Historia

11/3/2022

Solo los bolcheviques reconocieron la independencia nacional de Ucrania

Cartel de 1920 ideado por el escritor Vladimir Mayakovski

La nación ucraniana no fue inventada por los bolcheviques, como dijo hace poco Putin. El pueblo ucraniano se formó luchando por su autodeterminación, primero defendiéndose del azote mongol a principios de la Edad Media, después contra el sometimiento de la alta nobleza polaca-lituana católica y posteriormente sometidos por el imperio zarista de Moscú. Nunca estuvo unida, siempre fue descuartizada entre los distintos imperios y potencias europeas. Si bien existía un origen común con los rusos (los eslavos de la Rus de Kiev) y también una religión en común, la ortodoxa, existían diferencias culturales y los ucranianos poseían un idioma propio, que el estado zarista se esforzaba infructuosamente en destruir. Antes de 1917, Rusia era una cárcel de pueblos, habiéndose anexado todos los de alrededor.

“La revolución de febrero de 1917 levantaba de palabra el derecho a la autodeterminación de las naciones, pero lo estrangulaba en la práctica, continuando la herencia del zarismo”(1). Los bolcheviques se hicieron fuertes en los consejos de obreros, soldados y campesinos (soviet). Con el programa de paz, pan y tierra, acaudillando a las masas tomaron el poder en Petrogrado y Moscú. Rápidamente, en Ucrania los obreros y campesinos llevaron adelante sus propios levantamientos para unirse a la nueva nación revolucionaria.

Ucrania y la revolución bolchevique

Ucrania experimentó diversos regímenes durante los dos primeros años de la revolución. Después del derrocamiento de la monarquía zarista con la revolución de febrero de 1917, el régimen de Kerensky fue establecido en Ucrania, bajo la forma de la Rada (parlamento) de Kiev. El gobierno provisional de Kerensky, a pesar de reconocer de palabra el derecho a la autodeterminación, se negaba a reconocerle la autonomía. Unos días después de la Revolución de Octubre, un poder soviético ucraniano derrocó a la Rada: en Kiev tomaron el poder el 12 de diciembre de 1917 y el 22 de diciembre en la ciudad ucraniana de Jarkov. Todos estos cambios se dieron en el marco de la primera guerra mundial, donde Alemania continuó la guerra contra Rusia, a pesar del cambio de régimen del zar a los soviets. Entonces la Rada volvió a la ciudad de Kiev con la ayuda de las bayonetas alemanas. “El régimen de ocupación alemán fue enmascarado por la pequeña burguesía pseudo-democrática” (2). La Rada Ucraniana, el gobierno burgués nacionalista de Kiev, se convirtió en la república popular de Ucrania. A pesar de las hostilidades con la Ucrania soviética de Jarkov del este, los Bolcheviques reconocieron a la Rada de inmediato y les permitieron formar parte de las negociaciones de paz de Brest Litovsk como enviados de un país soberano.

En los primeros días de la Revolución de Octubre Trotsky se dirigió a los países beligerantes en la primera guerra mundial con el objetivo de firmar una paz general. Los bolcheviques planteaban una paz sin indemnizaciones ni anexiones. Los ex aliados del imperio zarista y del gobierno provisional (Inglaterra y Francia) rechazaron los términos. Después de una intensa agitación revolucionaria, la naciente república soviética, se vio obligada a firmar un acuerdo de paz desfavorable con Alemania imperial, en el cuadro de un avance germano que puso en peligro a la misma Petrogrado en los primeros meses de 1918.

Los alemanes se apoderaron, de forma temporaria, del Báltico, Polonia, Finlandia y de Ucrania, arrebatando a Rusia casi un tercio de su superficie cultivable, vías férreas y el 75% de su producción de acero y de hierro. La república ucraniana se transformó en una colonia de los imperios Alemán y Austrohúngaro, los cuales proporcionaban asistencia militar a los ucranianos de Kiev para que enfrenten a los bolcheviques de Járkov. Pero los alemanes, casi inmediatamente, exigieron la disolución de la república ucraniana, pasando ellos al control directo de los territorios. Esto motivó el golpe de Estado de Skoropadski, jefe monárquico cosaco ucraniano, que liquidó la Rada Central aboliendo la república bajo las órdenes directas del imperio alemán. “Entonces los alemanes se deshicieron de la basura democrática e instalaron a su mayordomo noble, Hetman Skoropadsky” (3).

