Chile: El movimiento estudiantil profundiza la movilización

La Confech ha llamado a una semana de movilizaciones a partir del 20 de agosto y acompañará el paro docente convocado para el 28. A un año del inicio del levantamiento estudiantil por una educación laica y gratuita, la movilización se sostiene y el gobierno de Piñera no da respuestas. El 8 de agosto pasado, la policía antimotines reprimió brutalmente a los estudiantes secundarios que se aprestaban a movilizarse por Santiago, desafiando un recorrido prohibido por las autoridades. Los carabineros lanzaron gases lacrimógenos contra la sede de la Fech y, según denuncias de la vocera de Aces, Eloísa González, "(hubo) infiltrados de Carabineros, hay intenciones de interferir las manifestaciones (…) por lo que la quema de colectivos pudo ser un montaje" (Clarín, 9/8). El vocero del gobierno, Andrés Chadwick, amenazó con abrir causas penales contra los dirigentes estudiantiles.


La represión y las amenazas de judicialización constituyen una reacción desesperada del gobierno ante el rechazo contundente del movimiento estudiantil a un proyecto de reforma tributaria, que acaba de ser aprobado por la Cámara de Diputados y será tratado por el Senado el próximo 28. Dicho proyecto, aduce el gobierno, permitiría recaudar 1200 millones de dólares adicionales para la educación, muy lejos de los 5 mil millones que reclaman las organizaciones estudiantiles. Pero, principalmente, el proyecto deja intacto el régimen privatista que obliga a los estudiantes a endeudarse para costear sus estudios superiores. Aunque la mayoría de los partidos que integran la Concertación se oponen al proyecto del gobierno, el senador Camilo Escalona (PS) anticipó hace tiempo su voluntad de habilitar el debate, argumentando que "peor es mascar lauchas" (El Mercurio, 29/4). La de la Concertación es una posición demagógica ante la inminencia de las elecciones de 2013: votan en contra, pero dejan hacer el trabajo sucio a la coalición derechista en el poder.


La ofensiva del gobierno no ha quebrado la firmeza del movimiento de lucha, más bien parece haberlo relanzado. A la convocatoria de los universitarios y docentes, se agrega la ocupación de numerosos liceos y la convocatoria a un paro para el 23 por parte de los estudiantes secundarios.