“Besancenot-manía” en Francia

A fines de junio se realizó la primera reunión de los comités por un “Nuevo Partido Anticapitalista” (NPA) que impulsa la Liga Comunista Revolucionaria, del Secretariado de la IV Internacional. Reunió unos 300 comités, que representaban unos 10.000 adherentes. Según Alain Krivine, esos números triplican los actuales efectivos de la LCR.

La reunión se realizó en el cuadro de lo que algunos medios califican como una “besancenot-manía”. Olivier Besancenot, el joven cartero que fue candidato de la LCR en las últimas elecciones presidenciales, no para de subir en las encuestas. Superando a todos los dirigentes socialistas, Besancenot es considerado por los encuestados como “el mejor opositor a Sarkozy”; es uno de los tres políticos al cual los franceses querrían que jugara un papel político más destacado en los próximos años. Lo curioso es que en esto coinciden los entrevistados de “todas” las tendencias.

El crecimiento de Besancenot es tan significativo que el Partido Socialista ha creado una “célula de vigilancia” – integrada por ex trotskistas-  para seguir sus pasos, estudiar sus intervenciones, descubrir sus debilidades y crear los necesarios “antídotos” para evitar que se convierta en una amenaza electoral. En el pasado, el PS utilizó con éxito una “célula” similar contra el Partido Comunista. Algunos medios afirman, sin embargo, que la “célula” contra Besancenot llega tarde y que es muy probable que la LCR-NPA obtenga un 10% de los votos en las parlamentarias europeas del año próximo.

“Vacío político”

Desde que llegó al poder, Nicolás Sarkozy impuso un conjunto de reformas reaccionarias sin una oposición popular significativa. Se valió de lo que los medios franceses califican de “vacío político”. Luego de la segunda derrota consecutiva en las presidenciales y sumido en una aguda lucha interna, el PS virtualmente desapareció como opositor; sus principales dirigentes están empeñados en una defensa de principios de la “economía de mercado”. El propio Sarkozy ha profundizado la crisis socialista al cooptar a algunos de sus más importantes dirigentes para su gobierno. El PC se encuentra en un acelerado proceso de descomposición. La burocracia de los sindicatos se limita a “negociar” las condiciones de la liquidación de las conquistas.

En este cuadro de “vacío político” tiene lugar el crecimiento de Besancenot. “Besancenot se ha convertido en el portavoz de la cólera popular contra los ataques sociales del gobierno” (Le Monde, 28/6). Los ex aliados del PS, como los verdes o los stalinistas, reconocen que “Besancenot aprovecha admirablemente las dificultades del PS (…) alejado de su electorado (…) Besancenot ‘surfea’ sobre la ‘desesperación’ de una parte de los militantes de la izquierda, que señalan claramente su hostilidad frente a una izquierda a la que consideran muy liberal” (Liberation, 4/7).

¿Y los votos?

Los observadores de la “besancenot-manía” se preguntan si el crecimiento del candidato de la LCR-NPA se traducirá en votos y miran la próxima prueba: las parlamentarias europeas de 2009. La cuestión pone de relieve la dependencia política de Besancenot y del NPA del proceso electoral, porque no estamos en presencia del proceso constitutivo de una vanguardia obrera sino de un montaje electoral, que va acompañado de un reclutamiento “popular” indiferenciado. Christian Piquet, de la minoría de la dirección de la LCR, lo expuso muy claramente: el “nuevo partido, amplio y pluralista (…) tiene la ambición de ser la nueva representación política que necesita el mundo del trabajo”.

La mayoría de los observadores sostiene que el crecimiento de Besancenot en las encuestas “no necesariamente significará un crecimiento electoral durable” (Le Monde, 28/6). Quienes opinan así, sostienen que apenas el 2% de los votantes franceses “acuerda con la LCR” y, más todavía, que ni la LCR ni el NPA tienen un desarrollo cualitativamente superior dentro de las organizaciones de masas, como los sindicatos. El crecimiento en las encuestas de Besancenot, por ejemplo, no se traduce en una recuperación de organizaciones sindicales de manos de la burocracia.

El crecimiento de Besancenot no significa, al menos de momento, una radicalización política de la masa obrera y juvenil explotada de Francia ni, menos, el desarrollo de una conciencia revolucionaria. “Entre la extrema izquierda y el PS, los electorados son fluidos; pasan de un campo al otro sin problemas de conciencia” (Le Figaro, 11/7). El politólogo Stephane Rozès llega incluso a señalar que “Besancenot es un medium a través del cual se hacen pasar mensajes a la izquierda” (Le Monde, 28/6).

Besancenot capta el “humor social” de los votantes de izquierda pero no lo coagula en forma políticamente conciente. Tiende a ocupar abstractamente (propaganda) el lugar dejado vacante por el PS, pero no ha conquistado su propio lugar y una audiencia y una militancia para sus propias posiciones políticas. Por eso, Vincent Tiberj, otro reconocido politólogo, sostiene que “el éxito tanto del anclaje electoral como partidario del cartero revolucionario no depende de él ni de su nuevo partido anticapitalista, sino de la evolución del PS. Si el PS mantiene su línea ‘liberal’ (…) Besancenot tendrá un espacio real” (ídem).

El Nuevo Partido Anticapitalista

El NPA se funda sobre la base de un programa democratizante. De la lectura de la prensa francesa surge que los antiguos votantes socialistas no declaran su adhesión a Besancenot en las encuestas porque haya un giro popular hacia posiciones revolucionarias; lo apoyan porque, a diferencia del PS, es un opositor a Sarkozy. A partir de ahí, Besancenot podría llegar a obtener muchos votos y el NPA puede reagrupar militantes a una escala sustancialmente superior a la actual. Pero no será sobre una base revolucionaria sino “movimientista, guevarista, libertaria, anticapitalista, feminista y ecologista”, es decir políticamente amorfa.

Clementine Autain, ex vicealcalde de París con el socialista Bertrand Delanoe y partícipe de las discusiones para la formación del “nuevo partido”, lo define con (im)precisión. Luego de reconocer que se trata de “la única iniciativa en el campo de la izquierda de la izquierda”, Autain recuerda que “el discurso de Besancenot es mucho más amplio que los fundamentos de la LCR”. “¿El NPA – pregunta entonces Autain-  no es haberse dado cuenta de esa brecha que existe entre la LCR y lo que encarna Besancenot?” (Le Monde, 7/7). En realidad, el discurso es mucho más estrecho, políticamente: en eso consiste su atractivo y la posibilidad de que se disuelva como una pompa de jabón.