Catarata de fracasos de la “nueva izquierda” europea


Respect (Respeto), la coalición de la "nueva izquierda" británica, se ha roto en medio de denuncias escandalosas. De un lado ha quedado el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP por su sigla en inglés), la principal organización de la izquierda británica; del otro, George Galloway, el único diputado de Respect, que cuenta con el respaldo de reconocidos miembros de la comunidad musulmana, del Secretariado Unificado de la IV Internacional y personalidades como el cineasta Ken Loach. Este agrupamiento pasó a llamarse Respect Renewal.


Respect nació en 2004, con el objetivo de ser la "extensión política" de la coalición "Stop de War", protagonista de grandes movilizaciones contra la guerra. El "momento" de Respect llegó – según Chris Harman, dirigente del SWP- cuando Galloway fue expulsado del partido laborista por su oposición a la guerra. Galloway fue promocionado inmediatamente como la "figura" de la nueva coalición.


La nueva coalición se presentó como "una alternativa radical al nuevo laborismo" (Socialist Review, enero de 2008), es decir como un proyecto político de conjunto. No era un "frente único", como pretende el SWP, sino un nuevo partido, con su Comité Nacional, sus organismos de dirección y su programa. El 70% de los miembros del Comité Nacional pertenecía al SWP; el resto eran "personalidades" que se representaban a sí mismas. Por la propia voluntad del SWP, el nuevo partido "no era revolucionario (porque) intentaba atraer a los laboristas desilusionados, a sindicalistas y a activistas musulmanes radicales" (ídem). El "modelo" es conocido; basta reemplazar el apellido Galloway por el de Solanas, Rivas, Cafiero, Zaffrani o Tinnirello… Se trata de que los desilusionados se empantanen en una ilusión de menor calidad histórica que las precedentes.


Según el SWP, los contornos deliberadamente confusos del nuevo partido obedecían a la necesidad de llenar el "vacío político" creado por la derechización del laborismo. Pero ni en la política ni en la vida existen los "vacíos"; es la propia actividad política de un partido, de agitación, de organización y de lucha la que crea su propio "espacio". Antes que nada, el asunto del "vacío" era una justificación a la adaptación electorera de la izquierda a los figurones desplazados del "new labor" de Blair.


Respect se formó mediante la agregación de algunas personalidades, declaradamente reformistas y socialmente conservadoras; el propio Galloway es un ejemplo. Expulsado del laborismo por su oposición a la guerra, Galloway continuó siendo, según sus propias palabras, "políticamente laborista". Es un partidario militante de la oposición al aborto, opuesto a los derechos de las mujeres y de los homosexuales, defensor de la educación clerical y partidario de la pena de muerte. Fueron estas posiciones reaccionarias las que le valieron el apoyo del Consejo Musulmán Británico (MBC), que representa a la burguesía islámica y está encabezada por sus clérigos. Este consejo "dio la bienvenida a sus posiciones sobre la fe y Dios" y concluyó que "a partir de estas posiciones, los musulmanes británicos verán a Respect como una alternativa real a los principales partidos británicos" (comunicado de prensa del MBC, 24/4/05).


Gran Hermano

Respect obtuvo su gran éxito electoral cuando logró que Galloway mantuviera su banca. En aquella ocasión, Prensa Obrera señaló que "Respect es un frente de partidos de izquierda con la MBC. Pretende (…) ganar los votos del trabajador de origen musulmán no sobre una base obrera y socialista sino sobre una base ‘comunitaria', es decir sobre la base de la dominación política del burgués de origen musulmán y sus clérigos. Por todo esto, Respect no significa un progreso hacia la independencia de clase ni hacia la conciencia socialista de los trabajadores de origen musulmán en Gran Bretaña" (Prensa Obrera, 26/5/05).

