A veinte años de la Revolución Sandinista

Acaban de cumplirse 20 años del derrocamiento de la dinastía de los Somoza, ocurrida el 19 de junio de 1979, por medio de la victoria de la revolución sandinista.

La revolución en Nicaragua abre una nueva etapa de la revolución latinoamericana …


La guerra civil en Nicaragua es una poderosa insurgencia revolucionaria del conjunto de las masas de la nación oprimida, cuya dirección se encuentra en manos del Frente Sandinista de Liberación y de sus aliados —los doce, el FAO (1), el Consejo de entidades empresarias, etc.


El Frente Sandinista de Liberación no es una dirección proletaria —para serlo debería encarnar, por sus métodos y programa, los intereses históricos del proletariado, es decir, la estrategia de la dictadura de la clase obrera—. Pero el FSLN se ha pronunciado por un gobierno burgués democratizante de coalición con los partidos burgueses y el empresariado no somocista y por el respeto de la propiedad privada. Según las últimas informaciones, acaban de aprobar un programa de orden burgués, en el que se establece, además, la reestructuración del ejército permanente, el pago puntual de la deuda externa y la colaboración del capital extranjero, es decir, un programa de reconstrucción del Estado burgués.


¿Puede triunfar la revolución sobre estas bases? ¿Puede asegurar esta estrategia la solución radical de los gravísimos problemas del atraso del país y la opresión nacional de las masas nicaragüenses?


Es indudable que no. La más elemental reivindicación de las masas —la extirpación de raíz de la dictadura somocista, la satisfacción de la aspiración a la tierra de las masas campesinas y la completa y cabal independencia del país— exige, mínimamente, la confiscación de la gran propiedad agraria y del somocismo, la recuperación para la nación del control de sus recursos estratégicos y el armamento de los obreros y campesinos. La realización de este programa democrático revolucionario choca de inmediato con la propia burguesía democratizante, ligada al gran latifundio, al capital extranjero y durante 40 años defendida por la ‘Guardia Nacional’. La estrategia burguesa democratizante formulada por el FSLN y sus aliados de la Junta de Reconstrucción Nacional (2) no es otra cosa que una soga atada al cuello de la revolución y de las masas insurgentes. Sólo la conquista del poder por el proletariado, apoyado en los campesinos y los oprimidos de la ciudad, puede asegurar la victoria de la revolución …


Constituye un descomunal despropósito, por todo esto, decir que la revolución nicaragüense es una revolución proletaria. Es indiscutible que están presentes en primer plano las grandes mayorías nacionales. Pero éste es el rasgo común de toda verdadera revolución … En Nicaragua, ciertamente, los obreros están presentes físicamente en la guerra civil, pero no como clase, a través de sus organizaciones independientes y mucho menos en calidad de dirección —lo que implicaría la ya existencia de su partido obrero revolucionario.


En 1973-74, Nicaragua conoció un importante ascenso de la clase obrera, debidamente estrangulado por la dirección stalinista. Esto, sumado a la historia política muy reciente del proletariado, explica que hoy los sindicatos no jueguen un papel relevante en la revolución y que estén a la cola del frente burgués.


… En esta época en que el capitalismo se ha transformado completamente en un sistema mundial … todo gran levantamiento de las masas plantea potencialmente la revolución proletaria … Pero para que lo potencial se transforme en efectivo, la tendencia en germen en fenómeno dominante y hegemónico, es necesario que el proletariado madure políticamente bajo la experiencia sandinista, choque contra sus propias ilusiones en esta fracción política, desarrolle su independencia de clase y, en definitiva, construya su partido revolucionario.


Estamos en presencia, no de una revolución proletaria sino de una insurgencia de las masas oprimidas dirigidas por la pequeña burguesía, que actúa por cuenta de la burguesía nacional y por las fracciones democratizantes de ésta …


Las tendencias foquistas, que fracasaron completamente en toda la década pasada, pretenderán ver en la revolución nicaragüense una revigorización de sus planteos … El foquismo pretende olvidar el monstruoso fracaso del FSLN, de 1960-1978, período en el que protagonizó un foquismo consecuente, que lo llevó a la división y al descrédito. La revolución nicaragüense no tiene su origen en la estrategia foquista; todo lo contrario: es el producto de la exacerbación de la crisis social, que se transformó en una crisis del régimen político por la división de la burguesía y la intervención de las masas. El FSLN se ha transformado en el canal y dirección de las masas a pesar de su política … En las condiciones de la guerra civil, la dirección del FSLN sigue representando una estrategia de sustitución de la dirección del proletariado y de colaboración con la burguesía. En la medida en que es hoy un gigantesco canal de masas, el FSLN representa, desde el punto de vista de clase, un movimiento de todas las formaciones precapitalistas del país —desde la pequeña burguesía acomodada, ligada a la gran burguesía y el imperialismo (que tiene un papel preponderante en la dirección del FSLN) hasta el proletariado atomizado, pasando por los campesinos y los diversos estratos de capas pobres de las ciudades—; en estas condiciones, existe la posibilidad de que se desarrollen tendencias plebeyas que aspiren a medidas radicales en materia agraria y nacional …


