la educación en el Montserrat, el gobierno ratificaba el cierre y fusión de grados, a través de la ‘norma’ de grados con treinta alumnos matriculados, y estaba en pie el reclamo de los secundarios técnicos por el despojo de sus títulos. Unirse, organizarse y luchar para tirar abajo la Ley Federal de Educación y todas las disposiciones para implantarla, ésta es la tarea.