Recientemente, la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST) de Brasil publicó una nota breve denunciando el prontuario genocida del líder israelí Shimon Peres, fallecido a fines de septiembre, contra el pueblo palestino.

En respuesta, se produjo una catarata de ataques por parte de organizaciones y políticos sionistas, así como de medios afines al Estado de Israel. En el límite, Teresa Bergher, concejal del derechista PSDB en Río de Janeiro, exigió a la Justicia la prohibición de las páginas web de la CST, así como el encarcelamiento del autor del texto, Miguel Lamas. Por su parte, sectores sionistas plantean la invalidación del concejal Babá, integrante de la CST-PSOL.

Los censuradores, como es habitual, baten el parche del antisemitismo. Falso: lo que el autor denunció es el largo derrotero genocida de Israel y Estados Unidos, del cual Shimon Peres fue uno de los grandes artífices. Una política que ha ido históricamente contra los intereses de los propios trabajadores judíos y de la posibilidad de su unidad con las masas palestinas y árabes.

Se ha lanzado una gran campaña contra la persecución, bajo las banderas de “Abajo la censura” y “Ningún defensor de Palestina puede ser callado o preso”. La iniciativa cuenta con más de 200 adhesiones por parte de organizaciones políticas y sindicales de la izquierda, periodistas, dirigentes y parlamentarios de América Latina. Entre ellos, referentes del Partido Obrero y del Frente de Izquierda.

Como concluye la declaración en circulación, “Continuaremos gritando por una Palestina libre”.

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