Castristas uruguayos “visitan” al embajador norteamericano

La visita de una delegación oficial del PIT-CNT, la central sindical uruguaya, al embajador de los Estados Unidos en Montevideo el pasado miércoles 12, constituye otra manifestación más de la abierta capitulación de la izquierda democratizante latinoamericana al imperialismo yanqui. Los castristas de la vecina orilla no han tenido empacho en iniciar un “diálogo positivo”  con el representante del gobierno que ejerce un implacable bloqueo político y económico contra Cuba y contra la Revolución Cubana. La entrevista sirve entonces para poner de relieve el trabajo de demolición política de la Revolución al que se dedican los propios “amigos de Cuba” y aliados del castrismo. Esta capitulación ante el enemigo histórico de la revolución cubana es una ilustración de que la defensa de la revolución pasa por la crítica implacable de la política del castrismo y de sus “amigos”.


Es cierto que el hecho de esta entrevista no debería sorprender ya que el PIT-CNT está debatiendo su ingreso a la Ciosl, la central  de la burocracia sindical mundial proimperialista; una importante cantidad de dirigentes de la central uruguaya fue partidaria de participar de un “seminario”  sindical del Banco Mundial.


La “izquierda” latinoamericana ha perdido todo prurito: los burócratas uruguayos aceptan la invitación del embajador norteamericano; los dirigentes del PT de Brasil invitan al cónsul estadounidense en San Pablo a participar en su Congreso; los sandinistas se afilian a la Internacional Socialista de Felipe González, Mitterrand y Craxi; y todos, en conjunto, esperan una “señal” de cuál será la política norteamericana hacia Cuba. La “izquierda” latinoamericana de cuño stalinista y castrista ha desplazado su “referente” de Moscú a Washington.


El contenido de la entrevista mantenida entre el embajador y los burócratas lo confirma. El vocero de los burócratas que concurrieron a la embajada, Luis Romero —dirigente del gremio del neumático, participante en varios eventos organizados por el CTA argentino— calificó a la reunión como “positiva”, en particular “en lo relativo a los procesos de integración regional (Mercosur—Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina—, Nafta —Estados Unidos, Canadá y México— y 4+1 —los países del Mercosur y Estados Unidos) que viven nuestros países y sus consecuencias sobre los trabajadores” (El Día, Montevideo, 13/5). La burocracia frenteamplista, como el FA, apoya la “integración económica” con el imperialismo, lo que significa también la política de reducción de  salarios y liquidación en masa de conquistas obreras.


Cuba


La cuestión del embargo norteamericano a Cuba provocó “un completo desacuerdo” entre los burócratas y el embajador. Naturalmente.


Pero si la deuda externa, el apoyo del imperialismo al gobierno de Lacalle, las privatizaciones, el envío de tropas uruguayas a la misión de la ONU en Camboya, en resumen, la opresión imperialista sobre el Uruguay no fueron motivo de un “completo desacuerdo” entre el huésped y sus visitantes, ¿por qué lo sería el “embargo” a Cuba? Una divergencia tan circunscripta no puede revestir un carácter de principios. Precisamente, las declaraciones del burócrata Romero muestran que ella forma parte del debate táctico que existe dentro del imperialismo norteamericano, sus aliados europeos y las burguesías latinoamericanas, sobre la política a seguir frente a Cuba y a la política castrista de “fronteras abiertas”  al capital externo. Romero dejó en claro que “nuestra postura no está basada en el apoyo a una determinada ideología”(ídem), es decir,  que no está basada en un apoyo incondicional a la Revolución.


Para Romero, es decir para la burocracia del PIT-CNT y el FA, “el único resultado que ha obtenido (el embargo) es que la gente (Cuba) se cierre más en su posición” (ídem). Las “divergencias” entre el embajador y los burócratas se reducen, en sustancia, a determinar cuáles son los “caminos” más efectivos para que Cuba se “abra” más. La misma inquietud tienen los yanquis, pues “el congresista norteamericano Charles Rangel propuso un proyecto para levantar el embargo económico y estimular las inversiones estadounidenses a Cuba, tras señalar que el actual bloqueo es un obstáculo para el cambio en la isla” (La República, 21/5).


En síntesis, los castristas uruguayos han levantado el “bloqueo” político al imperialismo yanqui, sin importarles que éste siga aplicando el bloqueo económico contra la pequeña isla caribeña, apuntando a la liquidación de la Revolución (restaurar el capitalismo)