1° de mayo en Moscú

Bajaron del palco al Menem ruso

Mijaíl Gorbachov y toda la plana mayor del PCUS fueron obligados a retirarse del acto oficial del 1° de Mayo celebrado en Moscú, corridos por la silbatina y las consignas hostiles levantadas por decenas de miles de manifestantes en la Plaza Roja.

“¡Abajo la KGB!” “¡Abajo el Politburó!” “¡Que Gorbachov renuncie!” reclamaban a gritos los manifestantes. “¡Vergüenza!”, “¡La comida no es un lujo!” rezaban los carteles, en alusión a las penurias de los trabajadores que contrastan brutalmente con los privilegios de los burócratas. Los manifestantes no olvidaron pintarle a Gorbachov y a la burocracia su futuro: “Ceaucescus del Kremlim, de los sillones a una cama en la prisión” (New York Times, 2/5).

Esta monumental manifestación de repudio popular a la burocracia, a su dictadura, a sus privilegios y a su corrupción en el acto del 1° de Mayo testimonia la rebelión popular que crece en la URSS. Esto mismo se manifestó en el desfile de los sindicatos oficiales que portaban banderas y carteles “contra el desempleo, la propiedad privada y la desregulación de los precios y reclamaban la renuncia del primer ministro Nikolái Rizhkov” (ídem). Esto explica que, “los asesores económicos de Gorbachov confesaron que la amenaza de un levantamiento de los trabajadores es la principal razón que los llevó a retroceder en la aplicación de una terapia de shock hacia la economía de mercado” (Ídem).

Mientras en la noche del 1° de Mayo en Buenos Aires, Menem y Neustadt nos mentían que “los obreros en la URSS quieren el capitalismo”, los Neustadt y los Menem moscovitas se encontraban en el palco —con Gorbachov— y no en la calle con los trabajadores: “Gavril Popov, Jefe del Consejo Municipal de Moscú y un economista del libre mercado compartió el palco con los líderes del gobierno y del PC” (ídem).

La burocracia suspendió los actos del 1° de Mayo en Armenia, en los países del Báltico y en Azerbaiyán por temor a las manifestaciones de los pueblos de la URSS en reclamo de sus derechos nacionales. Pero estos reclamos explotaron en Moscú: las “organizaciones Informales” —que marcharon después de los sindicatos— portaron miles de banderas con la bandera lituana y carteles reclamando “¡Gorbachov, fuera las manos de Lituania!”. Las consignas de estos “grupos informales” movilizaron a cien mil personas —fueron una verdadera requisitoria contra la corrupción y los privilegios de la burocracia y su pisoteo de los derechos nacionales y democráticos del pueblo.

Los reclamos, las consignas y las banderas de la Plaza Roja muestran la crisis total de la política gorbachoviana procapitalista. La manifestación de Moscú fue, por este motivo, una enorme derrota política para Gorbachov, pero también para quienes lo sostienen y defienden, los Bushs, los Kohls y los Mitterrands.


Hace 63 años León Trotsky inició las movilizaciones contra la burocracia

Según la prensa mundial la chiflatina que sufrió Gorbachov el 1° de Mayo habría sido la primera manifestación de oposición política contra la burocracia del Partido Comunista de la URSS desde 1917.

No es cierto. El mismísimo Stalin fue ya objeto de una manifestación vigorosa de oposición política, también en un acto oficial, la celebración del 10° aniversario de la Revolución de octubre, el 7 de noviembre de 1927.

Ese día, la Oposición de Izquierda del PCUS, dirigida por León Trotsky e integrada por miles de veteranos revolucionarios, irrumpió con sus propias banderas y sus propias columnas en la manifestación “oficial”. “¡Qué se cumpla el Testamento de Lenin!” (que reclamaba la destitución de Stalin como secretario general del PC), “¡Que se rompa el fuego contra la derecha: el campesino acomodado, el nuevo rico burócrata!”. Tales fueron las consignas con que marchó la Oposición de Izquierda aquel 7 de noviembre. Como ahora, también en aquella oportunidad las manifestaciones contra la burocracia se repitieron en Leningrado y otras ciudades.

Esta manifestación fue violentísimamente reprimida por la policía y los provocadores. El propio auto de Trotsky fue tiroteado.

Una semana más tarde, diez mil oposicionistas marcharon en Moscú en honor a A. Joffe, diplomático soviético que se suicidó en repudio al stalinismo.

Estas fueron las últimas movilizaciones políticas abiertas contra la burocracia, pero la lucha contra ella no cesó nunca en forma subterránea en fábricas, campos y escuelas, y en los campos de concentración.