Internacionales
3/3/2005|889
Chavez y Uribe se abrazan de nuevo
Seguir
Uno de los principales ‘shoppings’ de armas a los que acudió Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, fue la España de Zapatero, donde compró cuatro corbetas y seis aviones de transporte. Los yanquis intentaron, naturalmente, torpedear el negocio, advirtiendo que “el rearme” de Venezuela afectaba la seguridad de Colombia y la ‘lucha’ de Uribe contra las Farc. La venta no sólo era interesante para los españoles sino para la Unión Europea, la cual quiere poner en pie a toda costa una industria militar que rivalice en el mercado mundial con Estados Unidos. De ahí las divergencias entre ambos sobre la venta de armas a China.
Para salvar la oposición norteamericana, Zapatero se rascó el bocho y encontró una solución estupenda: “enmarcar esta operación comercial en el contexto más amplio de una relación triangular con Colombia y Venezuela, vertebrada a través de sendos acuerdos de cooperación judicial y policial para la lucha anti-terrorista” ( El País , 26/2). La puntada y el hilo: venta de armas y asociación política a la estrategia imperialista. Luego de esto, “España venderá material similar a Colombia”.
El remate de esta operación tendrá lugar a fin de mes, en una reunión de Chávez, Uribe, Zapatero y probablemente Lula, porque Brasil está vendiendo lo suyo también –aviones de entrenamiento. Si se recuerda que el mismo Zapatero fue el artífice del levantamiento de sanciones de la UE a Cuba y que, más tarde, Fidel Castro medió para superar la crisis entre Venezuela y Colombia debido al secuestro de un dirigente de las Farc en Caracas (por parte de paramilitares de Venezuela y de Colombia), se puede decir que Zapatero era la pieza que faltaba en la política internacional del imperialismo de la Unión Europea. El secuestro ocurrió cuando el líder guerrillero estaba negociando con Francia la liberación de Ingrid Betacourt, una dirigente política colombiana que se encuentra en manos de las Farc.
Si todos estos ajetreos van en serio, habrá que esperar que las próximas invitaciones se extiendan a las propias Farc. Ya alguna vez, y no hace mucho, el presidente de Wall Street se había reunido con las Farc en las selvas colombianas para discutir el financiamiento a una reconversión del agro colombiano.