Abriendo camino hacia una movilización internacional contra la guerra imperialista

Balance positivo de la charla internacional

Heller (PO), Antonopoulos (NAR) y Riera (CUP)

El sábado pasado se realizó -a iniciativa del PO- una charla debate internacional, bajo el título “La guerra imperialista hoy”. Con la presencia de Carles Riera, diputado de la CUP en el parlamento de Catalunya; de Pavlos Antonopoulos de la dirección del NAR (Nueva Izquierda) de Grecia y de Pablo Heller del Comité Nacional del Partido Obrero de Argentina.

Los tres oradores coincidieron en el transcurso del debate que estamos frente a una guerra imperialista entre los EEUU y la Otan de un lado y Rusia del otro. De ninguna manera de una guerra de liberación nacional o por la autodeterminación nacional de Ucrania. El gobierno de Zelensky es un peón del Departamento de Estado yanqui y de la Otan.

No se trata solo de una declaración de principios. La CUP fue el único bloque parlamentario que votó contra la Otan en el parlamento español y, por supuesto, en el parlamento catalán. Fue acompañado por el Bloque Autonomista Galego. El NAR se viene movilizando en Grecia contra la instalación de bases de la Otan que lleva adelante el gobierno derechista de la llamada Nueva Democracia. Denuncia que la base de Alejandropolis en el norte griego está preparada para participar de un ataque a Rusia y/o sus eventuales aliados y lo mismo la de la isla de Creta en el sur.

El PO argentino ha presentado –viabilizado con el bloque de diputados nacionales del Frente de Izquierda (FITU)- un proyecto de resolución en el Congreso Nacional denunciando a la Otan y se ha movilizado en oportunidad de la reunión de la cumbre otanista con Biden en Madrid, sobre la Cancillería argentina, para denunciar los planes guerreristas y la complicidad vergonzosa del gobierno de Alberto Fernández que viene votando en las Naciones Unidas las mociones yanquis contra Rusia.

La CUP y el NAR participaron activamente –junto a miles convocados por diferentes organizaciones- en la manifestación de masas que se realizó el 26 de junio en Madrid repudiando el conclave militarista-imperialista.

De diferentes orígenes ideológicos y políticos y con diversas propuestas, los tres oradores coincidieron en la necesidad de fortalecer contactos para organizar nuevas y crecientes manifestaciones de masas contra la guerra.

“Guerra a la guerra”

Los tres dirigentes también coincidieron en la consigna de “guerra a la guerra” señalando que el principal enemigo está dentro, en la burguesía de cada país. Y plantearon que no hay que dejarse arrastrar detrás de ninguno de los dos bandos en guerra: ni apoyar la invasión de Putin a Ucrania ni, menos aún, la política guerrerista de la alianza EEUU-Unión Europea-Otan. Pablo Heller hizo hincapié en que la responsabilidad principal del conflicto le cabe a las grandes metrópolis capitalistas que apuntan a un amplio proceso de colonización económica y política, que tiene como propósito completar bajo su tutela el proceso de restauración capitalista, iniciado hace varias décadas. El avance en Europa del Este y en Ucrania, que ha ido de la mano con la expansión militar de la Otan, es un tiro por elevación contra Rusia y también contra China.

Dentro de estos principios de lucha independiente hubo caracterizaciones y propuestas de salida con ángulos diferenciados. Para el orador de la CUP, la ofensiva yanqui contra Rusia también atacaba “en el corto plazo” a la UE. Criticaba a la conducción de la UE por haberse adaptado a la presión estadounidense. Una posición –según el dirigente de la CUP- que llevaba a la UE a renunciar a su soberanía, perjudicando sus intereses. Pero viene al caso destacar que el “europeísmo”, en oposición a Estados Unidos, no tiene un contenido progresivo. Esta bandera que es recogida por la burguesía del viejo continente significa pugnar por una resurrección y recuperación de un lugar más relevante en el concierto internacional para el imperialismo europeo.

