Chile: la partida de una luchadora consecuente

¡Hasta la victoria, Luisa Toledo!

Al confirmarse el fallecimiento de Luisa Toledo, referente de la lucha por los derechos humanos, tras una larga pelea contra el cáncer, un profundo sentimiento de orfandad y tristeza recorrió a organizaciones y activistas que habían encontrado en su vida un ejemplo de lucha y resistencia.

Madre de Eduardo, Rafael y Pablo -los hermanos Vergara Toledo-, militantes del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), asesinados por el gobierno de facto de Augusto Pinochet, junto a su compañero Manuel resignificaron el dolor en su búsqueda incansable de justicia, convirtiéndose en un símbolo de lucha contra el terrorismo de Estado.

El 29 de marzo de 1985, Eduardo y Rafael, de 20 y 18 años respectivamente, fueron acribillados por carabineros a escasas cuadras de su vivienda. Su hijo mayor, Pablo, es asesinado el 5 de noviembre de 1988 junto a Araceli Romo, en un hecho que la familia denuncia como un montaje de agentes del Estado.

Pobladores de Villa Francia, la familia Vergara Toledo estuvo siempre ligada a distintos espacios de organización comunitaria. Durante los ´70 Luisa participó de la Vicaría de la Solidaridad asistiendo a víctimas de la dictadura, pero fue luego del asesinato de tres de sus cuatro hijxs por parte de la dictadura cívico-militar que se convirtió en una referencia obligada en la lucha por la verdad y la justicia.

Una imprescindible de las causas populares, Luisa Toledo abrazó, acompañó e impulsó toda instancia de organización del pueblo trabajador por sus derechos. A la “madre de la juventud combatiente” se la podía ver, megáfono en mano, en la Plaza Dignidad, participando de las movilizaciones masivas que tienen lugar a partir del estallido, saludando a lxs jóvenes de la primera línea y llamando a no soltar las calles, a luchar hasta el final. Y así murió, en su querida Villa Francia, haciendo de la tenacidad, el compromiso y la consecuencia un legado.