Centenares de miles de despidos en Estados Unidos

En quince días, decenas de miles de trabajadores norteamericanos fueron despedidos. En octubre se agregaron otros 200.000, llevando a 760.000 la cifra de despidos en lo que va del año (AP, 26/10). Según cifras oficiales, en la última semana se presentaron 478.000 solicitudes de ayuda por desempleo. Los trabajadores, que venían soportando meses de suspensiones, congelamiento de vacantes y recortes de horas extras, son arrojados a la calle mientras burócratas sindicales como Tom Conway, vicepresidente de la Unión de Trabajadores Siderúrgicos, se limitan a decir: “Las ventas cayeron dramáticamente la última semana. Esto recién empieza” (The New York Times, 25/10). Para fin de año, por lo menos 8 de cada 100 norteamericanos estará sin trabajo, el porcentaje más alto desde la recesión de 1982. “El nerviosismo de la gente está creciendo” –opina Harry Holzer, un especialista en mercado de trabajo de la Georgetown University.

“Los despidos arrecian como un distorionado segundo acto de esta crisis imparable. En las últimas dos semanas anunciaron despidos Merck, Yahoo, General Electric, Xerox, Pratt & Whitney, Goldman Sachs, Whirlpool, Bank of America, Alcoa, Coca-Cola, las automotrices de Detroit y casi todas las compañías de aviación” (ídem). Los sectores más afectados son las finanzas (35.000 sólo en Nueva York), las automotrices, la construcción, las líneas aéreas y el sector minorista. “Las siderúrgicas -grandes proveedoras de muchas áreas de la economía-, apagaron 17 de los 29 altos hornos del país, un sorprendente indicador de la caída vertiginosa de la producción y del modo en que las empresas intentan adaptarse a la propagación de la crisis” (ídem).

En muchos casos, el despido es un suceso familiar. “Algunas parejas -dice The New York Times- fueron despedidas en la misma semana.” Por ejemplo, Dwight y Rochelle Stokes. Dwight era mecánico de la fábrica de aviación Pratt & Whitney de Fenton pero en setiembre la producción bajó de 15 a dos motores mensuales. El lunes, “el supervisor le indicó a Stokes y a otros 100 trabajadores que no tocaran las máquinas y la seguridad los escoltó fuera del edificio, con cuatro semanas de sueldo y de seguro de salud y 1.000 dólares por toda recompensa. La semana antes, el padre de Rochelle había sido despedido después de trabajar 12 años en la línea de montaje de Chrysler” (ídem).