Más allá de las diferencias y choques entre los diversos imperialismos, éstos han constituido un frente común en la escalada guerrerista contra Rusia (evidenciado en los acuerdos de la cumbre de la Otan en Madrid). Todos coinciden en la necesidad de obligar a Rusia a una apertura del proceso de restauración capitalista que permita al imperialismo avanzar en la colonización económica y política de Rusia. Como antes se hizo en la guerra de la Otan en los Balcanes, desmembrando Yugoslavia, y como se viene haciendo en el ex espacio soviético de Europa Oriental. Los roces interimperialistas “occidentales” son parte de una competencia por mercados, señaló el dirigente de la CUP.

Por otra parte, para el compañero de la CUP, habría que obligar a detener la guerra, haciendo cumplir aspectos de los acuerdos de Minsk: desmilitarizar Ucrania y desnuclearizarla, declarándola zona de neutralidad, echando a putinistas y otantistas.

Heller planteó que había que apelar a la confraternización de los trabajadores y soldados de Ucrania y de Rusia, que había que apoyar la lucha por el derrocamiento de los gobiernos criminales que azuzaban la guerra tanto en uno como en otro país. Una “paz imperialista” sería una salida típica de la “guerra fría” que se transformaría rápidamente en un episodio circunstancial hacia nuevas guerras “calientes”. Y que podría hasta llegar a pactar a un desguace, reparto y división reaccionaria de Ucrania.

El dirigente del NAR señaló que estamos ante un período de preguerra como los que antecedieron la primera y segunda guerra mundial y que entrábamos en nueva era de descomposición capitalista y la amenaza de una tercera guerra mundial.

Independencia política 

“¿Cómo nos preparamos en esta competición mortífera entre bandos capitalistas?”, se preguntó el NAR. “La peor opción es aceptar que no hay alternativa”, que se debe “optar entre uno u otro bando”, como hace la mayoría de la izquierda que ha abandonado las tradiciones revolucionarias de movilización contra las bases de la Otan y llena las plazas en apoyo a la lucha contra Rusia. O los que, de otro lado, apoyan a Putin, pintándolo como cierto resistente al imperialismo.

Ni la Otan pelea por llevar la “democracia” y el derecho a la autodeterminación a Ucrania, Rusia y el este europeo, ni Putin es antiimperialista, como lo evidencia masacrando pueblos (Chechenia) y oprimiendo naciones en los “espacios” bajo su control. El que pretende ser el nuevo zar de Rusia solo defiende su lugar y sus privilegios y el de la burguesía oligárquica constituida con el desarrollo de la restauración capitalista. Mientras que los imperialismos yanqui y europeo entienden que la restauración del capital solo culminará realmente, desplazando a los nuevos oligarcas rusos e instaurando un proceso de colonización económica y política bajo su hegemonía directa. La tendencia a la guerra imperialista está en pleno desarrollo, no solo contra Rusia, sino principalmente contra China.

Heller planteó contra todo pesimismo que hay alternativas, que se están desarrollando por un lado crisis y descomposiciones políticas de los regímenes guerreristas (caída de Johnson en Gran Bretaña, de Draghi en Italia, etc.) y por otro una creciente movilización y respuestas de masas en todo el mundo (Sri Lanka, Ecuador, Panamá, Mozambique, etc.). No falta y se acrecentará la oposición de los trabajadores y de los pueblos, lo que es necesario ver es cómo se para la izquierda que se reclama revolucionaria en este proceso histórico. Es vital la independencia política de la clase obrera y la intervención en la creciente lucha de clases nacional e internacional, construyendo un nuevo internacionalismo en la lucha contra el capital, que para el PO –destacó Heller- es poner en pie la IV Internacional y la lucha por gobiernos obreros y de los trabajadores en todo el mundo.

A poner en marcha los compromisos de movilización internacional contra la guerra imperialista.