Chavo-sionistas abandonan el barco

Una característica de todos los grupos que se dedican al seguidismo servil es su exitismo. Cuando el movimiento del que parasitan está en ascenso, se dedican a cantar loas a su jefe y a sus logros. Pero cuando el movimiento enfrenta dificultades, cuando es necesario presentar una crítica para que las masas logren superar los obstáculos que se les presentan, los seguidistas comienzan a escapar. Como dice el lenguaje popular, las ratas son las primeras en abandonar el barco.


Es lo que sucede con El Militante y Alan Woods.


En su balance de los resultados de las elecciones venezolanas, El Militante dice que “perdimos” porque “no puede haber revoluciones a medias (…) es imprescindible dar golpes decisivos a la clase dominante (…) y esto es lo que no ha hecho durante este tiempo el gobierno de Chávez; ha amenazado con expropiar pero ha tomado muy pocas medidas prácticas (e incluso en esos casos con muchas contradicciones) (…) la revolución ha dejado intacto el poder de la burguesía demasiado tiempo y en demasiados terrenos”. Diez días antes del referéndum, sin embargo, esta misma gente decía que “la revolución está superando los límites de la propiedad privada y el capitalismo” y que la reforma “amenaza parcialmente sus posiciones (las del capitalismo) en la estructura económica y en el aparato del Estado (y) facilitan la movilización y la organización de las masas trabajadoras para profundizar la revolución hacia el socialismo”.


Otro ejemplo: “La causa fundamental de la abstención, escriben con los resultados en la mano, ha sido que para un sector de las masas, tras nueve años de revolución, (…) no ha habido un cambio decisivo en sus condiciones de vida. Los problemas de vivienda, empleo, economía informal, inseguridad ciudadana, pese a los indudables avances de la revolución, no han sido resueltos”. Señalan la escasez de “productos básicos, como el azúcar, el aceite y la leche”, que desaparecieron de los mercados. Una semana antes del referéndum, sin embargo, El Militante glorificaba “los impresionantes logros de la revolución venezolana (…) toda la población tiene acceso gratuito a la salud (…) los productos de consumo básico están subvencionados por el estado garantizando a la población el acceso a alimentos de primera necesidad, nutritivos, de calidad y a bajo precio”.


El simple cotejo de estas citas, escritas por la misma mano con muy pocos días de diferencia, muestra que El Militante ha comenzado la retirada, que se va cantando bajito.


Los súbitos descubrimientos sobre las condiciones de vida de las masas y las características poco o nada revolucionarias  que le atribuyen a la revolución, demuestran que al seguidista El Militante le ha agarrado el pánico. Los "marxistas” se abruman cuando el conjunto de la situación creada plantea grandes iniciativas revolucionarias de parte de las masas.


En retirada, continúan el seguidismo. Dicen que “la clase obrera debe ponerse al frente de la revolución y presentar al presidente Chávez y a las bases del PSUV y del movimiento bolivariano estas propuestas (…)”. Esto, según El Militante, no ocurrió hasta ahora y es “una de las razones de que durante el último año no se haya avanzado más rápido y claramente hacia el socialismo (…) pese a los llamados del presidente Chávez a que la clase obrera desempeñe el papel que le corresponde en esta revolución”. La culpa es los trabajadores por no obedecer a Chávez…