Bolivia : Las elecciones entre paros y luchas de calles

Cuando falta menos de una semana para las elecciones, tienen lugar en Bolivia grandes movilizaciones de maestros rurales y urbanos, de mineros, de campesinos y aun de fabriles (en La Paz y Cochabamba). Fogueados por las luchas de los últimos años, los explotados (en especial los maestros y los universitarios) adoptan tácticas enérgicas y creativas de lucha urbana, que transforman a las principales ciudades en verdaderos campos de batalla entre los trabajadores y el aparato del Estado. Los trabajadores reclaman que el gobierno atienda un pliego de reivindicaciones que presentó la Central Obrera a principios de año, particularmente un aumento de salarios.


El principal diario del país, Presencia, que también es vocero de la Iglesia, denuncia que la movilización “juega con fuego”, en particular porque la COB ha instruído para que se cumpla “una jornada de protesta el mismo día de los comicios electorales”. La posición del diario delata que la burguesía está unida en la defensa de las elecciones y que el gobierno no vacilaría en realizarlas por medio del estado de sitio. Se convertirían así en cuartelarias, despojándose de cualquier vestigio de democracia.


Pero la posición común de la burguesía contra las masas, no significa que reine en ella la unidad política. Las previsiones indican que ningún candidato logrará la mayoría absoluta de votos, lo que obligará a dirimir al Congreso. Esta circunstancia ya ha dado lugar a toda clase de maniobras políticas, porque la posibilidad de que el ex dictador Banzer se quede con la presidencia depende de un pacto con el Mir, de Paz Zamora, y de una formación oportunista llamada Condepa. Las negociaciones son estrechamente vigiladas por la embajada norteamericana, que vetaría cualquier concesión al Mir que signifique cargos estratégicos, debido a que es reputado de narcotraficante. Es decir que la movilización popular coincide, aunque sólo hasta un cierto punto, con una tendencia al vacío político. La que parece ser la futura coalición de gobierno, ha amenazado entablar un juicio político al actual presidente, Sanchez Lozada, cuya camarilla está sólidamente vinculada con privatizaciones fundamentales.


Esta división tiene otras manifestaciones importantes. En Santa Cruz, el departamento que concentra el principal movimiento capitalista de los últimos años, tendrá lugar un referéndum para consagrar una descentralización política, que algunos caracterizan de “próxima a la federalización”. En La Paz, está previsto un “paro cívico”para el miércoles 28, debido a problemas con el agua potable.


La burocracia de la COB que llamó a mantener la movilización el domingo de elecciones, se ha caracterizado desde su designación el año pasado, por el abuso de la verborragia. Por otro lado, la dirección de maestros está firmemente empeñada en luchar por el pliego reivindicativo de la COB y no visualiza de ninguna manera emprender una acción revolucionaria, ni siquiera prevé que pueda ocurrir un movimiento de esa envergadura; es decir que no hay dirección ni programa para emprender un boicot a las elecciones, ni tampoco parece que hubiera madurado cabalmente un tendencia de las masas en ese sentido. La lucha se encuentra localizada en La Paz y en Cochabamba y, con relación a la mayoría campesina, su movilización aún es minoritaria.


Las tres candidaturas de la izquierda son de tipo democratizante o reformista y no han sabido crear una tendencia electoral favorable; se encuentran en el polo opuesto a las tendencias de las masas que luchan. Los trabajadores bolivianos están sufriendo una crisis de dirección política extremadamente prolongada, oscilan entre tendencias nacionalistas, de un lado, y anarquistas, del otro.