Brasil: frente al corte de rutas de bolsonaristas

Pusilánime intervención del lulismo

Corte de camioneros

Desde la misma noche del domingo 30 de octubre, finalizado el escrutinio que dio perdidoso a Bolsonaro, comenzaron los cortes de ruta impulsados por adictos al presidente. Esto estuvo directamente alentado por el no reconocimiento público de Jair Bolsonaro de su derrota.

El silencio del presidente entró en contradicción con declaraciones como la del actual vicepresidente, el general Hamilton Mourao, saludando a Geraldo Alckmin, el vicepresidente electo y poniéndose a su disposición para la transición. Lula recibió rápidamente el apoyo del presidente norteamericano, Joe Biden, y de numerosos representantes imperialistas.

Los cortes de ruta se han ido extendiendo, hasta llegar a alrededor de 250.

La Corte de Justicia ordenó desalojar los mismos. Pero esto se ha ido haciendo a cuentagotas. El gobernador de San Pablo ha declarado –el martes a media mañana- que “desde ahora” se propondrá llevar a cabo este desalojo.

Hace minutos [martes por la tarde], Bolsonaro rompió el silencio por cadena de prensa: anunció indirectamente que se hará la transición, pero no reconoció explícitamente su derrota. Llamó también a que sus adictos no sigan los métodos violentos de la izquierda.

Pero apenas terminó su declaración y se retiró, desde los piquetes, dirigentes de los mismos declararon que se mantendrán en las rutas,  convocando al Ejército a intervenir en su apoyo.

Lo que más se destaca en este cuadro de situación es la conducta pusilánime de Lula y el PT que esperan que la presión de la justicia y el imperialismo mundial lleve a desandar esta acción golpista de la derecha bolsonarista. La central obrera (CUT) dirigida por una burocracia sindical lulista saluda la “firme decisión del STF contra el motín” en lugar de movilizar a las organizaciones obreras. Como sí empezaron a hacer pobladores de algunas favelas y algunos sectores obreros.

Se trata de una política medrosa y de capitulación, que sigue la tónica de la falta de resistencia obrera organizada por parte del lulismo durante los 4 años del bolsonarato.

La derecha bolsonarista está tratando de marcarle la cancha al próximo gobierno, como hicieron en su momento en la Argentina los levantamientos carapintadas bajo el gobierno de Raúl Alfonsín (que obtuvieron concesiones importantes: ley de la obediencia debida y del punto final, etc.).

La independencia política de los trabajadores respecto al nuevo gobierno es un punto imperativo y central para el futuro de lucha de las masas.

https://www.prensaobrera.com/internacionales/brasil-un-primer-adelanto-sobre-el-triunfo-de-lula-en-la-segunda-vuelta-electoral