Bolivia: Una salida revolucionaria a la impasse de la Constituyente

La derecha boliviana está completamente lanzada a una campaña de provocaciones contra el gobierno de Evo Morales y el movimiento popular. Están preparando la guerra civil.


En el Congreso, los diputados de la derecha armaron un alboroto a trompadas y patadas y coparon el recinto para obligar a suspender la sesión en la que debía tratarse el reclamo de Evo Morales de enjuiciar a cuatro miembros del Tribunal Constitucional. Esto se habían negado reiteradamente a dar curso al pedido gubernamental de acelerar el juicio contra el ex presidente Sánchez de Losada. Durante el gobierno de Sánchez de Losada las fuerzas represivas asesinaron a decenas de trabajadores y campesinos; fue derrocado por un gigantesco levantamiento popular en octubre de 2003.


Por la fuerza, las bandas de la derecha lograron que las sesiones de la Asamblea Constituyente se suspendan indefinidamente por “falta de garantías”. Su presidenta, Silvia Lazarte, “permanece encerrada en su domicilio (en Sucre) para evitar las agresiones” (El País, 24/8).


A renglón seguido, los “Comités Cívicos” -detrás de los cuales opera la derecha- convocaron a paros cívicos en seis departamentos. El paro fueron un rotundo fracaso desde el punto de su adhesión, pero fue la excusa para que bandas derechistas atacaran trabajadores y campesinos.


La oligarquía está sembrando el clima de terror con bandas armadas que operan impunemente con la complicidad de los gobiernos departamentales del Podemos (el partido de la derecha).


El fracaso de Morales


La impasse en que ha caído la Constituyente es la inevitable consecuencia de los pactos entre el MAS de Evo Morales y el Podemos. Acordaron que la Constitución y cada uno de sus artículos deberían ser aprobados por los dos tercios de los constituyentes. Inmediatamente acordaron un sistema electoral que garantizaba que el ningún partido podría obtener los dos tercios de la Constituyente.


Estos acuerdos le dieron a la derecha un poder de veto sobre la Constituyente. Los partidos de la oligarquía se valieron de él para paralizar la Constituyente y realizar agitación contrarrevolucionaria.


Así, lejos de “refundar Bolivia”, como decía el programa del MAS, la Constituyente estaba condenada al fracaso aún antes de la votación que eligió a sus miembros.


Aplastar a la derecha


Los trabajadores y los campesinos de Bolivia han dado sobradas muestras de su voluntad de lucha para aplastar a la derecha, a la oligarquía y al imperialismo.


La movilización popular puede aplastar a la derecha como aplastó al gobierno de Sánchez de Lozada. Para aplastar a la derecha y terminar con su agitación contrarrevolucionaria, los explotados deben levantar un planteo político frente a la impasse de la Constituyente y frente a la adaptación del gobierno a la derecha.


Hay que exigirle al MAS que rompa inmediatamente todos los pactos con la derecha.


Hay que sacarle el derecho a veto. Fuera los dos tercios. Que la Constituyente apruebe la Constitución inmediatamente por mayoría simple. Que se convoque a un referéndum popular.


Rotos los acuerdos con la derecha, la Constituyente debe sancionar todas las reivindicaciones populares, no las reformas ????? días de Evo y García Linera, la expropiación del latifundio y la entrega de tierras a los campesinos; la nacionalización efectiva y sin indemnización de los hidrocarburos; el control obrero de la industria, la minería y los hidrocarburos; salario mínimo y jubilación de acuerdo a la canasta familiar; seguro de desempleo; juicio y castigo a los verdugos del pueblo.


Una agitación política revolucionaria –que organice la movilización de las masas para darle una salida a la impasse de la Constituyente en términos revolucionarios– permitiría delimitar prácticamente a la izquierda del nacionalismo burgués.