Trabajadorxs de la “Escondida”, la mina de cobre de mayor producción en el mundo controlada por la empresa anglo-australiana BHP Billiton, definieron la paralización de las actividades en rechazo de la oferta de la patronal, tras la presentación de un petitorio presentado por el sindicato N°1 de la minera, donde se reclama compensaciones, desarrollo profesional y beneficios educativos para hijxs de trabajadorxs mineros. La empresa recurrió a la instancia de mediación obligatoria de la Dirección del Trabajo, la cual se inició el martes y se extenderá por 5 días hábiles.

Uno de los puntos centrales en la discusión es el pago, al conjunto de trabajadorxs de la mina, en partes iguales, del equivalente al 1% de los dividendos entregados a los inversionistas extranjeros, por lo que se rechazó la oferta de la patronal de un bono de 18 millones por considerarla insuficiente. Así el 99,5% de lxs trabajadorxs votó a favor de paralizar la producción, en rechazo además de la intención de la minera de aumentar la producción a costa de extender la jornada de trabajo, disminuir descansos, etc.

El telón de fondo del conflicto es el alza en el precio internacional del cobre, debido a distintos factores, entre ellos una demanda mundial en ascenso. Con estas condiciones, en 2020 la minera Escondida tuvo una ganancia neta del 115% más que en el 2019 y para este año tiene una proyección de ingresos de 10.000 millones de dólares. El aumento de la producción es clave entonces para los planes de la minera. Por eso, junto a la oferta del bono de 18 millones por única vez se pretende también reformar de manera perjudicial las condiciones laborales de manera permanente.

Los ojos están puestos en este conflicto por la importancia de la mina “Escondida” en la producción de cobre en el mundo y porque está el antecedente de la huelga de 44 días que en el 2017 protagonizaron sus trabajadrxs. Pero además, porque se ha puesto en el centro de la discusión, al plantear la participación de lxs trabajadorxs en las ganancias de la transnacional que explota la mina, justamente el volumen de ganancias que reporta la explotación del cobre, lo que contrasta con cargas impositivas irrisorias que gravan la actividad. El saqueo continúa mientras el limitado proyecto de royalty minero duerme en el Senado. Frente a las denuncias de maniobras contables por parte de las mineras, planteamos la apertura de los libros de las empresas.

La faena minera nunca cesó durante la pandemia gracias a la protección de la actividad por parte del Estado que consideró la actividad como esencial. La sola posibilidad de que lxs trabajadorxs paralicen al yacimiento de cobre más grande del planeta ha puesto en alerta a todo el sector que espera del Estado sus buenos oficios en la mediación obligatoria para que se logre un acuerdo y la huelga votada no se concrete.

La voracidad de los pulpos mineros sólo podrá ser enfrentada con una acción contundente de las y los trabajadorxs mineros, que además de luchar por las reivindicaciones propias inicien con su lucha el camino hacia la nacionalización bajo el control obrero y así recuperar los recursos estratégicos del país para ponerlos al servicio de una reorganización del país sobre otras bases sociales.