¡Cese de los bombardeos a Gaza!

Abajo el Estado genocida de Israel. Todo el apoyo al pueblo palestino.

Bombardeo sobre la Franja de Gaza

La represalia del gobierno israelí ha sido brutal. El gobierno israelí está bombardeando la Franja de Gaza y su ministro de Defensa viene de informar que le cortarán la electricidad, la comida, el agua y el combustible. Hasta el momento, los ataques sionistas dejaron más de 500 palestinos muertos (entre ellos más de 80 niños) y aproximadamente 2.700 heridos.

El gobierno de Estados Unidos anunció el envío de buques, aviones de combate y de un portaaviones hacia el este del Mediterráneo, para darle soporte a Israel en su ofensiva contra el pueblo palestino.

Está claro que no hay comparación posible entre el poder de fuego de uno y otro bando. Netanyahu declaró el “estado de guerra”, que lo único que augura es un exterminio. Netanyahu prometió dejar “en ruinas” la Franja de Gaza, de 43 kilómetros de largo y 10 kilómetros de ancho, avisándole a su población cautiva que “se vaya” a pesar de que sabe que no puede hacerlo.

Israel movilizó cuatro divisiones de tropas, así como tanques, a la frontera de Gaza, uniéndose a 31 batallones que ya se encontraban en la zona, lo cual es una señal bastante plausible de que habrá una incursión terrestre.

Transcurridas 48 horas de la operación realizada por Hamas, el ejército israelí recuperó el control de la zona fronteriza. Habría al menos 900 muertos identificados del lado israelí y 2.000 heridos. La captura de rehenes, según lo anunciado por los representantes de Hamas, tiene como propósito canjearlos por prisioneros palestinos que se mantienen en cautiverio, en algunos casos por años, en condiciones humillantes y sometidos a vejámenes permanentes.

Un régimen de apartheid y limpieza étnica

Es imposible de entender la acción militar palestina al margen de la agresión que está viviendo el pueblo palestino. La orientación estratégica del gobierno israelí es anexar Cisjordania y convertir a Jerusalén en la capital del Estado.

Partiendo de lo que aquí señalamos, es una hipocresía y una perfidia la acusación de antisemitas contra todos aquellos que se oponen y enfrentan al Estado de Israel y se solidarizan con el pueblo palestino. El Estado sionista es un régimen expulsivo y de depuración étnica contra el pueblo palestino, que nos trae a la memoria las tentativas de consagrar una raza superior, que fue una de las banderas supremacistas agitadas por el nazismo y por otras experiencias de esa índole a lo largo de la historia contemporánea. Ahora, impulsado desde los propios círculos gubernamentales, se pretende avanzar para consagrar a Israel como un Estado hebreo y a darle un rango constitucional. En este contexto, la reacción del gueto palestino contra un opresor armado hasta los dientes evoca el ejemplo del levantamiento de prisioneros judíos del gueto de Varsovia en 1943.

La burguesía y sus gobiernos que proclaman abrazar la democracia no tienen el menor empacho en aliarse con los apologistas de Hitler. El gobierno alemán respalda los esfuerzos de intelectuales de derecha para justificar y minimizar los crímenes del régimen nazi. Hace menos de dos semanas, el Parlamento canadiense completo, junto con el primer ministro Trudeau y la embajadora alemana, ovacionaron de pie a Yaroslav Hunka, antiguo miembro de las Waffen-SS nazis, que participaron en la masacre de judíos en el Holocausto. Ni hablar de batallón Azov, hoy integrado al gobierno de Zelensky, cuyos contactos estrechos con organizaciones neonazis es conocido. El uso de elementos por parte de esa fuerza política como la esvástica celta y la figura del ángel lobo, emblemas de la tropas hitlerianas de las SS, hablan de su filiación.

Hoy, el régimen sionista y Occidente se rasgan las vestiduras contra el carácter retrógrado y confesional de Hamas y la tildan de terrorista, pero la impulsaron y le dieron aliento en el pasado cuando les convino para debilitar en su momento a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), caracterizada por ser una organización laica.

Olla a presión

No nos debe sorprender que bajo estas condiciones tanto Gaza como Cisjordania se hayan

convertido en una olla a presión. La bronca y el hartazgo se sienten en todas las capas de la población palestina, pero con especial fuerza en las filas de la juventud. La nueva generación es la que más está reaccionando contra esta situación humillante y no solo cuestiona al gobierno israelí sino que coloca un dedo acusador contra la política contemporizadora y de colaboración de la dirigencia palestina. El cuestionamiento no solo está dirigido contra Mohamed Abas, presidente de la Autoridad Palestina, sino que se extendió contra la propia Hamas, que tiempo atrás había resuelto un apaciguamiento y modus vivendi con el sionismo. El giro dado por Hamas con esta última operación probablemente tenga que ver con el estado de ánimo reinante que describimos.

Viene al caso señalar que el presidente Abas ha venido gobernando los últimos 14 años sin elecciones para renovar cargos, de modo tal que ha perdido toda legitimidad. Las autoridades palestinas son títeres del régimen sionista y el Estado palestino es percibido por la población como una impostura.

