Brasil: Un 2013 lleno de emociones

Mientras la economía (capitalista) brasileña marcha con paso firme hacia el cadalso, la política del país se ha transformado en un compendio de la miseria. Los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF), casi todos nombrados por el PT, han declarado culpables y condenado a los reos del mensalão, un esquema de compra de votos parlamentarios, destapado en 2005 por un diputado "aliado" del gobierno petista, dejado afuera de algún negocio sucio. Entre los condenados a penas de prisión se encuentran varios de los principales dirigentes del PT (en el partido, el gobierno y el bloque parlamentario). La oposición y la gran prensa burguesa han salido, claro, a cantar loas a la independencia del Poder Judicial.


La pseudo-izquierda, una categoría inmensa en Brasil, que engloba a todas las alas del PT hasta una microsigla pseudo-trotskista financiada por diversos vehículos estatales (que no tendrá su nombre aquí por razones de decencia) ha puesto el grito en el cielo, denunciando al juicio del mensalão como golpista y farsesco. Desde luego, el juicio es una farsa por varios motivos, el primero de los cuales es que los acusados fueron sólo los agentes del soborno y no los sobornados, que votaron diversas leyes antiobreras del PT (la reforma previsional, en primer lugar) a cambio de los mangos. El nombre de estos últimos es público: basta consultar los registros de las votaciones parlamentarias en ese período (entre los votos aparece algún izquierdoso que ahora revista en el PSOL). Inspirada probablemente en el Argentinazo de 2001 (al que Lula y el PT deben su acceso al gobierno en 2002) la "izquierda" supramencionada levanta la consigna "que se queden todos" (los sobornantes y los sobornados). Esta pseudoizquierda oculta que, sin los sobornos, el PT no hubiera podido gobernar en coalición con varios partidos patronales ni conseguir quórum parlamentario.


Resentido por la "traición" de los jueces, el PT ha reflotado un hecho anterior al propio mensalão, a saber, el esquema de financiamento ilegal de la (derrotada) campaña electoral del PSDB al gobierno de Minas Gerais en… 1998. Sucede que el "financista" en ambos mensalões es el mismo, Marcos Valerio, cuya condición de estafador ya había sido dada a conocer en 1998, lo que no le impidió ser contratado por el PT en 2002.


Como le van a dar perpetua y no la pena leve que le había prometido el PT, también este personaje ha decidido revelar que el esquema de sobornos no era de 20 millones de reales, sino de… 350 millones (poco menos de 200 millones de dólares), y que los comandantes del esquema no eran solamente los condenados "ex guerrilleros" del PT (José Dirceu y José Genoíno) sino Lula en persona. Valerio agrega que, en el entuerto no hay sólo guita sino también sangre: la del ex intendente de Santo André y ex coordinador de campaña de Lula, Celso Daniel. El que fuera el "Marcos Valerio" del ex presidente Fernando Collor, un chorro llamado P. C. Farías, terminó hecho un colador en su casa, en su cama y con su amante (también fusilada, nunca se sabe lo que la gente habla en la cama).


Este cuadro amenaza transformarse en una explosión en el PT y su frente electoral. Sin haber todavía sedimentado el escándalo del mensalão, se produjo la caída de la coordinadora de la oficina de la Presidencia de la República en San Pablo, Rosemary Noronha, amante pública de Lula, que tenía montado un esquema millonario de negocios vendiendo pareceres técnicos en favor de empresas. Hay 23 implicados, varios presos, directores de agencias reguladoras nombrados por Lula. La Presidenta aprovechó para hacerse la dura contra esa gente, despidiéndolos.


Economía a pique


Dilma Roussef, que no había participado en ninguna elección de cualquier especie antes, fue elegida presidenta en 2010 como "relevo constitucional" de Lula (en Brasil no hay re-re) hasta 2014. La misma prensa que celebra la decisión del STF sobre el mensalão también ha celebrado sus calidades reveladas de "estadista"; o sea, la violencia con que enfrentó las huelgas, avanzó en las privatizaciones e hizo pasar leyes antiobreras, y hasta su dureza en el "Rosegate". El "marketero" del PT, João Santana, osó soltar un globo de ensayo: propuso la reelección de Dilma, con Lula como candidato a gobernador de San Pablo en 2014, como último servicio antes de jubilarse. El ex metalúrgico ni comentó. El marketero, como todos los de su laya, la ve corta.


