Carta abierta lambertista

La corriente lambertista ha decidido usar en beneficio propio el hecho de que Miguel Rosetto, dirigente de Democracia Socialista (sección brasileña del SU), es ministro del gobierno fondomonetarista y antiobrero de Lula. En una “carta abierta” lo acusa de “mantener una posición en el gobierno, junto a un gran terrateniente, Roberto Rodríguez…”.


¿Pero en nombre de qué política ataca el lambertismo al SU y a Rosetto? Los lambertistas no reclaman que Rosetto se retire del gobierno ni tampoco exigen el retiro de los ministros capitalistas del gobierno de Lula. Se limitan a pedir la “vuelta al PT de los orígenes”. Olvidan aclarar si con los ministros capitalistas o sin ellos; si con Lula o sin Lula.


¿Y qué autoridad política tienen para emprenderla contra el SU? Ninguna. Dos días después de la victoria de Lula, O Trabalho declaraba: “Ustedes, señores patrones, obviamente no entendieron el mensaje. Ustedes parecen estar totalmente equivocados: ¡el 27 de octubre no fue el partido de los patrones sino el Partido de los Trabajadores el que ganó las elecciones!”. Es decir que después de haber llevado al gobierno a Alencar (uno de los mayores capitalistas brasileños), a Luis Furlan (un gran industrial paulista), al ex vicepresidente del BankBoston y al latifundista Roberto Rodrígues, ahora les preocupa que Rosetto sea ministro.


Los problemas políticos de la izquierda y el movimiento obrero brasileño exceden, en mucho, el hecho de que haya en el gabinete de Lula un ministro que se declara “trotskista”. Pero los lambertistas hacen eje en ese ministerio por la sencilla razón de que necesitan disimular su complicidad. No sólo llamaron a votar por Lula, que llegaba al gobierno con un acuerdo con la burguesía brasileña y con el imperialismo (puesto en evidencia por el acuerdo establecido por Lula con el FMI antes de ganar las elecciones). También, durante años fueron parte integral del “giro” proimperialista y antiobrero del PT, y de su integración al Estado: por eso, los representantes de unos y otros en la dirección del PT votaron la expulsión de las corrientes de izquierda –Causa Operaria primero, y más tarde el PSTU– que se oponían a las alianzas que impulsaba la dirección del PT con partidos de la burguesía.