Abajo las reformas laboral y previsional reaccionarias, antiobreras y antisindicales

Resolución de la Conferencia Latinoamericana realizada entre el 15 y 18 de noviembre en Buenos Aires.

A continuación, reproducimos la resolución aprobada por el Plenario de la Conferencia Latinoamericana, realizada entre el 15 y 18 de noviembre y organizada por el Partido Obrero de Argentina y el Partido de los Trabajadores del Uruguay.


Abajo las reformas laboral y previsional reaccionarias, antiobreras y antisindicales


Unidad de los trabajadores latinoamericanos contra la ofensiva negrera del FMI y los gobiernos lacayos. Fuera la burocracia sindical. Por direcciones clasistas y la construcción de partidos obreros y socialistas.


A medida que se profundizan las consecuencias de la crisis capitalista mundial sobre América Latina, los gobiernos y monopolios intentan volcar el costo de la misma sobre las masas trabajadoras.


Las burguesías nacionales, por caso Nicaragua y Argentina, corren presurosas a mendigar préstamos al FMI, ante las crisis de deuda con la banca imperialista, deudas fraudulentas y usurarias que constituyen mecanismos de expoliación y sometimiento nacional de nuestros pueblos.


Pero los préstamos del FMI y la banca imperialista están atados a fuertes cláusulas que profundizan el carácter semicolonial de cada república y atacan las condiciones de vida de la clase obrera y las masas explotadas. Los pactos del FMI están condicionados a que los gobiernos impongan ajustes, impuestazos contra el consumo, privatizaciones masivas incluso de la salud y educación, tarifazos y enajenación de los recursos naturales y estratégicos y reformas laborales y previsionales contra los trabajadores y jubilados de cada país. 


El pasaje de los regímenes de contención centroizquierdistas y nacionalistas a regímenes de ofensiva directa contra la clase trabajadora abrió en América Latina un período convulsivo, que condicionan agudamente la lucha de la clase obrera, poniendo al rojo vivo en los sindicatos, la disyuntiva: o sometimiento al Estado actuando como instrumento de bloqueo de la lucha de masas o direcciones revolucionarias que organizan las mismas y colocan a la clase obrera, como alternativa de poder.


Reformas laborales antiobreras


El primer ‘pato de la boda’ lo constituye el salario y las conquistas de los trabajadores. No se trata sólo de las devaluaciones monetarias que hacen retroceder el salario del trabajador frente a una acelerada carestía. El objetivo de los capitalistas es tratar de modificar estructuralmente las condiciones de trabajo de los asalariados, para incrementar la tasa de explotación perforando cada vez más el valor de la fuerza de trabajo. Para ello viene implementando y se pretende nuevas reformas laborales reaccionarias, antiobreras y antisindicales. La jornada de 8 horas, cuya lucha fue lanzada por el congreso de fundación de la II Internacional en 1888 y que logró imponerse a través de la lucha obrera en todo el mundo está  prácticamente abolida. Numerosas legislaciones han habilitado la extensión de las horas de trabajo diarias a 9 (Perú), 10 (Colombia, Chile) y hasta 12 horas (Brasil). Los regímenes indemnizatorios para los trabajadores  -despidos, accidentes de trabajo, etc.- han sufrido fortísimos recortes en casi todos los países. Sólo con la última reforma sobre salubridad y accidentes de trabajo implementada por Macri con la colaboración de la burocracia sindical peronista, la patronal argentina “ahorró” $17.600 millones, pero los accidentes aumentan. Esta experiencia argentina demuestra la necesidad de eliminar las ART (aseguradoras privadas de accidentes); no se puede convertir en un negocio financiero la vida y seguridad del trabajador. La seguridad laboral debe estar bajo control directo de los trabajadores, con comisiones electas que tengan derecho al veto de las medidas patronales que consideren ponen en peligro la salud obrera.  Las patronales pretenden directamente eliminar la indemnización por despido, eliminado así el contrato por tiempo indeterminado lo que transforma al trabajador en un rehén de la arbitrariedad patronal.


