“A por ellos…”

Los mineros llegaron a Madrid

A estas horas, la movilización que recibió a la Marcha Negra de los mineros asturianos, leoneses y aragoneses en Madrid ha culminado. Los mineros han emprendido el regreso a sus provincias y uno de ellos ha dejado un balance escueto: “de algo servirá”.


Centenares de mineros, ataviados con sus ropas de trabajo e iluminados por las linternas de sus cascos, ingresaron en la capital en la madrugada, se detuvieron en la Puerta del Sol y se fundieron luego con una movilización de más de veinte mil trabajadores. Con lanzamientos de petardos cada tanto y el grito de “a por ellos, oe , oe” culminaron su marcha en el Ministerio de Industria y enfrentaron a las fuerzas de seguridad, en enfrentamientos que produjeron 76 heridos y en los que hubo seis detenidos.


La Marcha Negra ha conmovido al país y se ha convertido en la movilización política más importante de la clase obrera europea en lo que va del año. Al paso de los mineros, que comenzaron su Marcha el 23 de junio, a un mes de iniciar su huelga indefinida, se desplegó una acción inmensa de solidaridad y los mineros se convirtieron – una vez más – en vanguardia de la lucha nacional. El 25 de junio miles, en su mayoría mujeres, inundaron las calles de Bembibre contra el cierre de las minas de carbón. El 26, la movilización se repitió, en mayor número, en León y una parada frente al Edificio Botines (sede de la Diputación) saludó a los seis mineros encerrados allí desde que se inició. Allí se cantó el himno minero “Santa Bárbara bendita” que presidió batallas campales durante la Guerra Civil Española – “traigo la camisa roja, mira como vengo yo, de sangre de un compañero, mira Maruxina mira, mira como vengo yo”, dice una de sus estrofas.


Los reclamos de la huelga minera son un testimonio vivo del parasitismo del Estado español. Los trabajadores piden que se cumpla el acuerdo firmado el año pasado entre el Ministerio de Industria y los sindicatos mineros ,por el cual se determinaban ayudas estatales para la explotación de las cuencas mineras del norte de España hasta el año 2018, dinero que debía provenir de la Comunidad Europea y no del gobierno español y sobre el cual no hay respuesta oficial. El plan consistía en reducir las ayudas paulatinamente al 10 % anual en tanto se creaban otras fuentes de trabajo. El gobierno Rajoy produjo una reducción de las ayudas cinco veces mayor, invocando la crisis, y colocó las minas al borde del cierre.


Además, los mineros preguntan al Estado qué pasó con los Fondos Mineros comprometidos para la creación de industrias alternativas, que debían emplear a los trabajadores una vez producido el cierre de las minas, dentro de seis años. Una carta publicitada por los mineros ha demostrado que los fondos se fueron en obras o refacciones de municipios y que no se construyó una sola industria ni se habilitó un solo empleo apelando a estos Fondos.


El cierre de las minas tiene un doble objetivo político. Por un lado, liquidar el convenio colectivo de los trabajadores mineros, arrancado con la enorme huelga del año 62 y uno de los mejores que haya conquistado el proletariado español. Un convenio que choca con el planteo de los empresarios españoles, dirigido a descentralizar los convenios con el propósito enunciado por un “catedrático” español tiempo atrás: “una empresa tiene que poder empeorar las condiciones del convenio colectivo del sector si no puede cumplir” (El País, 17.4.2012). En segundo lugar, quebrar el espinazo del sector de la clase obrera española que ha hecho gala de la acción directa y de los “cortes de ruta”, al mejor estilo piquetero.


Es decir, no están en juego sólo los 8.000 empleos directos que utiliza la industria del carbón (de los 40.000 existentes años atrás).


Debe tomarse nota del enorme respaldo de artistas e intelectuales a la huelga y movilización minera, un ejemplo a escala mundial. Ciento dos intelectuales han suscripto un manifiesto a favor de la minería española, algunos de ellos cincuenta años después de haber desplegado la misma iniciativa en aquella huelga del 62. Junto al poeta José Caballero Bonald y escritores como Armando López Salines y Almudena Grandes se encuentran músicos como Víctor Manuel, Joaquín Sabina, Ana Belén, Miguel Ríos, entre otros, y actores como Pilar Bardem – “iría con vosotros marchando, si no fuera por mis años”.


No por casualidad, buscando quebrar el efecto de la Marcha Negra, Rajoy, a la misma hora, anunció el mayor ajuste en la historia de España y que incluye la suba del IVA del 18 al 21 %, la eliminación de la paga de Navidad, la jubilación a los 67 años y la rebaja de los seguros de desempleo, entre otras medidas. Pero la Marcha Negra “para algo servirá”.