La derrota electoral sumió al centroizquierdista PRD de México en una crisis aguda. En unos pocos días, renunciaron su secretario general y cinco miembros de su Comité Ejecutivo. Hasta el propio liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del PRD, está cuestionado: “Pocas veces se han escuchado tantos insultos y acusaciones como los vertidos en el IV Consejo Nacional del PRD (realizado después de las elecciones)” (El País, 24/7).

¿Cómo piensa el PRD remontar la crisis? Ofreciéndose como aliado parlamentario del derechista Fox, ganador de las elecciones. Después de haberlo calificado como “fascista”, Cárdenas declaró que “no apostamos al fracaso del gobierno”, para plantear “una negociación madura” con Fox.

Comentando la noticia del ‘ablandamiento’ de la posición del PRD frente al nuevo gobierno mexicano, el Financial Times dice que “esta rama de olivo que le ofrece el partido centroizquierdista a Fox, ofreciéndole negociar reformas políticas vitales (…) será una considerable ayuda para Fox”, el cual no ha logrado obtener una mayoría parlamentaria (25/7). Las “reformas vitales” de Fox son, recordémoslo, la privatización del petróleo y la unidad monetaria con los Estados Unidos, es decir la virtual dolarización de México.

La información confirma lo señalado en la última edición de Prensa Obrera acerca del “empalme entre el centroizquierda y la derecha” y el particular lugar que juega Chiapas y la rebelión indígena en esta combinación. “El Estado de Chiapas –informa el mismo diario– también puede ser un punto de convergencia”. Allí, para las próximas elecciones estaduales, se ha constituido un frente que integra tanto al PRD como al PAN de Fox, que lleva como candidato a un ‘disidente’ del PRI.

Todo esto retrata el destino derechista del centroizquierdismo.