Brasil cambia en tres días

Se generalizan protestas contra Bolsonaro. Enviado desde Tribuna Classista de Rio Janeiro para Prensa Obrera

Brasil estaba a ritmo lento Bolsonaro seguía concentrado en su castillo y la izquierda comenzaba a reaccionar después de un año paralizada.


Después del final de año y del carnaval fueron programados actos por los reclamos de la mujer para el día 8 de marzo, otro para el día 14 por los dos años de la muerte de Marielle y un acto para el día 18 contra el gobierno organizado , en principio , por los profesores. Toda esta programación se postergó por causa del coronavirus.


Bolsonaro, mientras tanto, niega la realidad, entiende que existe una histeria colectiva, ve atrás de la campaña del corona virus una forma de debilitar su gobierno, desconoce la precaución de no participar de aglomeraciones y marca un acto en todo el país en su apoyo para el domingo 15 .


En Brasilia Bolsonaro se mezcla con sus apoyadores y la imagen de un presidente que niega la realidad y expone las personas al contagio acaba siendo la gota de agua que rebalsa el vaso para una población que está viendo que muchos sectores de la economía mundial entran en una crisis irreversible y que las soluciones que deberían venir del comando del país no van a llegar por que el presidente es un psicópata egocéntrico .


Paralelamente recordemos que los tres sectores más representativos de la izquierda estaban apostando a la permanencia del gobierno y a disciplinar a las masas dentro del proceso electoral de 2022: Lula del PT declaró públicamente que está a favor de que Bolsonaro termine su mandato, Ciro Gomez del PDT en el programa “Roda Viva” el lunes 16 dijo que no era el momento de echar al presidente y Freixo del PSOL nunca levantó la bandera de “Fora Bolsonaro”.


No es raro que en un país tan esotérico como Brasil un acto individual marcó lo que vendría a ocurrir horas después. El lunes 16 a la mañana en medio del saludo oficial de Bolsonaro que ocurre cuando él llega al palacio de gobierno, un joven haitiano de forma calma y educada le dice a Bolsonaro: “Usted no es más el presidente”. Este acto aparentemente inofensivo dejó en el imaginario popular la posibilidad de una profecía.


Volviendo a los hechos cronológicos : Bolsonaro el martes niega el aumento del dólar, la caída de la bolsa , reafirma su teoría de persecución contra su gobierno, justifica su presencia en el acto del domingo y permanece en su postura de que no está pasando nada.


El miércoles comienza un movimiento silencioso en las redes sociales retomando aquel acto marcado para el 18 de marzo pero ahora bajo la forma de un cacerolazo.


La respuesta es masiva y en páginas como la de “Tribuna Classista Rio de Janeiro” donde normalmente no existía un movimiento importante de repente 40 mil personas apoyan el llamado a un cacerolazo marcado para las 20: 30.


Bolsonaro para defenderse en la misma fecha (miércoles 18) a la tarde hace un pronunciamiento con barbijo intentando cambiar su imagen ante la población y llamando a un acto de apoyo para las 21 horas. Entre las medidas que anuncia habla sobre tomar medidas sanitarias, le saca el 25 % del sueldo a los servidores públicos y abre un apoyo de menos de 50 dólares por mes durante tres meses para los trabajadores autónomos.


A la noche del miércoles 18 la población hizo recordar lo que pasó en 2013 cuando hubo una movilización popular importantísima en todo Brasil. Miles y miles de personas golpearon sus cacerolas al grito de “bandido, miliciano, Fora Bolsonaro” (ladrón, militar, Fuera Bolsonaro) durante más de 20 minutos ( esto ocurrió en São Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Brasília, Recife, Curitiba, Florianópolis, Salvador, Fortaleza, Porto Alegre, João Pessoa, Juiz de Fora, Niterói, y en otras ciudades). A las 21 los seguidores de Bolsonaro intentaron durante 30 segundos reaccionar pero fueron insultados por una masa exaltada que gritaba por la caída del presidente.


Fue muy emocionante en Rio ver cómo la gente apoyó la iniciativa de Tribuna Classista, como toda la población gritó y cantó acompañados por los tambores de las escolas de samba que espontáneamente apoyaban las protestas desde las favelas.


Estamos organizando una actividad diaria para que haya cacerolazos todos los días hasta sacarlo a Bolsonaro del poder.


Las personas estás siendo conscientes de la importancia de la salud pública, de la fuerza que tiene la población manifestándose de forma masiva. Imaginamos que muchas cosas van a cambiar en pocas horas en este Brasil dinámico y vital.