Con la paz de Brest Litovsk se produjo el fin de la guerra en el frente oriental. El alto mando alemán aprovechó la ocasión para lanzar una nueva ofensiva sobre el frente occidental europeo, que fracasó rotundamente, debido al ingreso de los yanquis y sus tanques que inclinaron la balanza hacia las potencias occidentales. La derrota en la guerra produjo la insurrección alemana y la caída del Kaiser (emperador). En esta ocasión tomó el poder la socialdemocracia derechista, que tenía ministros en el gobierno imperial del Kaiser, apoyaban la guerra y tenían un frente con la poderosa burguesía industrial. Los más grandes dirigentes revolucionarios (Rosa Luxemburgo, Carlos Liebknecht entre otros) fueron asesinados y la burguesía alemana logró retener el poder. La caída del Kaiser dejó al monárquico ucraniano Skoropadki sin el sustento necesario y estalló un levantamiento republicano, apoyado por el nuevo gobierno alemán, que derivó en el gobierno del Directorio de Kiev.

La revolución alemana, que tuvo repercusiones inmediatas en Ucrania, derribó el régimen de Skoropadsky. Durante un tiempo los Petlyuristas (Directorio) estuvieron en el poder. El régimen de Petlyura fue respaldado por una invasión anglo-francesa y greco-rumana. Entonces, el poder de los soviets derrocó a los Petlyuristas directorales recuperando de forma temporaria la ciudad de Kiev, hasta la llegada de los blancos de Denikin (general zarista ucraniano). Es importante considerar que toda esta cronología está inscripta en el proceso de guerra civil que los ejércitos blancos e imperialistas desarrollaron salvajemente contra la revolución bolchevique que había triunfado en Rusia. Pero el poder del Estado, cualquiera que sea la forma que tome, exigía que los campesinos procuren cereales a las ciudades y entreguen a sus hijos para luchar en la guerra. De ahí la oposición de los campesinos a todos los poderes del Estado, que dio terreno a la proliferación de tendencias anarquistas. Los Majnovistas anarquistas que en muchas ocasiones se aliaron a los bolcheviques contra los blancos, no pudieron desarrollar una salida alternativa (terminaron saqueando a los campesinos para obtener recursos. Y resultaron impotentes contra las unidades regulares blancas por estar aferrados a las tácticas de guerrilla).

Después que los alemanes aplastaron a los soviets de Ucrania, en los primeros días de la revolución, muchos elementos más revolucionarios de la clase obrera se fueron de Ucrania, y lucharon en otros lugares con el ejército rojo. En mayo de 1919 Trostky planteaba la necesidad de Ucrania de pasar de la guerra de guerrillas a un ejército regular. Los acontecimientos habían cambiado. La clase obrera en el poder necesitaba un ejército regular. Para obtener de forma definitiva las reivindicaciones (tierra) y expulsar a los blancos de una vez por todas (paz). Esto se tornaba en una necesidad acuciante frente a los nuevos ataques de los ejércitos blancos regulares de Denikin.

Denikin, después de la muerte del jefe golpista antibolchevique Kornilov, se hizo cargo del ejército Blanco del sur. Recorrió Ucrania asesinando a judíos, rojos y anarquistas. Por ser un hombre formado en el ex Estado zarista ruso, expulsó al Directorio ucraniano de la ciudad de Kiev. Tras fallidos intentos de conciliación, el 24 de septiembre el Directorio ucraniano le declaró la guerra a Denikin. Este restauró la vieja y represiva política del Zar, como la prohibición del idioma ucraniano, la persecución de la intelectualidad ucraniana y los pogromos contra judíos. Esto causó el rechazo de gran parte de la población hacia Denikin y su ejército blanco. En el cuadro de esa derrota parcial existió un cambio de conciencia en los trabajadores y campesinos de Ucrania y en todo el aparato político ucraniano. Un giro hacia “el orden soviético” (4). Expulsadas de Ucrania por Denikin y en clara oposición a la revolución soviética, las fuerzas del Directorio ucraniano realizaron un pacto con el polaco mariscal Josef Pilsudsky, dictador y fuerte anticomunista. Los bolcheviques volvieron a tener la iniciativa a finales de 1919. Vladimir Lenin el 28 de diciembre de 1919, en su carta a los obreros y campesinos de Ucrania a propósito de las victorias contra Denikin, decía: ”Las tropas rojas han vuelto a ocupar Kiev, Poltava y Járkov y avanzan victoriosamente hacia Rostov. En Ucrania hierve la insurrección contra Denikin” (5). Lenin –en esa carta- explica que la lucha por el socialismo exige luchar por la autodeterminación nacional. Porque solo de esa manera se podrá superar a los “nacionalistas” que pretenden enrolar la “independencia” en una dependencia contrarrevolucionaria de los poderes imperialistas contra la república soviética. Perseguido por los bolcheviques, Denikin entrega el mando de sus tropas al barón Wrangel y huye a Turquía.