“Más del 56%, en una encuesta realizada, apoya el regreso a una intifada o levantamiento contra Israel. El año pasado, surgieron numerosos grupos militantes nuevos en las ciudades de Nablus y Junín, en el norte de Cisjordania, desafiando la legitimidad de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina” (BBC News, 4/7).

Perspectivas

Netanyahu ha abierto el paraguas: “Nos estamos embarcando en una guerra larga y difícil que se nos impuso por un ataque asesino de Hamas”. Advirtió que continuará una fase ofensiva “sin limitaciones ni tregua” hasta “restaurar la seguridad” de los israelíes. No se nos puede escapar que el presidente israelí Isaac Herzog pretende aprovechar esta nueva cruzada como una pantalla para contrarrestar la severa crisis política abierta por la reforma judicial de Netanyahu. Por lo pronto, ya la oposición le ha ofrecido al jefe de Estado un gobierno de “concentración nacional”, figura que está prevista para los momentos de emergencia del país y que ya se ha puesto en práctica en experiencias del pasado. El actual ofrecimiento opositor oficia como un salvavidas de un gobierno golpeado por las tensiones internas que venían sacudiendo al país.

Sin embargo, la nueva escalada, incluida una eventual incursión militar, no podrá desactivar esta bomba de tiempo como no ha podido hacerlo en el pasado. Tengamos presente que ya hubo cuatro invasiones anteriores a Gaza. Lo que está en la base de ello es la inviabilidad histórica de un Estado que se sostiene en un régimen de despojo de sus tierras y limpieza étnica contra los palestinos. Un régimen así solo se puede sostener sobre la base de un sistema de guerra permanente y eso tropieza con límites insalvables y es la fuente para que una y otra vez se recree la rebelión palestina a lo largo de estos 75 años.

Por supuesto, este estado de guerra permanente hace mella y no deja de filtrase en el régimen sionista, pese a que lo que prima entre la mayor parte de las corrientes de la vida política israelí es una hostilidad a la lucha del pueblo palestino. A los círculos de poder no se les ha escapado el fracaso de la sofisticada defensa israelí y de los servicios de inteligencia del Mossad, de Estados Unidos y del imperialismo a la hora de detectar la inminencia de esta gran operación militar de las organizaciones palestinas. La pretensión de anexar directamente los territorios ocupados de Cisjordania, consagrar un “Estado hebreo” y abandonar hasta formalmente la política de los dos Estados ha provocado una división interna en Israel que se extiende a los países imperialistas. Esta fisura llega a las propias fuerzas armadas israelíes y hay denuncias de que ese malestar reinante en su interior habría minado los estrictos dispositivos de vigilancia.

Habrá que ver también cómo esto afecta el escenario regional y mundial, que es extremadamente agitado y convulsivo, y donde los choques entre Estados, las guerras y los levantamientos populares están a flor de piel. Acaba de producirse un enfrentamiento armado en la frontera entre el norte de Israel y el Líbano. Israel ha disparado una serie de ataques de artillería en el sur de Líbano el domingo, después de que Hezbolá apuntara a tres posiciones militares israelíes en la disputada zona de Shebaa Farms. Una invasión a Gaza podría abrir un segundo frente que tendría como protagonista a Hezbolá que ya en 2006 infligió una derrota al poderoso ejército sionista. Pero además podría resquebrajar el delicado ajedrez regional que se ha ido tejiendo estos últimos años y que cuenta con la bendición de Washington de normalización de las relaciones de los países árabes con Israel. El primer síntoma es que se ha postergado el acuerdo que estaba a punto de firmar Arabia Saudita con el gobierno sionista, reproduciendo los acuerdos ya firmados por Emiratos Arabes, Marruecos y Bahrein.

Un párrafo especial merece la postura de respaldo a favor de Israel que asumieron Alberto Fernández, Sergio Massa, Patricia Bullrich y Javier Milei. En el apoyo al Estado genocida de Israel no hay “grieta”.

Llamamos a impulsar la movilización en Argentina y a escala internacional en solidaridad con la heroica resistencia del pueblo palestino. Es sabido que el Partido Obrero no comparte la estrategia de Hamas. Como socialistas, hemos denunciado el carácter confesional de su política y el sistema estatal con el cual pretenden gobernar la franja de Gaza, sus vínculos que lo unen a la organización nacionalista de los Hermanos Musulmanes y su apoyo al régimen teocrático de Irán y al régimen reaccionario de Erdogan en Turquía. Pero con independencia de nuestras serias diferencias, estamos en presencia de un golpe al sionismo y al imperialismo que lo sostiene.

Defendemos en forma incondicional el derecho a la rebelión del pueblo palestino con los medios a su alcance para hacer frente a este verdadero genocidio.

Abajo el Estado sionista y los crímenes de la ocupación israelí. Por derecho al retorno de la población palestina. Por una Palestina única, laica y socialista, como parte de una federación socialista de pueblos de Medio Oriente.

https://prensaobrera.com/internacionales/las-movilizaciones-en-el-mundo-en-apoyo-a-palestina