Bolivia: plan de lucha y huelga general

Abajo el lock out contra la docencia

El lunes 3/8, se inició en Bolivia la “huelga general por tiempo indefinido” que convocó la Central Obrera Boliviana (COB) el martes 28/7.

El objetivo central de la misma es enfrentar la decisión del gobierno de Jeanine Añez de posponer las elecciones que habían sido convocadas (tras dos postergaciones previas) para el 6 de septiembre, pasándolas para el 18 de octubre. El gobierno intenta justificarlo en nombre de evitar el contagio del Covid-19 por la concentración de votantes en esa jornada, presentándose como campeón de la defensa de la salud pública. Pero se trata, no cabe duda para nadie, de una maniobra dilatoria para continuar en el poder, ante la evidencia de que el resultado electoral le sería adverso.

La continuidad del gobierno golpista es la profundización del colapso sanitario que está causando un tendal de muertos e infectados, la pandemia de despidos masivos y el agravamiento de las condiciones de vida de un pueblo al que se ha tratado de resignar a una cuarentena, sin tener los recursos monetarios, ni la atención médica para sobrevivir.

La “huelga general por tiempo indefinido” se ha desarrollado bajo la modalidad de cortes y bloqueos de ruta y de “huelgas de hambre”. Hay más de 75 bloqueos con barricadas y zanjones en todo Bolivia, que impiden el tránsito de camiones y vehículos y amenazan con el desabastecimiento a los centros urbanos. Es un método de lucha ‘clásico’ ya usado con gran éxito en las grandes rebeliones revolucionarias del altiplano. Muchos de ellos han sido potenciados por la detonación de dinamita, etc.

Pero, en el pasado, los cortes de ruta eran acompañados por verdaderas instancias de paros en las fábricas, minas y dependencias gubernamentales, por marchas y concentraciones. Eran verdaderas huelgas políticas de masas. Por ahora, en cambio, se limitan, en gran medida, a cortar las rutas. Las huelgas de asalariados han sido, en parte, reemplazadas por piquetes de huelga de hambre.

En la Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos que se realizó el sábado 1° de agosto, la compañera que habló en nombre de la Agrupación de Trabajadores Bolivianos (A.Tra.Bol.) planteó que a la huelga general había que organizarla y llamó a concentrar los esfuerzos en esa tarea, promoviendo piquetes, asambleas, cabildos, para efectivizarla y extenderla.

El carácter limitado a la combatividad de las masas es producto de una orientación política de la dirección burocrática de la COB y del MAS que coloca como estrategia para la salida del gobierno golpista de Añez a las elecciones. Pero… justamente, el gobierno de Añez no convoca y posterga reiteradamente dichas elecciones, para continuar en el poder y seguir aplicando sus planes reaccionarios antipopulares. Los problemas que están sufriendo las masas no son enfrentados por una acción de conjunto, sino en forma atomizada, librada al activismo combativo de cada lugar. Esta estrategia ha sido claramente explicada por Juan Carlos Huarachi, secretario general de la COB: “a partir de las elecciones, seguramente, tendremos un gobierno elegido democráticamente y podremos discutir nuestras demandas sociales, sector por sector, con nuevas políticas, con nuevos programas”. Las urgentes necesidades y luchas del pueblo son postergadas a la espera de la convocatoria de elecciones. Pero estas –incluso- no son convocadas.

El líder de la Confederación de Trabajadores Campesinos (Csutcb), Jacinto Vega, planteó que los bloqueos y otras protestas sigan “sumando presión” sobre el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ya que este “no garantiza ni siquiera las elecciones del 18 de octubre”.

La crisis de la derecha y los ataques del gobierno

El gobierno –con timidez por ahora- está hostigando y reprimiendo el movimiento huelguístico. Detuvo a 6 jóvenes en La Paz que estaban haciendo huelga de hambre en el centro. Lo hizo de noche, sin orden judicial alguna.

Ha habido algunos choques en diversos piquetes, donde los ‘piqueteros’ bolivianos han resistido y rechazado los embates policiales.

Pero, el ministro de Gobierno, Arturo Murillo, ha amenazado con que si no se levantan los cortes de ruta, él se iba a encargar de hacerlo (reprimiendo, por supuesto). Quiere preparar una represión con el típico argumento derechista de que el MAS y los manifestantes quieren tener muertos y heridos como “trofeos” contra el gobierno. El ministro golpista no ha pasado de intentar una represión abierta de los piquetes por temor a que cualquier ‘exceso’ actúe como chispa de un repudio general y masivas movilizaciones (también hay dudas de la cohesión policial y militar frente a un levantamiento popular).

