Internacionales
9/3/2017|1449
Chile: Por el triunfo de la huelga en mina La Escondida
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Desde Chile
El martes 7 se cumplieron 29 días de huelga en La Escondida, la mina de cobre más grande del mundo, ubicada en el desértico norte de Chile. Más de 2.500 trabajadores son parte del Sindicato N° 1 de esa minera, quienes concentran sus principales reclamos en tres puntos: 7% de reajuste salarial, manteniendo las conquistas del contrato colectivo anterior; que éstas se extiendan a los nuevos trabajadores sin discriminaciones y que no se modifiquen los horarios de descanso frente a la tentativa patronal de acortarlos. Junto con esto exigen un bono de 25 millones de pesos y un bono de término de conflicto de ocho millones.
El 5% de la producción mundial de cobre es despachada por la Escondida, donde su principal accionista y controlador BHP Billiton (fusión de empresas australiana-británicas) obtuvo una ganancia de 3.777 millones de dólares entre enero y septiembre del 2016 (Estrategia, 12/16).
Al cierre de esta edición, los trabajadores se mantienen en un campamento resistiendo la paralización con más 1.200 carpas, cocinas, baños y centro de comunicaciones. Con el pasar de los días se han multiplicados los piquetes y cortes de ruta en la zona, como ocurrió este miércoles en la ruta 5 Sur, el cual fue fuertemente reprimido por fuerzas especiales de carabineros.
La Nueva Mayoría, por ahogar la huelga
Las negociaciones se han frustrado y el sindicato acusa de una posición “intransigente” a la empresa, y aseguran que Escondida reitera su intención de “no respetar la línea base establecida por el sindicato (Diario Financiero, 21/2).
La Dirección del Trabajo (DT) se ha movilizado para buscar un acuerdo entre la empresa y el sindicato, principalmente porque en 30 días de paralización ya se dejaron de producir cerca de 60 mil toneladas, equivalente a los volúmenes anuales de otras faenas chilenas, como El Salvador, de Codelco.
El gobierno de Bachelet y la Nueva Mayoría se la han jugado por la derrota de la huelga, dando el primer golpe la semana pasada cuando el juzgado del trabajo de Antofagasta le dio la razón a la empresa minera y obligó al sindicato de Escondida a que 80 trabajadores operen como equipo de emergencia vulnerando el derecho a huelga, acusando “la existencia de daños actuales en los bienes del empleador por la huelga” (El Mostrador, 16/2).
Para el gobierno, esta huelga no sólo se le presenta como un conflicto sindical en una área central de la producción sino, además, como el “ensayo” de lo que serán las perspectivas de la reforma laboral que entrará en vigencia este 1° de abril.
El incremento de la movilización sindical y las huelgas legales e ilegales en el país como consecuencia de la caída del empleo, los recortes salariales y un creciente desempleo, han encontrado como respuesta una modificación del Código del Trabajo de la dictadura aún más antiobrera y regimentadora de parte del gobierno “socialista” de Bachelet. Esta contempla entre sus puntos más complejos la introducción de los llamados “servicios mínimos” con los cuales se busca que los sindicatos mismos sean quienes garanticen una dotación de trabajadores para cubrir equipos de emergencia que aseguren en la huelga “el resguardo de los bienes corporales e instalaciones de la empresa; así como garantizar la prestación de servicios de utilidad pública y la atención de necesidades básicas de la población”. La mano dura contra los mineros va en esta misma perspectiva, donde la derrota del gobierno sería un importante paso adelante para todo el movimiento sindical.
Por el triunfo obrero
La pulseada entre los mineros de La Escondida y el gobierno no sólo está poniendo en cuestión una reivindicación salarial sino, también, la reforma laboral pinochetista heredada por la Nueva Mayoría. La burocracia sindical de la CUT, con demócratas cristianos y el partido Comunista a la cabeza, fueron redactores de la reforma laboral y, como era de esperar, no han movido un dedo para que la huelga en La Escondida triunfe.
Para este 26 de marzo está convocada por el movimiento “No más AFP” una nueva marcha contra la jubilación privada, donde es urgente que el sindicalismo combativo abra la discusión en los lugares de trabajo para el adelantamiento de esta movilización, y el reclamo a la CUT de un inmediato paro nacional por todas las reivindicaciones obreras, para parar la reforma laboral y por la victoria de la huelga en La Escondida. Si ganan los mineros, ganan y dan un paso adelante todos los trabajadores del país.