Brasil 2014: una apertura muy “quenchi”

Brasil 2014 una apertura muy quenchi

Como se preveía, la apertura del Mundial de Fútbol -el 12 de junio- estuvo signada por movilizaciones y huelgas. Con la represión policial como respuesta invariable, el gobierno enfrentó protestas en San Pablo, Rio de Janeiro, Brasilia, Porto Alegre, Belo Horizonte, y Fortaleza, entre otras numerosas ciudades. El saldo fue de 17 heridos, entre ellos algunos periodistas extranjeros, y más de 70 detenidos. Organizaciones de derechos humanos condenaron la represión.

En el caso de San Pablo, una de las consignas levantadas por los manifestantes fue la reincorporación de los trabajadores despedidos del subte (entre ellos, once dirigentes del sindicato), que levantaron momentáneamente su huelga por aumento salarial. Según los medios brasileños, hubo seis horas de protestas y choques antes del partido inaugural entre Brasil y Croacia en el Itaquerao. En Buenos Aires, una movilización solidaria del Frente de Izquierda a la embajada brasileña acompañó el reclamo por la reinstalación de los metroviarios despedidos y denunció las suspensiones en el sector automotriz.

En Rio, los manifestantes expresaron su apoyo a los profesores que se encuentran en huelga. Al mismo tiempo, los aeronáuticos anunciaron una huelga reclamando aumento salarial, que fue declarada ilegal por la Justicia bajo apercibimiento de fuertes multas. En el caso de Natal, que alberga algunos de los partidos de la Copa, los choferes de colectivos también fueron al paro. La patronal alega que para satisfacer el pedido de aumento debería subir el precio del boleto u obtener rebajas impositivas. El reclamo de los distintos sectores que van al paro oscila entre el 12 y el 16 por ciento de aumento salarial, cerca de lo que obtuvieron los policías federales -aunque estos no descartan protestas debido al estancamiento del tema en el Congreso.

La ceremonia inaugural en el Itaquerao mostró un estadio a medio colmar, que ni siquiera la televisión pudo disimular. “Fue como un carnaval en tiempos de crisis”, resumió un periodista local sobre su carácter deslucido. Rousseff no se atrevió a hablar en la inauguración, pero de todos modos fue silbada por los torcedores brasileños, especialmente cuando la voz del estadio pidió un aplauso para los obreros que trabajaron en la construcción de las obras, nueve de los cuales murieron.


Gustavo Montenegro