En Brasil, el gobierno Temer hizo aprobar la enmienda 95 que congela el presupuesto de salud, educación y gastos sociales por 20 años. Y junto a esta declaración de guerra contra los gastos sociales se plantea el cese de concursos públicos para los empleos públicos, avanza el trabajo contratado, la tercerización y precarización laboral. No solo se plantea apoyar la lucha de los trabajadores y el pueblo brasilero para anular esta enmienda antipopular, sino también la lucha contra la precarización, por el pase a planta permanente de los contratados.


Lo mismo la vigencia de los Convenios Colectivos de Trabajo (CCT) donde se anulan las cláusulas de ultraactividad (que impedían retroceder de una conquista ya convencionada) y se avanzan en convenios por empresa, por sección ¡y hasta individuales! Bolsonaro anuncio que pretende imponer la tarjeta ‘verde-amarelo’ para que las patronales transformen al asalariado en un trabajador autónomo sin relación de dependencia. El CCT es una de las conquistas bases del sindicalismo obrero: impide que la patronal pueda contratar trabajadores pautando salario y condiciones laborales en forma individual. Está obligada a respetar el mínimo acordado para cada categoría.  Uno de los ataques más fuertes en materia de reforma laboral ha sido el votado bajo el gobierno de Temer en Brasil que desregula prácticamente casi todas las defensas de los trabajadores (CCT, anulación de conquistas de la mujer trabajadora, insalubridad, no pago de horas extras, desconocimiento de la antigüedad, tercerizaciones, etc.). En la Argentina previa a Macri, la de Cristina Kirchner, la tercerización laboral avanzó en la realidad y en la legislación (Código Civil) y en esa lucha fue asesinado por grupos de choque de la burocracia sindical ferroviaria, nuestro compañero Mariano Ferreyra, hoy un símbolo de la lucha socialista de la juventud y la vanguardia obrera.


La ‘reforma Temer’ ha sido tomada como modelo por las burguesías vecinas. En la Argentina asambleas de las cámaras empresarias han reclamado una reforma similar. “Quedamos descolocados en la competencia económica” dicen. En Uruguay un dirigente patronal ha planteado que si no imponen una reforma de este tipo van a llevar sus fábricas a Paraguay donde las conquistas y el salario obrero serían menores. Ahí está permitido a las patronales ‘descolgar’ fuera del CCT a sus fábricas si tienen ‘dificultades’ de mercado o producción.  ¡Y después nos hablan de ‘patria’! Cínicos. Los capitalistas argentinos tienen sus sedes y socios en Brasil y viceversa. Los autos Fiat, Ford, Volkswagen y otros se fabrican y ensamblan a ambos lados de la frontera del Mercosur, recibiendo subsidios de todo tipo de sus gobiernos (que paga en definitiva el pueblo trabajador), mientras dibujan una ‘integración’ que es la de los monopolios para expoliar a los pueblos. Con estas amenazas de deslocación de sus empresas hacia el país que tenga menores salarios y conquistas laborales, los capitalistas pretenden chantajearnos e introducir una competencia entre trabajadores para aceptar reducciones en nuestras condiciones laborales. El Mercosur, hoy en terapia intensiva, el emprendimiento de las burguesías socias de los monopolios imperialistas, no ha sido el instrumento de la “patria grande”, sino una plataforma de ataque común a las conquistas de la clase obrera. La crisis industrial en desarrollo es utilizada por las patronales para chantajear a los obreros con el propósito de que acepten reducción de salarios o sean despedidos. Las burocracias sindicales propugnan hacer bloque común con las patronales justificándolo en que lo hacen para ‘defender’ la industria ‘nacional’ (aunque en la mayoría de los casos se trate -incluso- de empresas imperialistas) y evitar los despidos. Ningún despido: reparto de las horas de trabajo, sin descuento salarial. Organizar la unidad entre las organizaciones obreras y trabajadores de las distintas naciones que se quiere hacer competir a la baja, para quebrar este propósito.


