Internacionales
19/8/2025
Bolivia: qué pasó en la primera vuelta electoral
La perspectiva es de agudización de la lucha de clases

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Rodrigo Paz ganó la primera vuelta
El resultado electoral de las elecciones presidenciales en Bolivia fue una sorpresa para todos los analistas políticos y medios de prensa del mundo. Triunfó la fórmula de Rodrigo Paz Pereira y Edman “el Capitán” Lara, en la lista del Partido Demócrata Cristiano (PDC), con el 32%. Ninguna de las 10 empresas encuestadoras que volcaron sus informes le avizoraba alguna posibilidad: no figuraba en los primeros lugares. Todas daban por descontado que iba a haber una segunda vuelta entre Samuel Medina y el “Tuto” Quiroga, ambos candidatos reaccionarios derechistas. Pero, sorpresivamente, el millonario Medina se fue para abajo. Las declaraciones, a principios de agosto, del lobista yanqui/boliviano (y también multimillonario), Marcelo Claure, a favor de este, actuaron como un “revoltijo” en sectores de votantes, por el temor de volver a repetir etapas como la de Gonzalo Sánchez de Lozada, de entrega abierta de los recursos naturales, lo que motivó la “guerra del gas” (2002). El derechista Tuto Quiroga, que fue presidente en reemplazo del dictador Hugo Banzer, salió segundo con el 26% de los votos.
El 19 de octubre habrá una segunda vuelta entre Rodrigo Paz (PDC) y Tuto Quiroga (Libertad). Medina (Unidad), que pasó del primer lugar al tercero, anunció que llamaría a votar a favor de Paz. El expresidente Evo Morales, proscripto, había llamado a votar nulo, como repudio a la proscripción. Tal como habíamos analizado, el voto nulo y blanco superó el 22%, evidenciando un fuerte repudio de masas a la votación antidemocrática proscriptiva. El candidato del gobierno del presidente Luis Arce, que fue con la boleta del MAS, apenas sobrepasó el 3%. Y Andrónico Rodríguez, también una variante del MAS, que había empezado la campaña electoral en el primer lugar de las encuestas, fue retrocediendo hasta el 8%. Se había colocado a la derecha de Evo Morales, planteando “ajustes moderados”, y fue acusado de “traidor” y vaciada su lista como alternativa (no sacó ningún senador y, probablemente, tampoco diputado).
La lista centroderechista de Rodrigo Paz
Paz no es un desconocido. Ha sido candidato electo en diversos cargos parlamentarios, en listas derechistas como la de Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana), que fue nombrado presidente cuando se vio obligado a renunciar -por la insurgencia popular- Sánchez de Lozada. Rodrigo Paz hizo campaña con el lema de una “agenda 50/50”. Denunciaba que el presupuesto estatal se gastaba en un 85% en las empresas estatales y que eso era pasto para manejos turbios. Se comprometió a revisar, una por una, 176 empresas estatales, para ver cómo terminar con la corrupción y cerrar las que no dieran ganancias. Es decir, un plan de privatizaciones y despido de trabajadores estatales. 50% para financiar el Estado y el otro 50% -decía- para promover créditos para emprendedores y “platita” para el pueblo. Un planteamiento de una mixtura de mileísmo, macrismo y albertismo K.
En realidad, es muy probable que el apoyo de sectores populares haya provenido de la candidatura a vicepresidente de Edman Lara, conocido como “el Capitán del Pueblo”. Lara es un capitán de la policía que fue echado por el gobierno y la jefatura policial por denunciar casos de corrupción dentro de la fuerza. El “Capitán” desarrolló una campaña populista denunciando el carácter corrupto, pero no represivo, de la fuerza armada. Intentó crear un nuevo partido (“Nuevas Ideas con Libertad”), pero no le dio el tiempo, ni el dinero, para hacerlo. Y fue tentado por Rodrigo Paz para acompañarlo, integrando el binomio presidencial bajo la bandera de la lucha contra la corrupción. El Capitán Lara realizó un trabajo de organización y agitación en barriadas populares, rodeándose de activistas y prometiendo que con la erradicación de la corrupción se otorgaría un “bono universal” para alimentos, otros bonos para jubilados e incluso prometió eliminar gran parte de los gastos de los estudiantes universitarios. Uno de los mayores centros de votación para la lista del PDC fue en las masivas y combativas barriadas de El Alto. Pero la lista del PDC ha prometido también “normalizar” el mercado de cambios, devaluando la moneda y se orienta a eliminar los subsidios a los combustibles que es el gran reclamo de la burguesía. Una contradicción que dará lugar a crisis, choques, desalientos y rupturas.