“El último conflicto, y el más importante de todos” (6), indudablemente, fue el que provocó en el verano de 1920 la invasión del ejército polaco. El polaco Pilsudski invadió Ucrania y el 6 de mayo de 1920 se apoderó de Kiev, desalojando nuevamente a los bolcheviques. Los bolcheviques estaban sinceramente interesados en sostener la paz. Fue Pilsudski el que impuso la guerra. Y si pudieron lanzarse a la batalla, una vez más, fue porque las masas del pueblo sovietico habían venido siguiendo, día tras día, el duelo diplomático y tenían motivos más que suficientes para estar inquebrantablemente convencidas de que a los bolcheviques se los obligaba a guerrear contra su voluntad producto de una invasión polaca injustificada.

La victoria del Mariscal Pilsudski en Ucrania duró poco. Unas cuantas semanas de ocupación polaca fueron suficientes para que el campesinado se levantara contra los invasores. El ejército rojo estaba definitivamente equipado, en el momento de mayor poderío, contaba con 5 millones de hombres en armas. La toma de Kiev por los polacos, que carecía de justificación, provocó que el pueblo sovietico se conmoviera ante aquella agresión. Trotsky volvió a recorrer los ejércitos y las ciudades movilizando hombres y material. Los bolcheviques recuperaron definitivamente la plaza de Kiev el 12 de junio de 1920, y comenzaron toda una serie de triunfos para las armas rojas. Los polacos retrocedieron con gran rapidez. lo cual demostraba el grado de ligereza sobre el que estaba cimentada la campaña del polaco Pilsudski.

Mientras en Moscú sesionaba el segundo congreso de la III Internacional, el comité central del gobierno sovietico discutía la cuestión de Polonia. Lenin consideraba que había que avanzar sobre Varsovia llamando a los obreros y campesinos a levantarse y tomar el poder. Trotsky, en cambio sostenía que primero había que negociar una paz y realizar una agitación sobre las masas polacas. Las tropas rojas ingresaron al territorio polaco al mando de Mijaíl Tujachevski, pero en Polonia no se produjo un levantamiento. La irrupción del Ejercito Rojo, fortaleció la unidad nacional polaca en torno a los nacionalistas reaccionarios que explotaron la historia donde el zarismo ruso había ahogado en sangre los levantamientos independentistas. Los trabajadores polacos partidarios de la unión internacionalista revolucionaria con el Octubre ruso, quedaron aislados. Mientras tanto la dupla Vorochilov-Stalin, considerando que la victoria en Varsovia estaba asegurada y buscando su minuto de gloria avanzaron sobre Lvov (la ciudad más poblada en Ucrania). La división de las tropas sovieticas permitió a los ejércitos blancos realizar una contraofensiva en Ucrania y el Cáucaso. Las tropas blancas de Wrangel, el reemplazante del fugado Denikin, estaban bien equipadas pero eran poco numerosas.

A pedido del comité central Trotsky volvió a Ucrania y reagrupó el Ejército Rojo que se encontraba en retirada. Los blancos retrocedieron a la península de Crimea, tratando de resistir el nuevo embate de los Rojos, en el estrecho de Perekop. Los bolcheviques avanzaron y aniquilaron al ejército blanco arrojándolos al mar Negro. De forma paralela el frente polaco estaba estancado, en este cuadro el gobierno revolucionario discutía qué hacer. Una mayoría quería avanzar y tratar de sovietizar Polonia, considerando que el beligerante Mariscal Pilsudski no iba a respetar la Paz. Trotsky se opuso nuevamente, defendiendo la autodeterminación del pueblo polaco. “Lenin abandonó a la fracción guerrerista y desplazó su influencia para apoyar a Trotsky” (7). El ejército rojo retrocedió y firmó la paz con Polonia el 12 de octubre de 1920.

Las dos consignas más importantes que hicieron posible la victoria militar para los bolcheviques en Ucrania durante la guerra civil fueron: el respeto absoluto a la autodeterminación de las nacionalidades y el reparto de la tierra para los campesinos. Al finalizar la guerra civil, la mayoría de las nacionalidades del antiguo imperio ruso, como los ucranianos, aceptaron voluntariamente constituir una federación socialista.

