Historia

5/4/2018

El sueño incumplido de Luther King

A 50 años de la muerte del referente del movimiento negro.

“I have a dream” (yo tengo un sueño).


¿Cuál era el sueño del pastor bautista Marthin Luther King, de cuyo asesinato (4 de abril de 1968) acaban de cumplirse 50 años? Frente a una multitud de 1 millón de personas negras movilizadas en Washington, dijo tener el sueño de “una América fraternal”. Fundador y primer presidente de la fundación Souther Christian Leadership Conference (SCLC), fue un defensor de los derechos civiles y de voto del pueblo negro a partir de 1964/65, aunque ya en 1955 había adquirido notoriedad por el boicot a los autobuses de Montgomery, después de que una mujer negra fuera arrestada por negarse a darle el asiento a un hombre blanco. Las movilizaciones que siguieron a ese hecho provocaron dos muertos por la represión, y la casa de King fue atacada con bombas incendiarias. Fue entonces que la Corte Suprema declaró inconstitucional la segregación contra los negros, pero su resolución nunca fue cumplida.


Sin embargo, la SCLC prosiguió su prédica pacifista –King se decía seguidor de Ghandi− pese a la violentísima represión y los arrestos masivos (lo que le valió fuertes críticas del activista negro Malcom X, también asesinado). Incluso King fue apresado en Albany por presiones del jefe de policía, Laurie Pritchett, aunque las movilizaciones que siguieron a su arresto lograron su libertad pocos días después.


En Birmingham, un centro del racismo, no había policías ni tenderos ni empleados negros, y la desocupación entre ellos triplicaba a la de la población blanca. Entre 1945 y 1962 hubo cincuenta atentados, sobre todo contra iglesias para negros, mientras el Ku Klux Klan (KKK) asesinaba impunemente. En la Pascua de 1963, encarcelado, King escribió su “Carta desde la cárcel de Birmingham, en la que reiteraba su mensaje pacifista. Fue liberado por pedido del presidente Kennedy. El 2 de mayo de ese año, otra marcha pacífica de King fue reprimida con perros, gases y cachiporras por policías y comandos civiles.


El 15 de septiembre de 1963 el KKK puso una bomba en una iglesia bautista de la calle 16, también en Birmingham, y asesinó a cuatro niñas y a otras 22 personas. Después de la marcha multitudinaria sobre Washington y su famoso discuso “I have a dream”, King empezó a sufrir fuertes divisiones en su movimiento, especialmente luego de que a seis niños negros admitidos en una escuela hasta entonces reservadas a blancos les incendiaran sus casas y sus familias tuvieron que mudarse. El 7 de marzo de 1964 otra vez una manifestación negra fue atacada por hordas de blancos armados, acompañados y protegidos por la policía. King había convocado a suspender esa movilización después de reunirse con el presidente Lyndon Johnson.


King se decidió a “romper el silencio” sobre la guerra de Vietnam” sólo en 1967. Dijo entonces que el gobierno norteamericano era “el más grande proveedor de violencia en el mundo, por lo que fue atacado duramente por la revista Times y el diario The Washington Post. King denunció también la alianza “entre los Estados Unidos  y los terratenientes de América latina”. Hay una evidente evolución hacia posiciones más combativas en los últimos años de King, quien, a su vez, repudiaba al marxismo “por su concepción materialista de la historia”, que negaba la religión.


Luther King era pacifista y reformista, pero incluso esos límites, como ha dicho una publicación, resultaron mucho para un establishment que decidió combatirlo.


50 años después


Cincuenta años después de su muerte, la causa por los derechos civiles se enfrenta a un reanimamiento de los movimientos supremacistas de la mano de Trump, que apañó el accionar de esas bandas contra militantes antifascistas en Charlottesville. Los derechos democráticos vienen sufriendo un revés en Norteamérica desde la “guerra contra el terrorismo” iniciada en 2001.


El fusilamiento de jóvenes negros por parte de las fuerzas policiales se desarrolla con total impunidad. Además, el 60 por ciento de la población carcelaria de los Estados Unidos están compuesta por negros e hispanos, porcentaje que trepa al 90 por ciento en las cárceles privadas porque en ellas “es más barato alimentarlos” (PO 1359). La polarización social se ha acentuado.


Todo esto desmiente las patrañas de Obama acerca de un fin de la segregación racial (bajo su administración, cabe recordar, la Guardia Nacional fue desplegada en Ferguson para sofocar los levantamientos contra el crimen del joven Michael Brown a manos de la policía). Los demócratas han manipulado el cincuentenario como escenario de campaña electoral: en los homenajes, el presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC), Tom Pérez, dijo que la manera de cumplir el sueño de Luther King es a través del ejercicio del voto.


La lucha por los derechos civiles, en cambio, requiere la movilización junto a la clase obrera y la más firme delimitación de los partidos de la guerra imperialista.