Brasil: Abajo las expulsiones en el PT

Una convención del PT expulsó, finalmente, la semana pasada a los cuatro legisladores del PT que se negaron a votar la privatización de las jubilaciones. La medida motivó la renuncia al PT por parte de un par de intelectuales conocidos – los que afectó, por sobre todo, la intolerancia ideológica.


Pero no es un asunto de simple intolerancia. El método político corriente del PT no es la disciplina, ni la unidad en la acción. Las campañas electorales enfrentan regularmente a los candidatos del PT entre sí, en virtud de que rige el sistema de tachas; esto da lugar a financiamientos diferentes y separados. Se acaba de descubrir, por ejemplo, que una organización mafiosa sostenía a la cúpula del PT de Santo André en el Grande Sao Paulo.


No es tampoco un partido de militantes, o sea que nadie debe dar cuenta de su acción cotidiana, ni asume una responsabilidad de partido frente a la sociedad. Pequeños núcleos, con dinero del exterior, como el de la Fundación Ebert de Alemania para el sostenimiento de fundaciones del PT, controlan a su antojo los dichos y hechos del partido. En el PT actúan católicos y evangelistas, socialdemócratas y liberales, burócratas sindicales y activistas, obreros e industriales. Si la unidad del partido dependiera de la cohesión de ideas, habría explotado hace mucho.


Las expulsiones recientes son, por lo tanto, de otra naturaleza: un tributo al FMI y a los grandes capitalistas – una reafirmación de la política pro-imperialista. Son una lección para los izquierdistas: mientras estos le temen como a la peste a la consigna de echar a los capitalistas del gobierno, el grupo dirigente, aliado a esos capitalistas, no tiene el menor reparo en echar del PT a la izquierda.