En la Argentina ante la rebelión obrera en oportunidad de votar las leyes contra la jubilación en diciembre último el gobierno ha postergado la reforma laboral. Ahora pretende imponerla dividiéndola por gremios: los enfermeros han sido descalificados como profesionales y ven sus conquistas y salarios menoscabados; los trabajadores aeronáuticos tienen avances importantes contra sus conquistas y el gobierno ha incumplido con la ‘cláusula gatillo’ que planteaba la indexación salarial. Pero el mayor emprendimiento flexibilizador es el convenio petrolero, que produjo miles de despidos en la industria petrolera convencional, cinco muertes obreras en lo que va del año y, es la base, del área de nuevas inversiones por fracking en la gran reserva internacional gasífera de Vaca Muerta. Similares se han impuesto en la industria lechera, ferroviarios y otras. El ataque a los convenios salariales y de condiciones de trabajo no es un capítulo cerrado sino una realidad de final abierto en la Argentina como lo demuestran grandes luchas, por caso la de la gran huelga docente universitaria que llegó a movilizar medio millón de docentes y estudiantes, aeronáuticos, Luz y Fuerza de Córdoba, Docentes de Neuquén y en estos días las de miles de enfermeras y enfermeros. Tanto la burocracia sindical oficial de la CGT argentina, como la burocracia opositora ligada al kirchnerismo, son tributarias de la flexibilización laboral y de la “gobernabilidad”. Su lema es que Macri termine su mandato, secundarizando la lucha de los trabajadores en función del “hay 2019” electoral, como Lula y el PT plantearon “hay 2018”.


 La ‘reforma Temer’ fue votada por el parlamento brasilero porque la central obrera (CUT) dirigida por el PT y Lula han bloqueado toda real movilización obrera y de masas. Ha subordinado la lucha contra la reforma laboral a las elecciones del 2018 prometiendo el triunfo del PT y Lula quienes desde el gobierno revertirían la medida. Lo que han logrado es desmoralizar y atomizar la fuerza de la clase obrera y sus organizaciones y facilitar el triunfo electoral del fascista Bolsonaro. Este ha prometido redoblar sus ataques a las condiciones de vida de los trabajadores (amenaza de eliminar el aguinaldo, etc.) con métodos de guerra civil e intervención militar en lo que se prefigura como un gobierno semibonapartista con copamiento policíaco militar de las instituciones republicanas.


Contra esta política del FMI, el capital financiero imperialista, los gobiernos y los capitalistas latinoamericanos debemos oponer a la competencia entre los explotados la unidad internacionalista de los trabajadores: Abajo las reformas laborales antiobreras y antisindicales; defensa de la ultraactividad-mantenimiento de conquistas; defensa de los CCT; paritarias libres sin intervención de los poderes estatales que patean a favor de los patrones, sin techo salarial; salario mínimo igual a la canasta familiar, indexado mensualmente de acuerdo a la inflación; prohibición de despidos: reparto de horas de trabajo sin menguar el salario; legislación protectora de los derechos de la mujer (derecho al aborto, mejores condiciones salariales y ambientales para la maternidad, etc.).


Victimizan al trabajador jubilado


El capitalista considera al trabajador jubilado como un gasto superfluo: ya no está en condiciones de producir plusvalía y ganancias. Está obligado a sostener  la salud del trabajador activo y de sus hijos porque necesita esa mano de obra en condiciones de producir en sus fábricas.


Lagarde, del FMI, declaró que los ‘viejos’ estaban viviendo mucho. Siendo el jubilado un gasto ‘improductivo’ para el Capital, el patrón considera abusivo que su vida se extienda y haya que pagarle un salario diferido que es la verdadera naturaleza de la jubilación. Por eso la tendencia capitalista en boga es la de aumentar la edad de retiro para el trabajador activo y disminuir el pago transformando la jubilación en una pensión asistencial a la tercera edad divorciada del salario en actividad. En Argentina, Macri hizo votar una ley que plantea el ‘derecho’ al retiro ‘voluntario’ a los 70 años. Pero los planes de reforma previsional  en marcha, pretenden pasar del régimen voluntario a uno obligatorio. La expectativa de promedio de vida es de 76 años. Obliga al trabajador a aportar toda una vida laboral para luego disminuir a unos pocos años la jubilación. El monto actual que perciben los jubilados al momento del retiro ronda el 60% del salario en actividad (el 75% está en el mínimo jubilatorio) y el promedio jubilatorio está en el 40% del promedio salarial.


