China: pueblada contra los despidos

Veinte mil enfurecidos trabajadores de la mina de molibdeno de Huludao (en el noreste de China) y varios miles de familiares apedrearon edificios públicos, cortaron rutas y calles y quemaron autos oficiales en repudio al cierre de la mina ordenado por el gobierno. La movilización, que comenzó a mediados de febrero y se extendió a varias ciudades cercanas, recién pudo ser contenida por la policía, a duras penas, a fin de mes. Huludao y varias ciudades cercanas han estado ocupadas por la policía hasta fines de marzo. Varios de los dirigentes de la pueblada han sido detenidos. La rebelión obrera fue mantenida en secreto por la burocracia y sólo a principios de este mes se supo de ella fuera de China.


La pueblada de Huludao, que ha sido calificada como “la mayor explosión de descontento obrero de los últimos años” (Financial Times, 3/4), comenzó con el anuncio del cierre de la mina y el pago de una indemnización miserable. Después del pago de la indemnización, los trabajadores no recibirían asistencia social de ningún tipo. Todo esto significaba la muerte de la ciudad, cuya única fuente de trabajo es la mina.


El cierre de la mina de Huludao es la consecuencia del acuerdo semicolonial firmado por China con Estados Unidos a fines del año pasado con vistas a su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este acuerdo estableció la rebaja de los aranceles de ingreso de exportaciones norteamericanas a China, lo que ya está provocando el cierre de las empresas estatales “ineficientes”, como la mina de Huludao. Pero en la misma situación están “miles de fábricas de acero, metalúrgicas, cementeras y textiles, que serán cerradas en el curso de este año” (ídem). Un informe del Banco Mundial calcula que un tercio de los 140 millones de trabajadores de las empresas estatales podrían ser prescindibles.


Pero en la misma medida en que la burocracia china acelera los despidos y los cierres de empresas estatales, los “incidentes de descontento laboral han venido aumentando en los últimos años” (ídem): huelgas, manifestaciones y cortes de rutas y grandes avenidas se repiten “regularmente” (ídem) en todo el noreste de China.


Con 18 millones de desempleados en las ciudades (que no cuentan con ninguna protección social) y 100 millones de campesinos que padecen desempleo estacional, el despido de varios millones de trabajadores estatales plantea la perspectiva de un agravamiento sin precedentes de la lucha de clases en China.