Ballotage y después


Aquellos progresistas que intentaron hacer de la elección brasileña un relato epopéyico entre la “candidata de los trabajadores” y el “candidato de los banqueros” (según la expresión de Lula) tendrán que explicar ahora por qué Rousseff, en su primer discurso como presidenta reelecta, convocó a dicho candidato y a otros del mismo palo – “sin excepción”- a la unidad. O por qué Neves correspondió el llamado, al declarar que la prioridad de la mandataria será lograr la unidad de Brasil.


 


En la noche de la victoria, Rousseff agradeció a Lula, pero también a su vicepresidente Michel Temer, del PMDB. El papel de esta fuerza conservadora, con la que que el PT cogobierna desde su primer mandato, junto a sectores de la derecha evangélica, fue clave en las dos ruedas electorales. El PMDB creció y será el partido con más gobernadores (siete), incluyendo la retención de San Pablo, donde obtuvo una diferencia abrumadora.


 


 


Ajuste


 


Los llamados poselectorales a “encontrar puntos en común” y a la “construcción de puentes”, son llamados a la unidad frente al ajuste. Para consumarlo, Rousseff reformulará su gabinete económico. La Bolsa se recuperó rápidamente cuando se divulgó que la Presidenta colocará a un hombre de confianza de los mercados al frente del ministerio de Economía. Rousseff está más capacitada que su adversario derechista para pilotear el ajuste que viene debido a la contención del movimiento obrero que le ha procurado a lo largo de estos años, con algunos sobresaltos, la burocracia sindical. Aun así, tendrán que demostrarlo en la práctica.


 


No es cierto que Rousseff haya enfrentado un bloque compacto de la burguesía y del capital financiero: en artículos previos de Prensa Obrera fuimos mostrando el calificado apoyo que Rousseff recibió de importantes sectores del gran capital. Fue  la candidata que recibió mayor financiamiento empresario para su campaña. En el caso de la política exterior, tampoco vale el relato de una Rousseff  “bolivariana” y un Neves “neoliberal”: el ex canciller Marco Aurelio García, asesor petista en asuntos internacionales, ha llamado al acercamiento del Mercosur con la Alianza del Pacífico (Página 12, 19/10). En la agenda oficial figuran el congelamiento salarial, la reducción del gasto social, el pago sistemático de la deuda  y la posible creación de negocios a través de la entrega de las reservas petroleras del pre-sal (Goldman Sachs reclamó en julio la liberación de los precios de los combustibles y la energía), siempre que los precios internacionales lo permitan.