La reforma previsional aprobada -luego de fuertes choques de masas contra el gobierno- y que disminuyó  el cálculo de actualización de las jubilaciones en 100 mil millones de pesos en 2018, les resulta insuficiente. Vienen por más. Temer, que no pudo imponer la reforma jubilatoria se ha reunido con Bolsonaro y anuncio que volverá a intentarlo antes de que este asuma en enero próximo. En toda Latinoamérica ha habido importantes movilizaciones y levantamientos contra la reforma previsional. En Nicaragua, donde se elevaron los descuentos salariales y de haberes a trabajadores y jubilados para las cajas previsionales se desarrolló un levantamiento popular con apoyo de un sector de la burguesía que ha sido reprimido con un pasaje del gobierno nacionalista a los métodos “bolsonaristas”, algo que conocimos en el Perón de los años ’70 en Argentina.


A instancias del FMI, los gobiernos aducen que los gastos previsionales hacen imposible el funcionamiento de las cajas jubilatorias por falta de fondos suficientes y que hunden los presupuestos nacionales. Pero son esos mismos gobiernos los que eximen cada vez más de pagar a las patronales los aportes a los sistemas previsionales, lo que produce la desfinanciación. La excusa es que así se van a crear más empleo por menores gastos de los capitalistas, pero esto se ha demostrado como una falacia total: las cajas bajan sus fondos, pero lo que se incrementa es el desempleo y/o el trabajo en negro y precario. En esta última condición avanza aún más el desfinanciamiento actual de las cajas jubilatorias.


En la Argentina, desde Menem en adelante se ha producido una transferencia colosal de recursos de las cajas previsionales a los bolsillos patronales que Macri ha profundizado desde fines del año pasado. Al mismo tiempo saquean las cajas jubilatorias para pagar los intereses usurarios de las deudas públicas, engordando el bolsillo de los bancos. El Fondo de Garantía del ANSES argentino tiene un 70% de sus recursos ‘invertidos’ en los peores títulos del gobierno. Son fuertes las campañas gubernamentales y de los medios periodísticos que responden directamente al gran capital, para imponer en la ‘opinión pública’ la idea que el gasto fundamental y desequilibrante de los presupuestos públicos nacionales es el previsional. Lo que pretenden es directamente barrer con el sistema jubilatorio como lo hemos conocido hasta el presente, reducir al mínimo el gasto patronal e imponer un subsidio estatal elemental a ‘la vejez’.


Ha vuelto a la agenda el plan de imponer un sistema de “jubilación privada” que actuaría para los sectores de mejores ingresos como un complemento del subsidio a la vejez. Bolsonaro ha declarado éste como uno de sus objetivos y uno de sus primeros viajes internacionales será a Chile para ver cómo se aplica el ‘exitoso’ modelo privado de las AFP. Pero Chile ya está de vuelta: el año pasado hubo una manifestación de un millón de personas en Santiago, reclamando la derogación de la jubilación privada, la nacionalización del sistema y la reintroducción y aumento de los aportes patronales. En Uruguay, en la campaña electoral del 2014, el Frente Amplio, hoy en el gobierno, anunció en su plataforma, un plan para extender la edad mínima necesaria para poder jubilarse. Una fuerte repulsa obrera y popular le impido aplicar esta reforma antiobrera, pero ahora están aquilatando el momento de aplicar estas ‘reformas’ ajustadoras. La gran huelga del magisterio uruguayo obligo al gobierno a suspender la legislación antihuelga (declaración de servicios esenciales) decretada para quebrar la lucha contra el ajuste. (En toda América Latina el magisterio está al frente de la lucha contra las reformas educativas privatizadores: exhortamos al movimiento estudiantil a confluir y unirse a esta lucha nacional de los trabajadores de la educación).


Contra el genocidio económico-social a los trabajadores jubilados debemos encarar conjuntamente la lucha para rechazar las reformas laborales reaccionarias y antiobreras.


Las direcciones sindicales burocráticas, políticamente dependientes de los gobiernos y formaciones políticas centroizquierdistas y nacionalistas burguesas (populistas) han dejado avanzar este deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores jubilados y seguramente ‘pondrán el hombro’ en conciliar con los planes fondomonetaristas. Sin planes de lucha, sin huelga general, no se podrá detener esta masacre previsional. Recordemos que los regímenes jubilatorios fueron impuestos por la lucha de los trabajadores del siglo XX contra la clase patronal y los gobiernos burgueses (huelga general de 1924 en Argentina, etc.). Fue la lucha la que impulso su creación y será la lucha la que los defenderá.