Como nadie ha dejado de notar, la economia brasileña se está yendo a pique. El PBI ha crecido menos de 1 por ciento anual por ocho trimestres consecutivos. La "burbuja financiera" está hinchada por todos lados: el récord de la deuda pública federal (interna y externa); la deuda de los estados, en primer lugar la llamada "Grecia del Brasil", Rio Grande do Sul (gobernado histórica y actualmente por el PT), que le debe a la Unión 215 por ciento de su receta líquida, seguido por Minas, San Pablo y Río (o sea, los cuatro estados más grandes del Brasil); la deuda privada de bancos, empresas y familias; la burbuja de la propiedad inmobiliaria (165% de valorización entre 2008 y 2012, contra 25% de inflación). El capital financeiro internacional (The Economist, que calificó a la economía brasileña de "moribunda") ha pedido la cabeza del ministro de Economía.


Dilma va en ese sentido: ya anunció la privatización de los aeropuertos, con fuertes subsidios estatales, en vísperas de la Copa 2014 y las Olimpíadas 2016; o sea, le dio en bandeja al gran capital la próxima gallina de los huevos de oro. Ya comprimió los salarios de los estatales y los gastos sociales a su porcentaje más bajo (del PBI y del ingreso líquido del Estado) en dos décadas, abajo incluso que el de los gobiernos "neoliberales" anteriores al PT. El problema es que, como resumió el editorialista de Valor Económico (5/12/12): "el gobierno bajó las tasas de interés, desvalorizó el real, aumentó el gasto público (léase subsidios al capital), adoptó medidas para diminuir los costos de producción (desreguló la legislación laboral), redujo impuestos (al gran capital), abrió la concesión de servicios públicos al sector privado, intervino en algunos sectores, y la economia brasileña no reacciona. Las inversiones son negativas hace dos años y el PBI registra un promedio inferior al de los dos mandatos de Fernando Henrique Cardoso".


El déficit que viene


Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco y capo del PSB, el partido que más creció en las recientes elecciones municipales, aliado parlamentario, de gabinete y electoral del PT, declaró que no piensa "electoralizar" (sic) la crisis económica; o sea, lanzarse a la carrera presidencial 2014, pero que cambiará de idea si la economía no reacciona rápido en 2013. La caída acelerada de las compras chinas, entre otros factores, conspira contra la "reacción" (ya se prevé un déficit comercial de 65 mil millones de dólares en 2013). China no quiere comprar más mercaderías, sino activos en el país (exceso de capitales en casa). Si el PSB se va del frente, arrastrando a (todo o parte) del PMDB, la coalición gobernante desde 2003 (el PT no consigue gobernar solo) estaría definitivamente quebrada, en momentos en que la alternativa burguesa "de derecha" (PSDB) viene en caída electoral libre.


¿Y la izquierda? La del PT apuesta al PED-2013 (elecciones internas) sin política diferenciada de la dirección y proponiendo sólo más activismo contra la derecha (PSDB); o sea, apuesta a su derrota. El PSOL es una federación cada vez más federada de tendencias, carente de política común, cuya principal figura electoral, Heloísa Helena, apuesta a una coalición (imposible) o a una ruptura con vistas a una alianza electoral privilegiada con el Partido Verde de la ex ministra Marina Silva.


Frente al juicio al mensalão, el PSTU se preguntó: ¿se está haciendo justicia? Respondió que no, porque… continúa impune el mensalão del PSDB. O sea, hay una izquierda que, frente a la crisis económica y política, hace la política del avestruz. Hay que salir a explicar al pueblo que la corrupción fabulosa del PT es la consecuencia de su política de colaboración con los grandes y pequeños partidos de la burguesia, que los trabajadores pagan con austeridad y miseria social. El debate sobre el frente de izquierda, que está en la agenda, no puede restringirse a idear una componenda electoral, sino que debe ser la oportunidad para un gran debate político.