Con la toma de más de 200 escuelas y masivas movilizaciones en las principales avenidas de San Pablo, los estudiantes secundarios han logrado frenar el intento del gobernador Geraldo Alckmin (del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña -PSDB-) de cerrar 93 escuelas y transferir de colegio a cientos de miles de estudiantes. La medida forma parte de una política de ajuste fiscal, la misma que a nivel nacional aplica Dilma Rousseff.

 

Los estudiantes se organizaron en distintos puntos de la capital paulista, cortando las principales avenidas con sillas y mesas durante una semana para resistir la embestida gubernamental, que incluyó el despliegue de la policía militar y represiones con gases lacrimógenos y balas de goma que dejaron centenares de heridos.

 

Como resultado de la rebelión estudiantil, ha caído el ministro de Educación estadual Herman Voorwaald. Sin embargo, el gobierno intentará retomar los planes ajustadores, por lo que el movimiento estudiantil se mantiene alerta.