Hipócritamente, el gobierno -que hundió la salud pública y la sacrificó en el altar de las ganancias capitalistas y la corrupción- ha lanzado una campaña, con eco en medios de prensa, contra los cortes, acusándolos de ser los causantes del aumento de infectados y muertos por no permitir el paso de ambulancias y camiones que llevan tubos de oxígeno y medicamentos (tránsito que sí ha sido autorizado por la COB).

Nuevamente, la curia ha salido a defender al golpismo chupacirios protestando contra los cortes. Pero la derecha no ha logrado estructurarse y unificarse. El ministro Murillo ha pedido públicamente a Carlos Mesa, el candidato derechista que va segundo en las encuestas electorales, que se pronuncie claramente a favor de la postergación electoral.

Lock out educativo

El domingo 2, horas antes de que se inicie la anunciada huelga general, el gobierno golpista decretó el cierre del año lectivo. Esto por dos motivos. Primero, ante el fracaso de los planes gubernamentales de reemplazar la educación presencial por la virtual, en un país donde hay zonas enteras a las que no llega Internet y donde grandes masas de estudiantes y docentes no cuentan con computadoras para poder acceder a ella. Y, fundamental, porque el magisterio rural y urbano ha sido el sector asalariado más combativo de toda esta última etapa de movilizaciones contra el gobierno golpista. Se trata de un lock out, de un cierre compulsivo decretado por el Estado patrón, que es extensivo también a las escuelas de educación privada.

Organizar y extender la huelga general

Hay sectores de izquierda, como el histórico Partido Obrero Revolucionario (POR), que están en contra de la huelga general. Esta vez, a diferencia de la movilización del 28 de julio donde se plegó a último momento, no solo no adhirió sino que la critica y espera que fracase. Acusa a la dirección de la COB y al MAS de “mal cálculo político e incomprensión de sus propias contradicciones internas”, lo que lo ha “empujado a realizar maniobras torpes que terminan chocando con amplios sectores de la población”. “Un buen ejemplo de este rosario de desaciertos –dice- es su convocatoria a huelga general con bloqueo campesino a raíz de la postergación de las elecciones generales de septiembre a octubre chocando con la mayoría de la población que se encuentra prisionera del terror a la pandemia y sufriendo las consecuencias de la crisis económica”. Es, objetivamente, un aliado ultrista del ministro Murillo y el gobierno golpista.

La situación política aparece empantanada. Pero esto se debe a que las direcciones burocráticas de la COB y el MAS atan el brazo de la movilización obrera y popular. Evo Morales y la cúpula del MAS son una dirección de tipo nacionalista burgués, es decir que pretende salvar el orden burgués de un embate revolucionario de las masas. Por eso no alientan la profundización de la movilización de masas, pretenden ir controlándola paso a paso. Pero si esta movilización no se transforma en un plan de lucha y huelga general la derecha intentará sobrevivir incluso con acciones desesperadas, como el lock out educativo que acaba de decretar.

Es necesario desenvolver las energías de los explotados. Encarando en primer lugar la lucha por sus reivindicaciones más urgentes. No al lock out educativo. Garantías de no despido y pago del 100% de los salarios a los docentes de la educación privada. Por un frente unido del magisterio, los estudiantes y los padres (los trabajadores) en defensa de la educación única, estatal, laica y gratuita. Consejo educativo integrado por representantes elegidos por la docencia y el estudiantado para reorganizar el sistema educativo nacional. Prohibición de despidos: ocupación de toda empresa que despida, nacionalización de la misma y puesta en marcha bajo control de los trabajadores. Sistema único estatal de salud, expropiando a los mercaderes de las clínicas y laboratorios privados. Duplicación del presupuesto sanitario. Plan de salud elaborado por un congreso de salud con representantes electos de los profesionales y trabajadores sanitarios.

Estos y otros reclamos ayudarán de inmediato a masificar la lucha contra el gobierno golpista y a derrotar sus planes continuistas y por la convocatoria a elecciones sin proscripciones. Es necesario impulsar la constitución de cabildos y asambleas fabriles, de las centrales departamentales y de un congreso nacional de bases de la COB para votar un programa de reclamos del pueblo trabajador y la organización de la huelga general hasta terminar con el régimen golpista.

¡Plan de lucha y huelga general! ¡Frente único por el congreso de bases y la huelga general!