Internacionales
10/10/1996|514
¡China convierte al capitalismo a Corea del Norte!
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Prensa Obrera.
Corea del Norte -“el último dinosaurio stalinista” según lo califica la prensa europea (Le Monde, 19/9)- ha resuelto abrir sus puertas al capital extranjero. Como antes China, Vietnam o Cuba, el primer paso será la autorización de dos “zonas económicas especiales de libre comercio”, es decir, ‘zonas francas’ en las que el capitalismo y la explotación de los trabajadores serán la ley suprema. Los voceros capitalistas ya han comenzado a expresar sus esperanzas de que las ‘zonas económicas especiales’ jueguen en Corea el mismo papel que en China. The New York Times (20/9) especula con que “las zonas económicas especiales pueden marcar el comienzo de la transformación de Corea del Norte”.
En un reciente ‘forum’ internacional patrocinado por la ONU, que contó con la presencia de 440 inversionistas de 26 países, se anunció que las ‘zonas económicas especiales’ serán radicadas en Rajin y Sonborg, regiones agrarias situadas en la frontera con Rusia y China. Ya fueron presentados 14 proyectos por 826 millones de dólares, entre ellos, la construcción de una planta de almacenaje de combustible por parte de Shell.
Según Le Monde (19/9), en Corea rige ¡todavía! “un salario mínimo poco competitivo de 80 dólares mensuales (contra 60 de China y todavía menos de Vietnam)”.
Las principales inversoras en las nuevas ‘zonas especiales’ coreanas son varias compañías chinas (capitalistas, claro), tanto del continente como de Hong Kong. Detrás de estas compañías está el propio gobierno de Pekín, que “ha presionado a los industriales de Hong Kong para que inviertan en Corea, en reciprocidad a un tratamiento favorable, después de que la colonia británica retome al dominio chino en el próximo mes de julio” (The Wall Street Journal, 16/9). Uno de los grandes capitalistas envuelto en los negocios coreanos -Peter Yu, de la Jet Air International Group, una compañía de transportes de Hong Kong- informa que en una reciente entrevista privada, el viceprimer ministro chino para el comercio exterior “sugirió que Pekín asistiría a las compañías chinas dispuestas a desarrollar la infraestructura coreana”. Semejantes “sugestiones de alto nivel”, claro, no pueden dejarse de lado. “Cuando alguien de ese nivel dice una cosa así -concluye el capitalista hongkonés- es una clara señal para comenzar a invertir” (ídem). Mientras se discute si China es todavía (¡todavía!) un “estado obrero”, China juega el principal papel en la penetración del capitalismo en Corea del Norte.
Aunque poco conocido, existe un amplio proceso de integración de la burocracia norcoreana al ‘orden’ político y económico imperialista. En 1997, Corea ingresará al Banco Asiático de Desarrollo (ADB), un organismo financiero que juega un papel similar al BID en América Latina y que, como éste, trabaja en estrecha colaboración con el FMI y el Banco Mundial. Ya existe la Organización para el Desarrollo de la Península de Corea (Kedo), “que integran 13 gobiernos y que fue puesta en marcha después de que los Estados Unidos alcanzaran un acuerdo con Corea del Norte para aprovisionarla con plantas nucleares ‘seguras’ de generación eléctrica, en reciprocidad a su decisión de congelar y posteriormente desarmar su anterior programa de reactores de grafito (que podía ser usado para producir armamentos atómicos)” (Financial Times, 16/9). Los países que financian al Kedo son Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y… Corea del Sur. Los acuerdos establecen que “Corea del Sur, cuya empresa de servicios públicos Kepco está dirigiendo el proyecto, jugará un papel central”: junto con Japón, deberá cubrir los costos de capital de las nuevas plantas, mientras que los restantes países proveerán a Corea del Norte con 500.000 toneladas anuales de combustible, hasta que estas plantas estén terminadas. A todo esto hay que agregar “las inversiones de Corea del Sur en el Norte (que) han comenzado recientemente” (Financial Times, 21/8).