Internacionales
9/3/2006|936
Afganistán: El otro pantano
Hace ya mucho tiempo que la prensa norteamericana ha dejado de comparar el “pantano iraquí” con la “ocupación exitosa” de Afganistán. Es que en este último país crecen los choques armados y las bajas de las fuerzas de la Otan.
En el curso del último año, los ataques contra las tropas de la Otan se triplicaron; el número de sus bajas se duplicó. En agosto pasado, el ministro de Defensa de Rusia advertía que “la mayor parte del territorio de Afganistán está en manos de los talibanes o de los señores de la guerra” y que las tropas de la Otan no controlan efectivamente más que la capital, Kabul, y los alrededores de sus propios cuarteles (Azadiradio, 1/8/05).
El Pentágono le dio la razón al ministro ruso. El “creciente deterioro de la seguridad” llevó al Pentágono a reclamar, a comienzos de este año, el reforzamiento del contingente de la Otan en 6.000 hombres, pero que deberían ser provistos, en su totalidad, por los europeos, que además deberán participar en “operaciones de combate” ofensivas (hasta el momento, su papel se reducía a una “misión de paz”).
Los “aliados europeos” terminaron aceptando la imposición porque temen que los norteamericanos terminen “escapando”, dejándolos solos. Al mismo tiempo que exigía más tropas europeas, el Pentágono anunció el retiro de 3.000 soldados norteamericanos. Ahora, bajo el comando de Canadá, las fuerzas de la Otan deberán desplazarse al sur (la zona donde tienen lugar los combates más violentos) y empeñarse en “misiones de combate”. En los últimos días, los presos del mayor penal -descrito como “un Abu Ghraib afgano para 45.000 presos” (El País, 28/2)- se amotinaron ante los rumores de que muchos de ellos serían trasladados a Guantánamo.
Otro pantano para el imperialismo.