Historia

18/10/2007|1014

“La dialéctica de la historia”

“…El socialismo no es más que el paso siguiente al monopolio capitalista del Estado. O dicho en otros términos, el socialismo no es más que el monopolio capitalista de Estado puesto al servicio de todo el pueblo y que, por ello, ha dejado de ser monopolio capitalista.


No cabe termino medio. El curso objetivo del desarrollo es tal, que no hay posibilidad de dar un paso de avance, partiendo de los monopolios (cuyo número, papel e importancia ha venido a decuplicar la guerra), sin caminar hacia el socialismo.


O bien se es un demócrata revolucionario de hecho, y en este caso no hay que temer ningún paso hacia el socialismo.


O bien se temen los pasos hacia el socialismo y se condenan, como lo hacen Plejanov, Dan y Chernov, alegando que nuestra revolución es una revolución burguesa, que no se puede ‘implantar’ el socialismo, etc., etc., y entonces se desliza uno fatalmente hacia Kerenski, Miliukov y Kornilov, es decir, hacia la represión reaccionario-burocrática de las aspiraciones “democrático-revolucionarias” de las masas obreras y campesinas.


No hay término medio.


Y en esto estriba la contradicción fundamental de nuestra revolución.


En la historia, en general, y en épocas de guerra, en particular, no se puede permanecer parado. Hay que avanzar o retroceder. En la Rusia del siglo XX, que ha sabido conquistar por vía revolucionaria la república y la democracia, es imposible avanzar sin caminar hacia el socialismo, sin dar pasos hacia él (pasos condicionados y determinados por el nivel técnico y cultural: en la agricultura basada en las haciendas campesinas es imposible “introducir” la gran explotación mecanizada; en la fabricación del azúcar es imposible suprimirla). Y tener miedo de avanzar, significa retroceder, que es precisamente lo que hacen los Kerenski, con la gran fruición de los Miliukov y los Plejánov y con la estúpida complicidad de los Tsereteli y los Chernov.


La guerra, al acelerar extraordinariamente la transformación del capitalismo monopolista y el capitalismo monopolista de Estado, pone de este modo a la humanidad extraordinariamente cerca del socialismo: tal es, precisamente, la dialéctica de la historia.


La guerra imperialista es la víspera de la revolución socialista. Ello no sólo se debe a que la guerra engendra, con sus horrores, la insurrección proletaria —pues no hay insurrección capaz de instaurar el socialismo si no han madurado las condiciones económica para él— sino que el capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún paso intermedio.”


 


*Vladimir Lenin, extracto de “La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla”