¡Abajo los diez ministros capitalistas!
"Momento de viraje"
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Lenin convenció a sus compañeros de la necesidad de levantar la movilización del 10 de junio porque llevaba a un enfrentamiento prematuro con el gobierno. Fue muy cuidadoso al respecto ante sus propios camaradas de Petrogrado, reunidos especialmente para considerar la cuestión, a los que comenzó planteándoles que “comprendía el descontento” que les había producido la decisión del comité central bolchevique de anular la convocatoria a ganar las calles. Luego de desenvolver su apreciación en torno a lo que estaba en juego, concluyó: “el comité central no quiere presionar sobre vuestra decisión; teneis pleno derecho a protestar contra los actos del comité central y vuestra decisión debe ser libre”. 1 Sin solución de continuidad, Lenin redacta una declaración de la Fracción Bolchevique, dirigida al I Congreso de los Soviets.
Textualmente: “No reconocemos las resoluciones de los soviets como resoluciones justas, de un poder justo, mientras queden diez ministros burgueses contrarrevolucionarios... Y aunque los soviets se hagan cargo de todo el poder (lo que nosotros deseamos y siempre apoyaremos), aunque se conviertan en un parlamento revolucionario soberano, no nos someteremos a las decisiones suyas que restrinjan el libre derecho de agitación, que prohíban, por ejemplo, el reparto de manifiestos en la retaguardia o en el frente, que prohíban manifestaciones específicas, etc. Preferiríamos en ese caso pasar a la situación de partido ilegal, oficialmente perseguido, pero no renunciar a nuestros principios marxistas, internacionalistas... De las razones dadas para prohibir las manifestaciones durante tres días sólo aceptamos condicionalmente una, a saber: que los contrarrevolucionarios en acecho quieren aprovechar la situación ...(y) sería necesario denunciarlos inmediatamente como enemigos del pueblo y arrestarlos... La falta de estas medidas por parte del Soviet hace que su justa razón invocada se convierta en una razón justa sólo condicionalmente y aun injusta en su totalidad”. 2 Lenin no hacía de nada un fetiche, tampoco de los soviets.
La manifestación del 18 de junio
Sin embargo, los bolcheviques tendrán rápidamente “una revancha explosiva”. 3 La ocasión, contradictoriamente, la brinda una convocatoria de los mencheviques. Es el llamado a manifestar en la semana siguiente, el 18 de junio, bajo la dirección de los ministros socialistas que integraban el cogobierno con la burguesía. “Para mantener su prestigio a los ojos de las masas, decidieron organizar una manifestación grandiosa en honor al Congreso de los Soviets. Sólo las consignas adoptadas por todos los partidos debían figurar en los carteles que portarían los manifestantes y que, como de costumbre, constituían la principal atracción: ¡Unión de la democracia en torno a los soviets! ¡Confianza en los ministros socialistas! ¡Abajo la escisión! ¡La división de la democracia es la victoria de la contrarrevolución! ¡Por la Asamblea Constituyente hacia la República Democrática!”. 4
Los bolcheviques hacen saber que participarán en la marcha con las mismas consignas que habían planteado para la manifestación proscripta apenas ocho días antes y que son anunciadas en su periódico Pravda (del 14 de junio): ¡Abajo la contrarrevolución! ¡Abajo los diez ministros capitalistas! ¡Abajo los imperialistas “aliados”! ¡Contra el desarme de los obreros! ¡Todo el poder a los soviets! ¡Abajo los capitalistas!, etc. La prensa bolchevique llamaba a cada fábrica, a cada regimiento, a adoptar estas banderas y especificaba: la manifestación no debía ser un paseo sino una revista general de las fuerzas del proletariado revolucionario. “La divisa de combate era ¡Abajo los diez ministros capitalistas!; era el modo más claro de expresar la necesidad de romper el bloque con la burguesía; no se trataba entonces de derribar al gobierno sino de ejercer presión sobre los soviets”. 5
Las masas obedecieron al llamado y superaron las mejores expectativas de los bolcheviques. Medio millón de manifestantes desfilaron durante seis horas frente al palco en el cual se encontraba la primera plana menchevique, que con desazón creciente y manifiesta en sus rostros observaban pasar los carteles que en su inmensa mayoría tenían inscriptas las consignas lanzadas por Pravda. Al día siguiente, el periódico de los mencheviques tenía que rendirse ante la evidencia: “la organización de los bolcheviques jugó un gran rol en la manifestación”. 6
El balance
Cuando las sesiones del I Congreso de los Soviets aún no habían concluido, la situación se presentaba bajo un aspecto nuevo que contrariaba el propósito de acorralar al ala revolucionaria y que era uno de los cometidos esenciales de su convocatoria. Por primera vez en las calles se presentaba una delimitación clara de posiciones en torno a dos perspectivas antagónicas de la revolución (ver en el recuadro el balance de puño y letra de Lenin). Un primer y muy práctico recuento de fuerzas había puesto en evidencia las contradicciones del proceso revolucionario abierto en febrero. Eran los preparativos de una batalla decisiva. Pero por el momento los dos bandos habían dado un paso atrás 7 : los bolcheviques habían renunciado a su propia manifestación, los conciliadores a desarmar a los obreros. Era un equilibrio muy precario luego de lo que puso en evidencia la manifestación del 18 de junio y, además, destinado a romperse bajo el huracán provocado por el choque entre la revolución y la contrarrevolución. Y muy rápidamente.
Notas
1. Lenin, “Discurso pronunciado en la reunión del comité de Petrogrado el 11 (24) de junio de 1917”.
2. Lenin en “Proyecto de Declaración del CC del POSDR y del Buró de la Fracción Bolchevique, dirigida al Congreso de los Soviets de toda Rusia, con motivo de la prohibición de la manifestación”.
3. Gerard Walter en Lenin.
4. Idem anterior.
5. León Trotsky, Historia de la Revolución Rusa.
6. Gerard Walter, Op. cit.
7. León Trotsky, Op. cit.