El éxito de Galloway atrajo una cuadrilla de carreristas, los llamados "líderes comunitarios" musulmanes, incluidos algunos capitalistas multimillonarios. Galloway los promocionó porque, sostuvo, eran los únicos capaces de ganar elecciones en los distritos mayoritariamente musulmanes. Así, según el SWP, Respect fue perdiendo su condición de izquierda para convertirse en un "partido comunalista" (ídem) o, más directamente, en un "partido musulmán". Con los carreristas llegaron, según denuncia recién ahora el SWP, los métodos del punterismo. Los opositores del SWP reconocen la existencia del punterismo y hasta lo justifican por los "lazos tribales de la comunidad" (International Viewpoint, enero de 2008).

Durante dos años, el SWP ocultó este desbarranque y defendió incondicionalmente a Galloway, aún cuando estuviera lejos de actuar como un "tribuno de izquierda". El SWP vetó, por ejemplo, que Respect criticara a Galloway cuando el diputado decidió, por su propia cuenta, participar en "Gran Hermano Famosos"…


Derrumbe

Según el SWP, la ruptura obedece al electoralismo desatado por el "éxito" de Respect. Más bien parece obedecer a lo contrario: el fracaso en dos elecciones municipales realizadas el año pasado llevó a Galloway a exigir que se reforzara la presencia de "líderes comunitarios" musulmanes a la cabeza de las listas… y se desplazara a los "izquierdistas" del SWP. Esos fracasos eran el reflejo de un derrumbe más general. El número de militantes de Respect cayó, según Alan Thornet, dirigente de la sección británica del SU, de 5.500 (en 2005) a poco más de 2.000 (en 2007). El derrumbe era completo: "no sólo muchas regionales de Respect están inactivas y moribundas (…) la masa de los que se fueron son los activistas independientes (ídem). La "nueva izquierda" británica estaba liquidada mucho antes de su ruptura.

Aunque sus deudos pretendan usar su nombre con fines electorales, Respect dejó de existir. Bajo ese nombre, el SWP presentará una lista propia. En cuanto a Galloway, llamó a formar una "lista progresista" para respaldar en las elecciones municipales de Londres, en mayo, al actual intendente, el laborista Ken Livingstone.


Un fracaso continental

Respect formó parte de un extendido esfuerzo de la izquierda democratizante europea por "construir una alternativa de izquierda a la derechización de los partidos socialdemócratas" (Socialist Review, enero de 2008). Es decir, por poner en pie una "nueva izquierda" continental.

El propio SWP menciona al Partido Socialista de Escocia, a la "Alianza Rojo-Verde" de Dinamarca, al "Bloque de Izquierda" de Portugal, a Refundación Comunista de Italia, al Linke (Izquierda) de Alemania e, incluso, al intento de encontrar un candidato "antineoliberal" único en las pasadas elecciones francesas.

Todos ellos han fracasado estrepitosamente. La dirección del Partido Socialista Escocés testimonió en un juicio por difamación contra la figura más conocida del partido. El "Bloque" portugués estalló luego de que José Sá Fernandes, un independiente elegido como concejal en sus listas, se integrara al bloque del partido socialista. La "Alianza" dinamarquesa está paralizada. El Linke co-gobierna con la socialdemocracia en varios Estados alemanes. Refundación entró al gobierno de Prodi e incluso postuló un "gobierno institucional", o sea con el apoyo de Berlusconi, luego de la caída de Prodi. José Bové, pretendido candidato "antineoliberal" en Francia, terminó como "asesor en soberanía alimentaria" de Ségolène Royal. A este extenso listado, hay que agregar a la Izquierda Unida española, que acaba de ofrecerse como socio gubernamental de Rodríguez Zapatero.

La "experiencia" de la "nueva izquierda" ha fracasado en toda la línea, a una escala continental. No se trata de un fracaso particular, consecuencia de "errores" particulares. Es el fracaso de todo un método político, que pretende reemplazar la construcción de un partido propio de los trabajadores con combinaciones y maniobras electorales, y con "figuras" y tendencias de derecha o ajenas a las masas.

Los trabajadores y jóvenes que luchan en nuestro continente por poner en pie una alternativa política al nacionalismo burgués deben aprender del enorme fracaso de la "nueva izquierda" europea