Ucrania y la degeneración stalinista

Durante el primer período de su existencia la Ucrania Soviética fue una poderosa fuerza de atracción agrupando diferentes nacionalidades, estimulando la lucha de los obreros y campesinos. Tuvo la capacidad de ganarse a la intelectualidad revolucionaria de la Ucrania Occidental esclavizada por Polonia.

Todo cambió con la monstruosa burocratización del Estado obrero sovietico. La autodeterminación y las aspiraciones nacionales fueron pisoteadas. “Después de la toma del poder, tuvo lugar en el partido una seria lucha por la solución de los numerosos problemas nacionales heredados de la vieja Rusia zarista. En su carácter de comisario del pueblo para las nacionalidades, Stalin representó invariablemente la tendencia más burocrática y centralista. Esto se evidenció especialmente en la cuestión de Georgia y en la de Ucrania. En cada línea de sus cartas y propuestas, Lenín vibra con la urgencia de conformar en la medida de lo posible a aquellas nacionalidades que habían sido oprimidas en el pasado” (8).

En las propuestas de Stalin, siempre se destacaba la tendencia al centralismo burocrático. Utilizaba la excusa de garantizar las necesidades administrativas, pero en realidad se trataba de defender los intereses de la burocracia, contra los más legítimos reclamos de las nacionalidades oprimidas. Sus reclamos fueron catalogados como manifestaciones de nacionalismo pequeñoburgués. Estos síntomas se manifestaron con fuerza en 1922-1923. A partir de de esta etapa las posiciones nacionalistas y opresoras tuvieron un enorme crecimiento, ligado al reforzamiento de la burocracia stalinista, llevando a una completa asfixia a cualquier tipo de desarrollo nacional independiente de los pueblos de la URSS.

En 1922 Stalin intentó presentar una nueva constitución, mucho más centralista que su predecesora de 1918, que restringiría los derechos de las nacionalidades no rusas obligándolas a responder ciegamente al poder central, a lo que se oponían con todas sus fuerzas georgianos y ucranianos. Lenin, en una primera instancia apoyó a Stalin; pero cuando recibió un informe independiente de una comisión investigadora enviada a Georgia, se escandalizó por la actitud patotera de los amigos de Stalin. Cambió de posición y recordó que los derechos de los georgianos, ucranianos y otras nacionalidades eran más importantes que las necesidades de centralización administrativa que aducía Stalin.

Luego de la muerte de Lenin, derrotada y reprimida la oposición de izquierda y expulsado Trotsky de la URSS, la burocracia estranguló y saqueó a todos los pueblos de la “Gran Rusia”. Pero en Ucrania las cosas fueron particularmente brutales para ahogar las esperanzas nacionales. En este territorio las restricciones, las purgas y las represiones, adquirieron dimensiones extraordinarias. La burocratización aplastó la autodeterminación y el autogobierno. La “colectivización forzosa” sometió de nuevo al campesinado y les arrancó los frutos de su trabajo, con represión, deportaciones masivas y una hambruna excepcional. Más de 2 millones murieron de hambre. Se fortalecían –clandestinamente- las tendencias nacionalistas y antirusas. Por otro lado, las partes de Ucrania que quedaron fuera de las fronteras de los dominios del Kremlin (las que anexó Polonia) fueron utilizadas como monedas de cambio en sus combinaciones internacionales con los gobiernos imperialistas.

Ucrania y la invasión de Hitler a la URSS

Los infames y fraudulentos procesos de Moscú (36-38) aniquilaron a los dirigentes de Octubre y a los héroes de la guerra civil en todo el territorio sovietico. En particular a los más altos y capacitados líderes del ejército Rojo que lucharon con Trotsky en Ucrania, como el mariscal Tujachevski.

Las purgas minaron la confianza y simpatía de las masas ucranianas al régimen sovietico. En este marco se hicieron más fuertes los sectores reaccionarios, que colocaron su nacionalismo al servicio de las potencias capitalistas en pugna en la Segunda Guerra. Sobre esta trágica confusión, basa Hitler su política en la cuestión ucraniana. “Sí no fuera por la violación de la Ucrania Soviética por parte de la burocracia stalinista, no habría política hitlerista en Ucrania”(8).