Desde los primeros signos de la crisis revolucionaria, la tendencia de la contrarrevolución se fue estructurando, teniendo por eje y dirección al imperialismo norteamericano … Ya en plena guerra civil, propuso la intervención militar de la OEA para imponer un cese del fuego. Para el imperialismo yanqui, lo decisivo es evitar el desmantelamiento de la ‘Guardia Nacional’ —ya que esto entrañaría la posibilidad del armamento de las masas— y arribar a un pacto de garantías con la Junta de Reconstrucción, para implementar el tránsito ‘pacífico’. La dirección burguesa antisomocista ha entrado directamente en esa negociación política …


Los gobiernos latinoamericanos se han dividido en apariencia en dos bloques, pro y antisomocistas, como quedó registrado en la votación de la OEA. ¿Significa esto que los gobiernos seudo constitucionalistas o militares ‘institucionalizadores’ del Pacto Andino (3) apoyan la revolución? Si es así; ¿cómo se explica el apoyo de la dictadura argentina, hondureña, brasileña, y de EE.UU., al voto que pide la renuncia de Somoza? … Los gobiernos del Pacto Andino han ejercido un indisimulado intervencionismo en la Junta de Reconstrucción … En definitiva, consideraron inviable la intervención militar de la OEA, en el cuadro del estado somocista, pero la guardan como alternativa en defensa del recambio burgués que están propugnando.


Los oportunistas de toda laya se han apresurado en saludar y apoyar la postura del Pacto Andino …


La mejor solidaridad con las masas insurgentes de Nicaragua es… luchando por la revolución proletaria en cada uno de nuestros países. Como parte de esta lucha, la agitación por la defensa de la revolución nicaragüense debe hacer centro en la denuncia de la burguesía de cada país mediante la propaganda, la agitación y las manifestaciones de masas.


Algunos impostores, que se disfrazan de trotskistas, plantean, por el contrario, que se debe formar una brigada latinoamericana para luchar militarmente en Nicaragua (4). Nadie en su sano juicio puede oponerse, por principio, a la formación de tales brigadas. Pero, preguntamos: ¿a la revolución nicaragüense le faltan hombres, o más bien el 90 por ciento de las masas están en pie de guerra? Y ¿cuál es la orientación política de esa brigada? ¿Se unen, políticamente, a los destacamentos proletarios (lamentablemente inexistentes) para luchar por la revolución o se someten incondicionalmente a la dirección burguesa?


Esta última es la posición de los impostores. Estos sostienen el desatino de que para participar militarmente en la revolución hay que someterse previamente a las tendencias extrañas al proletariado. Nos vemos en el deber de denunciar, además, la forma indiscriminada del reclutamiento que hacen los impostores —fácil terreno para la infiltración política de elementos hostiles a la clase obrera …


Contra la tendencia de la dirección burguesa de estructurar un gobierno de reconstrucción del Estado, y dejar para las calendas griegas la expresión de la soberanía popular, la TCI plantea el reclamo de la convocatoria de una asamblea constituyente soberana y democrática como la forma de desarrollo consecuente de las aspiraciones políticas democráticas y para desnudar la demagogia democratizante de la burguesía. Para la TCI, se trata de una consigna transitoria que se subordina a la estrategia de la revolución proletaria.


Por todo lo dicho, planteamos:


• Abajo Somoza.


• Ruptura total con la burguesía, agente del imperialismo y estranguladora de la revolución.


• Por las milicias obreras y campesinas.


• Por la revolución agraria y antiimperialista, ocupando las tierras y los grandes bancos y fábricas.


• Por la Asamblea constituyente soberana y democrática.


• Por el gobierno obrero y campesino.


• Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina.


La Paz, 16 de julio de 1979


Partido Obrero Revolucionario (Bolivia); Política Obrera (Argentina); Organización Trotskista Revolucionaria (Perú); Comité de Enlace de los militantes trotskistas chilenos; Política Proletaria (Venezuela); Tendencia Trotskista (Brasil); Liga Obrera (Palestina, organización simpatizante)

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