El martes 14 se realizó la “Gran Marcha por la Salud, la Educación, la estabilidad Laboral y la Vida” convocada por la Central Obrera Boliviana (COB), junto a otros sectores, particularmente, el Magisterio Rural, padres de alumnos y estudiantes. Varios miles se movilizaron desde El Alto hacia el centro de La Paz y en diversas ciudades. Un petitorio levantó un conjunto de reivindicaciones contra la ola de despidos, el desastre sanitario, por la derogación del decreto 4260 que instaura la educación digital e incluso pidiendo la renuncia del ministro de Educación. Y un reclamo no directamente explícito: que se respete la fecha de la convocatoria electoral para el 6 de septiembre.

Habiéndose visto la presidenta golpista Jeanine Añez, obligada a convocar las elecciones para esa fecha, está haciendo lo imposible por postergarlas nuevamente (como hizo en dos oportunidades anteriores). Toda la derecha política salió a acompañar este planteo postergatorio.

“Tuto” Quiroga, de Libre 21, sostiene que las proyecciones del gobierno fallaron y la pandemia se disparó y que es necesario fijar una nueva fecha. Samuel Doria Medina, candidato a la vicepresidencia de Añez, alertó que los contagios son cada vez más frecuentes, por lo que pidió considerar “otra fecha posible”.

Similares posiciones tienen el fascistoide Fernando Camacho de Creemos y otros candidatos derechistas. También algunas organizaciones empresarias dicen preocuparse “por la salud del pueblo” y quieren postergar las elecciones. Es que las encuestas estarían dando que el candidato del MAS, Luis Arce, podría estar ganando en la primera vuelta. 8 meses después del golpe, el gobierno golpista y la derecha se están desmoronando.

¿Virus antigolpista?

Como parte de esta campaña por el continuismo del gobierno golpista, la presidenta Añez y 7 de sus ministros han declarado estar infectados del Covid 19. Muchos piensan que fingen, para cargar con más dramatismo la necesidad de postergar las elecciones.

De todas formas, la pandemia efectivamente crece y en forma acelerada. Al día martes había 51 mil infectados y 1900 muertos. Pero, lo más importante, es que el sistema de salud está totalmente colapsado. La Obra Social más importante de Bolivia, la CNS, que atiende a un tercio de los bolivianos, ha declarado su colapso. Los muertos se acumulan en las casas porque no hay capacidad para retirarlos y el último fin de semana, 3 cadáveres se encontraron abandonados en plazas públicas de Cochabamba. El ministro de gobierno, Arturo Murillo, salió a declarar que iba a declarar la “emergencia nacional” y a anunciar la expropiación de sanatorios y cementerios privados para poder afrontar esta catástrofe. Pero… rápidamente la oficialista Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, protestó “en defensa de la propiedad privada”. Y Murillo puso el violín en bolsa. ¿No suena esto, para el lector argentino, al recule del ministro de salud Ginés García, que amenazó con unificar el sistema de salud y ante la protesta de la Cámara patronal, se echó para atrás? Murillo rectificó su posición: va a negociar el alquiler de clínicas y hoteles. Y si hiciera falta expropiar será “a un precio justo” para los empresarios. En mitad de la catástrofe popular, los capitalistas siguen con sus negociados en complicidad con el gobierno golpista.

Infectada por el coronavirus, la ministra de Salud está de licencia y ha sido nombrado en su lugar el ministro de Defensa, un general. ¿Pensarán enfrentar al virus con tanques?

Es urgente un plan nacional de lucha

¿La marcha promovida por la COB es el inicio de un plan de lucha, para enfrentar la pandemia y la crisis económica que se están descargando sobre el pueblo trabajador?

Nada indica eso. Solo la ‘amenaza’ de dirigentes de la COB y el MAS de que volverán a movilizarse si las elecciones son levantadas. Pero no se debe esperar. El pueblo trabajador está siendo masacrado por la descarga de la crisis económica y el desborde de la pandemia. Para terminar con el plan de los golpistas de mantenerse a toda costa en el poder es fundamental pasar a la acción directa. Estamos frente a un gobierno en demolición y esto es incluso más peligroso. En su desesperación y aislamiento puede llegar a cometer cualquier tipo de aventura contra las masas. Trump, su mentor y apoyo internacional, está siendo acosado por las movilizaciones populares en los EEUU. Y la misma situación amenaza a los gobiernos ‘trumpistas’ (Bolsonaro, etc.). La fiscalía General ha lanzado un pedido de captura contra Evo Morales por… ¡terrorismo! La acusación se basa en audios telefónicos donde el depuesto presidente habría solicitado resistir al principio del golpe. Pero, como la voz no es reconocible, se ha enviado a “expertos internacionales” las cintas para que dictaminen si son de Evo o no. El candidato presidencial del MAS, Arce, también pretende ser encausado por corrupción. Al igual que otros dirigentes y candidatos. Se está buscando la posibilidad de proscribir al MAS, para imponer una candidatura derechista.

Es necesario unir la lucha contra las proscripciones y el continuismo golpista a la urgente necesidad de obtener respuestas a las reivindicaciones perentorias de las masas. Los docentes del magisterio rural piden la derogación del decreto 4260 que instaura la educación virtual, en un país donde faltan las computadoras e Internet no llega a zonas rurales enteras. Lo más urgente es, por supuesto, enfrentar con un plan real la pandemia: expropiación de las clínicas privadas y sistema único de salud, dirigido y controlado por los profesionales y trabajadores sanitarios. Prohibición de despidos, reincorporación de todos los despedidos, apertura de las fábricas cerradas. Y otras medidas nacionales urgentes: expropiación de la jubilación privada, sin compensación alguna, a aquellos que viene robando los ahorros del trabajador. Gestión de una caja estatal única por jubilados y trabajadores. Para ello hace falta un urgente congreso de bases de la COB y las organizaciones de lucha, a nivel nacional y en cada zona, para que lance un plan de lucha con marchas y paros crecientes, hasta lograr que Añez se vaya e imponer las reivindicaciones del pueblo.

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