Bulgaria: dos meses de protestas contra el gobierno

Un régimen político corrupto y hambreador en crisis.

Todas las noches, desde hace 66 días, miles de personas se vienen manifestando en Bulgaria contra el gobierno derechista del primer ministro Boiko Borísov reclamando la renuncia del mismo. Las movilizaciones tienen lugar en el centro político del país, la capital Sofía, pero también en otras ciudades del país como Varna o Ruse. Como respuesta, la represión ordenada por el gobierno se viene cobrando decenas de heridos y detenidos en cada jornada.

El régimen político, en la mira

Entre los manifestantes, el reclamo más coreado es el de la renuncia de Borísov y todo su gobierno, así como también la del fiscal general, Iván Geshev. El mandatario es señalado como el líder un régimen intrínsecamente corrupto, entrelazado con las mafias y con la ‘oligarquía’ económica, es decir con los sectores que habiendo sido parte de la burocracia estalinista se reciclaron como propietarios privados de las grandes empresas estatales, siendo al día de hoy el sector más enriquecido del país. Por el contrario, la situación de las masas trabajadoras es dramática, Bulgaria es el país más pobre de la Unión Europea, con un salario mínimo de 300 euros y una emigración permanente de la fuerza de trabajo, que ocupa las posiciones laborales más precarias en los países occidentales. Desde 1989 han emigrado 2 millones de personas, cuando el país en la actualidad cuenta con 7 millones de habitantes. Como en todo el mundo, la crisis capitalista mundial, acrecentada por la pandemia, viene a agravar todas las contradicciones precedentes.

La perspectiva, por lo tanto, de un progreso social mediante la alineación con el imperialismo europeo (incorporación a la Unión Europea y a la Otan mediante) ha devenido en lo contrario. Borísov y su partido GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria), integrado a la derecha continental al ser parte del Partido Popular Europeo, vienen dominando la política búlgara desde 2009 y son, por lo tanto, los principales apuntados por las movilizaciones.

Sin embargo, en este contexto, las movilizaciones se han transformado en una impugnación al régimen en su conjunto. El partido de gobierno, a pesar del rechazo social, aparece como primera minoría en los sondeos de opinión, en donde la principal oposición, el Partido Socialista Búlgaro (descendiente del Partido Comunista) no logra recoger apoyos mayoritarios ya que, habiendo sido gobierno hasta 1996, es visto como parte de los responsables de la situación crítica del país.

El desarrollo de la crisis

Bulgaria es otra de las casillas del tablero internacional en el que se libran choques políticos entre las potencias, los que vienen recrudeciendo al calor del agravamiento de la crisis mundial. Como contrapartida al alineamiento pro-occidental del primer ministro Borísov, el presidente búlgaro, Rumen Radev, integrante del PSB, es partidario de un mayor acercamiento a Rusia, poder predominante históricamente en la región. Se ha recreado, por lo tanto, un escenario que enfrenta a los mismos contendientes que en otros países, como Bielorrusia o Ucrania. Al tratarse de un régimen parlamentario, el manejo diario del gobierno recae sobre Borísov; sin embargo, el presidente conserva importantes prerrogativas como vetar leyes si no son aprobadas con una mayoría especial. Radev está entre los principales dirigentes que reclaman la salida de Borísov.

El gobierno ha buscado ofrecer una salida a la situación (reconociendo a la vez su crisis) mediante la renuncia de cuatro ministros y el intento de hacer pasar una reforma constitucional que es rechazada por la oposición. Por su parte, el PSB impulsó en julio una moción de censura al gobierno en el Parlamento (lo que hubiera supuesto la salida del mismo), pero no logró reunir la mayoría necesaria. Mientras continúan las movilizaciones, se ha creado un impasse en el poder político.

Los trabajadores deben dar una salida

El proletariado búlgaro cuenta con importantes concentraciones en la minería y en la industria, así como con una significativa historia de lucha. En 2013, sin ir más lejos, las movilizaciones de masas lograron echar del gobierno al mismo Borísov, quien tuvo en esa etapa su primer mandato como primer ministro. Movilizaciones que fueron seguidas el mismo año por otras contra el gobierno de Plamen Oresharski, designado primer ministro por los socialistas.

Como en el conjunto de Europa oriental y en los Balcanes es necesaria la construcción de un partido propio de los trabajadores que luche por una intervención de la clase obrera de acuerdo con sus propios intereses.

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