¿Central Obrera o antro parlamentarista?

Durante la ‘huelga general indefinida’ con que la Central Obrera Boliviana (COB) ‘acompa­ñó’ la marcha campesina a La Paz contra la ‘ley de tierras’ (ver Prensa Obrera N° 516 y 517), se asistió a un curioso emblocamiento entre la direc­ción oficial de la COB —recientemente elegida y que se autopresenta como ´revolucionaria’— y el POR de Guillermo Lora.


Las marchas campesinas llegaron a La Paz en los últimos días de setiembre, después de más de 30 días de marcha desde todos los rincones del país. Incluso, cuando los campesinos ya se encon­traban en La Paz, la COB no llevó a cabo ninguna iniciativa para preparar la lucha unitaria obrero- campesina, a pesar de las sobradas muestras de solidaridad que los ‘marchistas’ estaban reco­giendo entre los explotados de la capital.


Recién después de varios días —el 1° de octubre— se llevó a cabo un ampliado de la COB. Allí, el POR —a través de la Federación de Maestros de La Paz— planteó declarar la huelga general indefinida. La dirección de la COB apoya la mo­ción y compromete la llegada a La Paz de 20.000 cooperativistas mineros y de miles de jubilados.


Semejante resolución ‘revolucionaria’ nunca se llevó a la práctica. La Fencomin (la federación de cooperativistas mineros) firmó un acuerdo con el gobierno para abrir un ´diálogo’ que permitie­ra ‘consensuar’ el proyecto oficial de código de minería y suspendió su anunciada marcha hacia La Paz. Esto revela que la dirección de la COB — y el POR, que actuaba a su sombra— jamás se preocuparon por organizar efectivamente la ‘huelga general indefinida’ que habían ‘de­clarado’.


La ‘huelga general indefinida’ nunca salió del papel. En un país donde el parlamentarismo abortó como posibilidad política antes de nacer, la COB reproduce al interior de las organizaciones obreras el vicio parlamentario del formalismo. Para la dirección de la COB (o para la del POR) no importa si la huelga general se cumple o no —y no se puede cumplir nunca si no existe una dirección que la organice— sino que basta con que sea ‘declarada’. En otras palabras, el bloque entre la dirección de la COB y el POR no se propuso llevar adelante una lucha física sino que se limitó a una ´lucha’ dialéctica y discursiva. Ninguno de los integrantes de este bloque político se preocupó en lo más mínimo de luchar por llevar a la práctica las resoluciones que vota. Por eso, la dirección cobista, en todo momento dejó que la dirección campesina continuara negociando por separado con el gobierno y nunca pretendió unificar a las bases de los diferentes sectores en lucha mediante un pliego único. En consecuencia, en los hechos nunca hubo una huelga general.


Y así se llega al ridículo —apenas siete días después— de que el POR y la COB se pongan de acuerdo en la “suspensión” (eso sí, por “razones tácticas”) de la huelga general. Y esto en el exacto momento en que aparecían indicios de que podía generalizarse una lucha a nivel nacional. Así, Trinchera Revolucionaria (de la Oposición Trotskista del POK, octubre de 1996) sostiene que “en el ampliado del 8 de octubre, tanto el PRP (la tendencia a la que pertenece la dirección de la COB y como el POR se ponen de acuerdo en la suspensión de la huelga indefinida, a pesar de que el bloqueo de caminos comen­zaba en diferente lugares”


En resumen, no se euforia ron por organizaría; cuando finalmente comenzaron los bloqueo´ de caminos (pese a que la COB nunca tuvo una política para conquistar a la masa obrera a la huelga), la dirección que se autoproclama ‘revo­lucionaría’ levantó la “huelga general Indefi­nida”.


Esta política caracteriza al bloque político formado por la ‘nueva’ dirección de la COB y el POR. Hay algo más, la COB ha degenerado al parla­mentarismo, sin ninguna de las virtudes de esto.