No a la jubilación privada: estatización, sin compensación, de los fondos de pensión privados existentes, bajo dirección y control de los trabajadores. Sistema jubilatorio a cargo y cuenta de las patronales: la jubilación es una parte diferida del salario y debe incluir la totalidad de los ingresos del trabajador en actividad e indexarse automáticamente con los aumentos salariales. Defender todos los regímenes especiales de jubilación (docentes, salud, etc.): no son privilegios, son conquistas de los trabajadores. Cajas jubilatorias dirigidas por los trabajadores con elecciones proporcionales y revocabilidad. Sistema de salud dirigido por trabajadores y jubilados, con salud universal, integral, pública y gratuita.


Unidad de los trabajadores…


Para encarar estas luchas  por las condiciones de vida de los trabajadores es fundamental que tengamos nuestras organizaciones de masas recuperadas. Es insustituible la tarea de la expulsión de las burocracias sindicales dependientes del estado y los partidos patronales. Para ello hay que poner en pie poderosas agrupaciones sindicales clasistas La avanzada capitalista contra las conquistas obreras históricas que está en curso a escala mundial, en América latina venía siendo desenvuelta por los gobiernos nacionalistas y centroizquierdistas, que han pavimentado el camino de los Macri y Bolsonaro, o giraron hacia métodos bolsonaristas como Ortega en Nicaragua. Esto testimonia el agotamiento del nacionalismo burgués y de las burocracias sindicales unidas a él. Esto aunque se presenten como una (pseudo) alternativa contra los gobiernos de derecha. Una salida obrera a la crisis que los capitalistas vuelcan sobre la clase obrera exige una completa independencia de ambos, y el desarrollo de partidos y corrientes revolucionarias que colaboren en esa perspectiva. Es necesaria la unidad entre los trabajadores en actividad, los desocupados y los que se jubilaron. El movimiento piquetero argentino de larga tradición, protagonista de la rebelión popular de 2001, constituye una referencia en América Latina. El Polo Obrero hoy centra su desarrollo en combatir la integración al Estado de las organizaciones tradicionales del sector y unir las centenas de miles de desocupados organizados a la lucha por la independencia política con la clase obrera y por una nueva dirección clasista en el movimiento obrero en su conjunto. La lucha por la autonomía de las organizaciones obreras es indisoluble de la lucha por la independencia política de la clase obrera y la lucha por una nueva dirección sindical clasista es indivisible de la lucha por la construcción de un partido político de clase y de la lucha por el gobierno de los trabajadores.


La cuestión de la huelga general está a la orden día en la lucha para derrotar los planes de ajuste en todos nuestros países, la que debe ser ajustada de acuerdo a la maduración de los trabajadores. La batalla por Congresos de Delegados mandatados por asambleas de base de todos los sindicatos para viabilizar las reivindicaciones y remover los obstáculos y frenos de la burocracia sindical, no sólo constituye una herramienta por la democracia sindical que  oxigene la lucha de nuestra clase, sino que forma parte integral de una aproximación transicional de la clase obrera a una organización con proyección de lucha por el poder político.


Plan de lucha contra las reformas previsional y laboral en marcha. Coordinemos fuerzas en toda América Latina. Abajo los planes fondomonetaristas: por gobiernos de trabajadores en cada uno de nuestros países. Por la Unidad Socialista de América Latina.


Llamamos a una campaña de denuncia y movilización contra las reformas reaccionarias laboral y jubilatoria. En caso de que se intente consumar la segunda en Brasil, convocamos a organizar marchas sobre las embajadas brasileras en cada país y a enviar repudios a dicha medida. Ídem si esta se efectiviza en Argentina. Los partidos y agrupamientos intervinientes en esta Conferencia Latinoamericana nos comprometemos a enviar denuncias y notas sobre los intentos de avance y la resistencia de las masas para ser publicados y difundidos en cada una de nuestras prensas partidarias.