Stalin, en el decimoctavo Congreso del partido comunista, realizó el notable papelón en defensa de Hitler contra las supuestas calumnias de las democracias occidentales “¿Hitler intenta atacar a Ucrania? ¡Nada de eso!”(9).

Hitler invadió la URSS el 22 de junio de 1941. La política traidora de la burocracia favoreció la invasión. La Ucrania soviética sufrió las consecuencias de la maquinaria de guerra nazi. Los nacionalistas burgueses ucranianos, agrupados en el fascista Ejército de Liberación Ucraniano, se aliaron al ejército nazi, y combatieron bajo sus órdenes. El rechazo a la dictadura stalinista hizo que amplios sectores de masas apoyaran la invasión nazi y vieran a la Alemania de Hitler como el mejor aliado para lograr su anhelo de independencia nacional. Pero rápidamente comprendieron su brutal error. Los nazis fueron peores incluso que los stalinistas. No dieron lugar a ninguna reivindicación nacional (la gran Ucrania), masacraron a los judíos y lo más importante instauraron nuevos terratenientes.

A pesar del lastre de la burocracia cobarde, el pueblo obrero y campesino se levantó contra los nazis. Esto le permitió una gran contraofensiva militar del Ejército Rojo, primero defendiendo las ciudades más importantes (Moscú y Petrogrado rebautizada en Leningrado), después expulsando a los nazis de Stalingrado en el Volga. Las tropas rojas recuperaron Ucrania apoyados por las masas que preferían inmolarse contra los nazis antes de soportar un solo día más su tiranía. El ejército rojo avanzó hasta Berlín, tomando la ciudad en 1945 destruyendo a los nazis por el este y de todos los países que liberaron a su paso

Una salida para Ucrania

Solo los bolcheviques reconocieron la autodeterminación del pueblo ucraniano. Cuando liberaron Kiev de los invasores polacos, fueron aclamados por las masas en las calles, todo lo contrario al recibimiento de las tropas rusas en estos días. La integración a la Unión Soviética fue voluntaria y la opinión de las mayorías. Los obreros apoyaron la dirección y planificación de la producción en las grandes ciudades. Los campesinos fueron conquistados por el reparto de tierras y los intelectuales con la verdadera lucha por la independencia nacional. Solo la clase obrera en un frente con el campesinado y acaudillando a todos los oprimidos, puede nuevamente, lograr estas reivindicaciones. Los burócratas ucranianos devenidos en capitalistas devuelven a Ucrania al papel de peón de las potencias imperialistas, que tuvo antes y durante la conformación de la URSS.

La lucha por el dominio de la restauración capitalista amenaza nuevamente a la nación ucraniana con su desintegración. La Otan cerca la Rusia putiniana con el objetivo de capitanear este proceso y volverla una colonia del imperialismo. Putin invade Ucrania con el objetivo de seguir dominando este proceso. Los bandos en pugna nada tienen que ofrecer a las masas ucranianas, salvo ser nuevamente el pato de la boda. “Rechazamos cualquier fetiche que nos impida ver la manipulación imperialista de los regímenes políticos de otros países, como sucede en Ucrania y el este europeo, colonizado por el capital financiero que sostienen los fierros de la Otan. Frente a eso, los métodos de masacre y sojuzgamiento nacional de Putin y su camarilla de magnates nada tienen que ver con liberación alguna” (10). Por eso lo más progresivo frente a esta situación es plantear: guerra a la guerra. Fuera la Otan y la burocracia rusa putiniana devenida en capitalista. La autodeterminación del pueblo ucraniano será defendida y respetada en el cuadro de las nuevas revoluciones obreras y campesinas, que sigan las conclusiones y los extraordinarios pasos de Octubre. Terminarán, de una vez por todas, con el imperialismo y barrerán de la faz de la tierra a los anacrónicos restauradores del capital.

 

1- Prensa Obrera, 26/2

2- León Trotsky, “Lecciones de Ucrania, una vez más” (28 de junio de 1919).

3- Idem.

4- Idem.

5- Prensa Obrera, 27/2.

6- León Trotsky, Mi Vida

7- Isaac Deutscher, Trotsky, el profeta armado.

8- León Trotsky, “La cuestión ucraniana” (22 de abril de 1939).

9- Victor Serge, Vida y Muerte de León Trotsky

10- Prensa Obrera, 26/2

Ilustración de la nota: cartel de 1920 ideado por el escritor Vladimir Mayakovski. “Llamamiento común de ucranianos y rusos. Que el señor no sea el amo del trabajador”.