Chile, después de las elecciones municipales

¡A levantar el programa clasista!

Prensa Obrera Socialista (Chile)

Las elecciones municipales del 28 de octubre dejaron al desnudo el fracaso político del gobierno de Piñera en su intento por seguir engañando a la población con su demagogia para aplicar medidas reaccionarias contra trabajadores y estudiantes, y por cumplir los ajustes que la burguesía pretende imponer para hacer caer los costos de la crisis capitalista internacional sobre los hombros de la clase obrera. La concertación y el "progresismo", a pesar de los buenos resultados obtenidos, suman en desaprobación. La burocracia sindical (CUT) llamó a votar por sus candidatos, pero sin ninguna propuesta política. Por otro lado, los estudiantes con organizaciones de izquierda acordaron hacer un llamado a no votar por ningún candidato. La gran abstención fue el acontecimiento político que marcó la elección municipal 2012.


En relación con la cantidad de inscritos por el nuevo sistema, sólo un 42% del electorado -alrededor de 5,6 millones de votantes-, participó de las elecciones, sobre un total de más de 13 millones. Esto es consecuencia de la inauguración de la ley de inscripción automática y voto voluntario, aprobada en el parlamento con acuerdo de la derecha y la Concertación. Debemos aclarar que el voto voluntario es, en esencia, una medida reaccionaria, porque su objetivo principal es despolitizar a las masas, ya que el voto es un acto político. Esta medida busca mantener la apatía y el desinterés por solucionar los problemas que tienen las comunas.


Otro punto relevante que se traslució en el nuevo sistema es la vulnerabilidad a los fraudes. A pocas horas surgieron acusaciones de fraude en varias comunas: en Renca, un grupo de candidatos a concejales acusó una pérdida de 8.000 votos; además, denunciaron incongruencias entre las actas en las que se contabilizaban los escrutinios y la información entregada al Servel. Se acusa como responsable a la actual alcaldesa por la UDI, Vicky Barahona. En Valdivia, el candidato a alcalde por la Concertación, Carlos Amtmann, también denunció un eventual fraude electoral en las elecciones municipales. Otra denuncia de similares característica realizó la candidata a alcaldesa Susana Soto, por la comuna de Quilpué, situación que habría surgido por la pérdida de, también, 8.000 votos: los votos escrutados para alcalde serían 38.738 mientras que los votos escrutados para concejales serían 30.684 (¿?). Las celebraciones se empañan por los reclamos de fraudes electorales.


Avance de la Concertación


La elección municipal dio una ventaja significativa a la Concertación en cantidad de alcaldes en comunas importantes -como Santiago y Concepción, donde se derrotó a la derecha dura-: en los comicios de 2008 la Concertación había conseguido 147 alcaldías mientras que en esta logró 170. Pero este fenómeno político no es consecuencia de una alternativa política que la Concertación haya planteado ante las masas, para hacerle frente a las medidas del gobierno de Piñera. De ninguna manera, porque ambas corrientes políticas son variantes distintas de la burguesía y están empeñadas en sostener, de una o de otra forma, al sistema capitalista en crisis. La ventaja que recibió en bandeja la Concertación se debió al malestar de las masas explotadas ante la serie de medidas económicas en contra de los trabajadores y del estudiantado, y al endurecimiento de la represión policial contra las manifestaciones estudiantiles. La lucha del movimiento estudiantil por la educación gratuita y por el fin al lucro se transformó en un elemento que determinó ante el electorado a la hora de votar, ya que el voto de apoyo a la Concertación fue, más bien, un voto contra la derecha y contra el gobierno reaccionario de Piñera. Y un voto muy condicionado al "progresismo".


Sin propuestas


La elección evidenció la ausencia total de propuestas programáticas de los candidatos. Todos ellos centraron sus campañas con grandes afiches, banderas de distintos colores, papeles biográficos… sin ningún contenido político. Para los candidatos, el punto central de su cuestionamiento era resaltar la buena o mala gestión de las autoridades municipales. De esta forma evitaron referirse al explotador sistema de trabajo de las empresas contratistas; no hablaron de los empleados que llevan años trabajando a contrato y de la inseguridad laboral que esto les significa; no dijeron nada de la corrupción que existe en las municipalidades; de terminar con la educación municipalizada y con la salud municipalizada, etcétera. Todo indica que, después de la elección, la situación de explotación no va a cambiar y que, en un futuro próximo, se verán enfrentados a muchas manifestaciones reivindicativas.


Las municipalidades han perdido todo su sentido social, se ha demostrado que ante los desastres naturales la población ha quedado totalmente indefensa, algo que a ningún candidato le pareció importar. Porque, evidentemente, las municipalidades, como el aparato del Estado, se han trasformado en una fuente de recursos económicos de la que las autoridades gustan beber diariamente. Más aun, las coimas que reciben con sus famosas licitaciones no son otra cosa que el enriquecimiento de empresas privadas con el dinero de todos los contribuyentes.


Los resultados de las elecciones evidencian un viraje hacia la izquierda de las masas. Y dejan una sensación de insatisfacción política por la ausencia de programas y de reivindicaciones que representen a la población. Comprendemos que la enorme abstención de votantes a lo largo de nuestro país es un síntoma de la ausencia brutal de una orientación política clasista, que plantee sistemáticamente un programa que refleje las reivindicaciones de la clase obrera y las masas explotadas. En este período de profunda crisis capitalista resulta imperiosa la necesidad de que la izquierda y los trabajadores se unifiquen programáticamente; para desplazar a la burocracia sindical, para enfrentar y vencer la ofensiva capitalista de despidos, de bajos salarios, de trabajo subcontratado, de las AFP, y para ponerle fin al lucro de la educación y de la salud.


Después de las elecciones municipales, es la oportunidad de levantar una alternativa programática obrera y socialista.