La crisis del MAS y el voto nulo
Todos los diarios hablan de un giro a la derecha en la situación boliviana. El nacionalismo burgués del MAS ha sido desplazado. La derecha insiste en caracterizar al MAS como de izquierda y socialista, para mejor atacar a la izquierda y a los que luchan por el socialismo. El nombre de la corriente –Movimiento al Socialismo- pretende dar a entender que ese era su objetivo. Pero sus ideólogos y fundadores han insistido en que lo que querían era crear un “capitalismo andino”. Rodrigo Paz retoma esto, planteando que busca un “capitalismo para todos”, combatiendo a los corruptos. Evo Morales le echa la culpa de la crisis económica en curso al presidente Arce, por haberse apartado del “modelo nacional” del MAS. Pero es justamente ese "modelo" el que ha fracasado. No olvidemos que fue el mismo Arce –ensalzado, oportunamente, como el "exitoso" ministro de Economía de los gobiernos de Evo- el constructor de ese "modelo". Lo que ha fracasado es la política de la burguesía nacional "andina" de desarrollar Bolivia de la mano del arbitraje del Estado en asociación con los monopolios imperialistas para explotar los recursos naturales. Fue la asociación con estos monopolios para explotar la exportación de los grandes yacimientos de gas, en un momento en que los precios de este commodity estaban altos.
Pero no hubo un real proceso de industrialización, gran parte de los excedentes financieros fueron volcados al pago de la deuda pública y tampoco hubo inversiones para crear nuevas reservas de depósitos de gas. La caída internacional del precio del gas y el "secado" de los yacimientos de estos fluidos significaron una caída en picada de los ingresos de Bolivia y del Estado. Hoy en día Bolivia importa hidrocarburos y no cuenta con los dólares para financiar esas importaciones. Es la crisis de una economía rentista de un país atrasado en un período de crisis económica mundial imperialista. Es lo mismo que le sucedió a la Venezuela chavo-madurista con el petróleo.
El voto nulo y en blanco ha sido importante; no es simplemente una forma de abstención, son masas -más de un millón y medio- que han ido a votar para señalar su oposición a la ofensiva que anuncia la derecha contra el pueblo.
Organizar y enfrentar la ofensiva derechista
El gobierno de Arce ha hecho votar en la comisión parlamentaria, en forma espuria, un par de días antes de la elección del 17 de agosto, la entrega de una concesión para la extracción de litio, a favor del monopolio Uranium One Group (Rusia), y prepara otro favoreciendo a la Hong Kong CBI de China. Arce quiere hacerla aprobar por el Congreso, antes de abandonar el poder en noviembre próximo. En Potosí, sede del yacimiento, diferentes organizaciones están convocando a una marcha por la anulación de esta concesión. Se abre una lucha entre diversas fracciones burguesas para ver quién se queda con las ganancias de la explotación del litio, condenando nuevamente a Bolivia, a la miseria del saqueo (semi) colonial. A 200 años de la independencia de Bolivia se avizora una nueva página de la historia de saqueo y entrega como fue en el pasado con la plata, el gas y el petróleo.
Defender las condiciones de vida de las masas pasa a ser un punto central. Es necesario que se avance realizando asambleas y plenarios y a favor de un congreso de bases de trabajadores, campesinos y estudiantes, para discutir y aprobar un plan de reivindicaciones de las masas y de medidas antiimperialistas. Luchar por la independencia política del movimiento obrero y campesino. La crisis del nacionalismo burgués del MAS se suma a la de experiencias anteriores (MNR, MIR, etc.). La salida no es un remedo de estas experiencias fallidas, sino avanzar en la construcción de un partido obrero independiente y revolucionario, militante, de lucha en todos los planos.