Un signo de los tiempos: Foxconn, la mayor industria electrónica del mundo, con 1,3 millones de trabajadores, que produce componentes para Apple y varios otros, con mega instalaciones en China, acaba de firmar un memorando de entendimiento para invertir 5 mil millones de dólares… en la India, en un período de cinco años.

En parte para aligerar el impacto de los salarios crecientes en China.

Mientras tanto, en la ciudad de Dongguan en China, los trabajadores de Ever Force Toys and Electronics protestaban enojados por el atraso en los salarios de tres meses. La compañía dijo a sus empleados que estaba insolvente. Las protestas terminaron cuando se les pagó parte de la deuda a sus 700 obreros y la policía los doblegó por la fuerza.

Estos cierres de plantas y salarios impagos se repiten por toda China.

De acuerdo con el Wall Street Journal: “El número de huelgas y protestas laborales en China continental, que reporta el China Labour Bulletin, de Hong Kong, se duplicó en el año que terminó en abril-junio. El informativo registró 558 huelgas y protestas obreras en el segundo cuatrimestre, hasta 1.218 incidentes en junio, comparado con los 1.379 que tuvieron lugar a lo largo de todo el año”.

Las exportaciones han caído un 8,3% en julio respecto al año pasado: 13% con Japón, 12,3% a Europa. A Estados Unidos, la gran importadora, un 1,3%. El registro de containers embarcados desde los puertos de China, cayó un 2,3%, a su punto más bajo, incluso respecto a 1998. Este registro decepcionante está en función de la sobre oferta de barcos y demanda débil de productos manufacturados en China. En el año, las importaciones cayeron, en yuanes, un 14,6 por ciento.

Los precios de fábrica cayeron en julio un 5,4% anual, en su mes 40 de caída, el peor nivel desde octubre de 2009. ¿Razones? Hundimiento de los precios de materias primas, presiones competitivas contra la industria y demanda débil.

Las reservas monetarias internacionales de China se está hundiendo: 42 mil millones de dólares en julio, el tercer mes seguido. De 3,99 billones de dólares, en su máximo, han pasado a 3,65 billones de dólares. La causa de esta salida persistente de capitales es la valorización del dólar y la preocupación de un crecimiento económico débil en la segunda mitad de este año.

La economía enfrenta las consecuencias de sobre producción inmobiliaria financiada a crédito y una sobre incentivación, que arrastran al conjunto de la economía.