Bolivia: Evo Morales coloca a la OEA como árbitro de la crisis

Morales ha entregado el reconocimiento electoral y la continuidad de su gobierno al arbitrio de la OEA.

Evo Morales tuvo, el domingo 20, una votación mayoritaria sobre sus oponentes de la derecha, de alrededor de 10 puntos. Pero éstos alegan que por unas décimas (que habrían sido adulteradas) se tendría que convocar a una segunda vuelta, oportunidad en que la derecha se unificaría detrás de la candidatura de Carlos Mesa, ex presidente reconocido en etapas represivas de Bolivia. Ante la proclamación por Morales de su triunfo, Mesa llamó a la resistencia ciudadana “en defensa de la democracia”, lo que ha dado lugar a movilizaciones, bloqueos de ruta y choques entre los ‘demócratas’ derechistas y las masas de seguidores del MAS, partido del presidente Morales. Están proliferando los Cabildos y otras organizaciones que se arrogan la representación de la ‘ciudadanía democrática’ y plantean la renuncia o el derrocamiento de Evo Morales. Por su lado, el MAS está movilizando a diferentes sectores “contra el golpe” que quiere instrumentar la derecha. Los mineros entraron marchando a La Paz haciendo estallar cartuchos de dinamita. Lo que abrió una campaña de la derecha porque es ilegal el uso de dinamita (debates parecidos con los que se atacan a los piqueteros en la Argentina), Juan Carlos Huarachi, secretario ejecutivo de la Central Obrera (COB), respondió: “Ustedes conocen que la democracia se ha defendido con dinamita, históricamente, no es de ahora, desde la creación de esta matriz de los trabajadores (COB), del '52 (…) Ese derecho lo hemos obtenido hace 37 años, que hemos recuperado la democracia con dinamita, con marchas en las calles y en las carreteras, y hoy estamos haciendo lo propio, vamos a defender, no es que queremos entrar a la confrontación sino llamamos a la paz social” (Página Siete, 30/10). 


La intervención de la OEA


La semana pasada, caracterizábamos que el ‘revolucionario’ presidente de Bolivia, Evo Morales, había respondido a la “presión internacional” de diferentes sectores imperialistas para que se revean los resultados del comicio electoral que le habría adjudicado el triunfo en primera vuelta, “invitando a la OEA a que venga auditar el escrutinio definitivo. Y la OEA respondió -por nota escrita- que acepta, con la ‘condición’ que su dictamen debe tener ‘carácter vinculante’ para ambas partes. De aceptar estas condiciones, Evo Morales se estaría colocando bajo el arbitraje del ministerio de colonias yanqui, de la OEA”.


Efectivamente, éste es el paso que ha dado Evo suscribiendo un acuerdo con la OEA. A partir del 31 de octubre desembarcarán en Bolivia decenas de fiscales para dictaminar la validez o no de las elecciones. El martes, 29 Mesa aceptó la fiscalización de la OEA, lo que significó, de hecho, un freno a gran parte de las movilizaciones ‘democráticas’ que impulsó la derecha. Pero el miércoles, según versiones no confirmadas aún, Mesa se habría desdicho, rechazando el acuerdo firmado por el gobierno de Morales con la OEA. De confirmarse, es posible que se trate de una maniobra para presionar-condicionar la auditoría del escrutinio definitivo.


La OEA oficializó -oportunamente- la candidatura, a pesar de que era anticonstitucional, de Evo Morales, para presentarse como candidato presidencial por un cuarto mandato. El gran capital consideraba al gobierno del MAS como un mal menor: sacó a Bolivia de una situación revolucionaria (la llamada guerra del gas), ha sido y es un instrumento de contención eficaz de la movilización de masas utilizando métodos bonapartistas (cooptación y represión) y le ha dado una cierta estabilidad a los negocios en creciente convergencia con el gran capital. Pero ha tenido que bancarse la verborragia latinoamericanista en oposición al Grupo de Lima, creado para organizar la ofensiva diplomática-económica-política- y, eventualmente, militar- contra el gobierno de Maduro en Venezuela. Probablemente, el precio que se querrá cobrar la OEA, en representación del imperialismo yanqui, es que dé unos pasos atrás en el apoyo político-diplomático del gobierno de Maduro, etc.


Lo concreto es que Evo Morales ha entregado el reconocimiento electoral y la continuidad de su gobierno al arbitrio de la OEA. El MAS ha renunciado a organizar una real movilización de masas que rechace la ofensiva derechista y la intervención directa del imperialismo. Para ello, tendría que producir un giro de su política, avanzando en medidas antiimperialistas (nacionalización de la industria minera y otras) y de satisfacción de las reivindicaciones de las masas, obreras, campesinas y estudiantiles. Evo Morales, exponente del nacionalismo burgués de Bolivia, está pavimentando el camino para un envalentonamiento de la derecha.


Congreso de bases


Lamentablemente, no se vislumbran aún movilizaciones independientes de los trabajadores. Un factor coadyuvante de esta situación es la política de gran parte de las organizaciones de izquierda. El Partido Obrero Revolucionario (POR), de histórica trayectoria, que ha hecho su centro político en el rechazo al ‘circo electoral’, ahora es una parte activa en los “Cabildos” y “Comités Cívicos”, siendo cómplice de los intentos golpistas de la derecha. Por más que, para cubrirse, digan que estos organismos deben ser independientes “de los partidos”, es evidente que son instrumentados por Mesa y la derecha.


En este marco, la consigna de Congreso de Bases de la Central Obrera de Bolivia (COB) cobra especial  vigencia como canal para que la clase obrera  irrumpa como factor autónomo en la crisis, diferenciada de los Comités Cívicos pluriclasistas (especie de las multisectoriales como instrumento de colaboración de clases y de soporte de la reacción). Para esto, hace falta avanzar en un reagrupamiento independiente de la vanguardia obrera, campesina y estudiantil que discuta y apruebe un programa de reivindicaciones transitorias para acelerar la experiencia y movilización de la vanguardia obrera. Algunas organizaciones políticas de izquierda y sindicatos de trabajadores y campesinos están elaborando una convocatoria a un “Encuentro Nacional Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular” para desarrollar una iniciativa independiente de las masas trabajadoras, delimitada del gobierno explotador y capitulador de Morales y de la derecha que busca un alineamiento más comprometido con el capital financiero. Iniciativas de este tipo pueden contribuir en ese camino